capítulo veinticuatro

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Kayleah.

Anoche reservé mi boleto de vuelta, mi tiempo aquí había caducado y tenía cosas que hacer. Conversé con Harry la idea de la revista digital con unas cuantas copias físicas si es que llegase a tener éxito y le gustó, me motivó a que lo hiciera pero las oportunidades aquí, por lo menos para una extranjera que no conocía el rubro en Reino Unido, eran escasas, así que volvería a Los Ángeles. Debo admitir que he estado nostálgica desde que me llegó el correo, Harry estará conmigo estos últimos días antes de irse a Italia, la última noche juntos me va a llevar con su equipo de fútbol, tiene un partido y quiere que esté allí para alentarlo, tampoco me apetecía quedarme sola en su casa con mis maletas listas.

—Buenos días, cariño —besó mi mejilla con sus manos posadas en mi cintura— ¿cómo amaneciste? —Me escondí en su cuello sin querer responder, no quería que cargara con mi pena sobre el viaje—. ¿Te parece si vamos por el desayuno fuera? El día está perfecto, por fin un poco de sol entre tantos días nublados.

—Mientras no te moleste a ti, yo estoy bien —me encogí de hombros aún escondida en su piel.

—Ya van sospechando que salgo con alguien, en cualquier momento deberán saber de esto —susurró—. Quiero que estos días sean los mejores para ti, después de todo, estás en mis tierras y quiero hacerte sentir más que bienvenida a volver cuando desees.

—Te lo agradezco mucho.

Nos quedamos cerca de una hora en la cama, compartiendo suaves besos y caricias hasta que nos dimos cuenta que si no nos levantábamos no alcanzaríamos a desayunar, poco me importaba a mi pero él parecía no saltarse ninguna comida en el día y se aseguraba de que yo lo hiciera también. El otro día, cuando Sarah vino a hacerme compañía me sentí algo lastimada por el tema que tocó, Harry debe de haberle dicho pero sé que se preocupan y por eso me dieron las vitaminas, que las ingiero a diario, a l final, mientras no tengan calorías, por mi está bien. No hablé con él sobre eso, sin embargo, espero que se encuentre más tranquilo.

Vistiendo una falda pegada al cuerpo que llevara a la mitad del muslo, una blusa ligera y un cardigan que saqué del closet de Harry, nos encaminamos hasta una cafetería que parecía encantarle al castaño y repetía que no sabía por qué nunca me llevó ahí. Él llevaba unos shorts y una camisa rosa, se bronceaba con facilidad y sus piernas eran el claro ejemplo de eso, en el camino me habló de sus tatuajes, la mayoría no llevaban a un significado más allá pero me gustaban y se lo hice saber. No estaría ahí para ver cómo grababa Golden, en ese viaje anterior que hicimos a la costa lo estuve esperando y ahora sé que tendré que esperar a que salga para verlo, Harry no le gusta dar mucha información de sus proyectos aunque, por lo que sé, termina siempre filtrándose.

Alessandro no ha llamado y estuve muy nerviosa, si no fuera porque Harry me ha estado distrayendo, probablemente ya hubiese tenido alguna crisis de pánico. Llegará una llamada en algún momento, no pierdo la fe, menos cuando hay gente apoyándome y alentando mis sueños. A pesar de que extrañaré a mi compañero en cantidades enormes, tengo que seguir adelante con mis planes aunque sean espontáneos, necesitaba impulsos que me llevaran a lo que estoy apunto de hacer.

Más de una persona reconoció a tal celebridad, intente mantenerme entre las sombras si es que alguien lo detenía, a petición de algunas personas tomé sus fotografías. No fue mucho, pero me ponía bastante nerviosa. 

La cafetería contaba con una segunda planta y hasta allí me llevó, saludó a los trabajadores como si los conociera de toda la vida. Nos atendieron rápido y contaban con una carta de desayunos exquisita. Dejé que el ojiverde eligiera por mi, era demasiada información y conocía lo básico, siendo siempre la que compraba desayuno camino al trabajo o antes a la universidad.

Alive H.S. ©Where stories live. Discover now