capítulo veintinueve

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Harry

Italia es un lugar al que le tengo mucho aprecio, no solo por el cariño, sino, hay tranquilidad donde me quedo. La gente no se me viene encima, puedo caminar en mis ropas más indecentes por la calle y no me critican por ello.

Hoy estaríamos grabando para Golden una vez más, y por fin podría ver la cara de Kayleah después de bastante tiempo; ambos habíamos estado muy ocupados, y luego de que me enviara esas fotos que me dejaron sin aliento, me di cuenta de lo mucho que la extrañaba. No me bastaba con los mensajes o llamadas, quería estar con ella, abrazarla, quererla y ayudarla porque a pesar de que no me contaba nada, seguía teniendo esos pensamientos de que cualquier cosa le podía suceder por descuidarse de si misma. 

Su mejor amiga me seguía hablando preguntándome cómo estaba, que aún no se hablaban y le preocupaba que algo le sucediera, a lo que respondía que estaba con Simon, que él sabría más que yo. No me gustaba la idea de que otro hombre se mantuviera tan cerca pero se conocen de toda la vida y yo confío en Kay. Lo que me hace inundar mi mente de pensamientos de que fue él que la vio con aquellas prendas que se cernían en su delicado cuerpo, que tomó las fotos y que la ayudó a eliminar su timidez por una cierta cantidad de tiempo; me ponía un poco celoso por el hecho de que la viera así, sin embargo, se me inflaba el pecho de que se pudiera ver así misma de otra forma, una muy hermosa.

Sabía que el rumor de la grabación se había expandido y que en cualquier momento la privacidad que tuvimos en un principio se vería interrumpida y tendríamos que utilizar la seguridad para cerrar calles, las que se pudieran. Lo que me llevaba a querer tener todas las tomas lo antes posible e irme a Los Ángeles, cosa que no le he contado a nadie pero está más pronto a suceder de lo que, incluso, yo mismo me imaginaba. Extrañaba mucho a cierta castaña de ojos azules que se me aparecía en sueños.

—Una vez más —me avisó el director—. Recuerda que estamos intentando hacer las tomas sin cortes o sin repetirlas, por lo que necesito que sigas viendo la cámara y no te distraigas con las personas —asentí, sé que estaba muy inmerso en mis pensamientos y que a la primera me despistaba de lo que estaba haciendo pero sentía la necesidad de ver la hora a cada rato.

Empecé a correr a conciencia de la cámara siguiéndome, comenzaba a hacer frío y yo solo llevaba un short y una camisa que se abría con el viento. El atardecer se hacía presente, los abuelos que vivían por el sector caminaban por la costanera admirando la playa. Corrí, el viento chocaba con mi cara mientras intentaba modular las palabras de mi propia canción, quería reírme al tragar el aire que hacía cosquillas dentro de mi boca. Estaba llegando al fin y eso sería todo por hoy, mañana quedaban unas improvisadas tomas que se nos ocurrieron de último minuto con un traje celeste y unos pantalones a cuadrillé.

Envié una lista de personas para que recibieran el collar que se volvería significativo del video, en ella estaba Kay y le tenía que avisar para que estuviera atenta al correo. Me preguntará qué estoy haciendo para el video y como es tan reacia a utilizar redes sociales, no se dará cuenta que los fans tienen más información que ella porque no puedo decirle por confidencialidad del contrato.

Ayudé a la producción a guardar las cosas donde no pudieran sufrir mayores daños, aunque los equipos de grabación se llevaban sus cámaras a donde sea que se estuvieran quedando y me fui a mi pequeña casa que daba vista al mar. Me di una ducha con agua caliente y me preparé para tirarme a la cama con el móvil en las manos pendiente de la pronta llamada que se llevaría a cabo. 

Algunas gotas de mi cabello mojado cayeron en mi cara y a la vez la pantalla del móvil se iluminaba, contesté sin quitar lo que tanto me molestaba en el ojo, justo cuando se conectó a la cámara una sonriente Kayleah me estaba secando las ojeras, quien cambió rápidamente su expresión.

Alive H.S. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora