Capítulo 9

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Cooper no estaba entendiendo absolutamente nada de su clase de matemáticas, escuchaba al profesor explicar los diferentes ejercicios pero el simplemente no podía comprender ni una sola palabra de lo que este decía. Dejo escapar un suspiro y recargo su barbilla en su mano de forma aburrida. Ya se venían los exámenes finales y presentía que le iba a ir mal nuevamente.

Intento concentrarse, pero fue en vano, se había acostumbrado a la forma en la Jace le explicaba, siempre siendo paciente con él, explicándole cada paso, hablando con su dulce pero masculina voz que hacía a Cooper flaquear. Y ahí estaba de nuevo pensado en el rubio, no podía sacárselo de la cabeza por nada del mundo, siempre venía a su mente en todo momento, como justo ahora intentando imaginarse que era Jace quien le explicaba para no morir en lo que quedaba de clases.

Por suerte ya solo quedaban unos minutos para terminar y Cooper esperaba encontrarse al rubio por los pasillos de la escuela para invitarlo a pasar la tarde con él. Al sonar la campana que indicaba que la hora de clase había terminado, guardo sus cosas en su mochila y rápidamente salió del salón.

Iba caminando por los pasillos, deteniéndose cuando vio al rubio en su casillero, guardando y organizando sus cuadernos. No pudo evitar dejar escapar una sonrisa, tomándose un tiempo para admirar lo lindo que se veía Jace simplemente ordenando su casillero. Luego comenzó a caminar a pasos lentos, metiéndose las manos en sus bolsillos para simular que iba relajado y no ansioso por hablar con el rubio.

Porque si, desde aquel pequeño cumplido no podía evitar sentirse nervioso cuando estaba cerca de Jace; después de esa declaración, sus sentimientos y emociones con respecto al rubio solo comenzaron a incrementar y aunque lo intentara, no había nada que pudiera hacer para detenerlos (tampoco quería que estos lo hicieran). Por supuesto que no hablaron de eso, ambos jóvenes siguieron actuando con normalidad, su amistad seguía siendo la misma sin ninguna incomodidad; Jace se tomó bien el cumplido y pareció no molestarle, para alivio del castaño. Este tampoco menciono nada al día siguiente y al igual que el casi beso en el baño, lo dejaron en el pasado. Claro, ninguno de los dos tenía conocimiento de que el otro pensaba en esos momentos constantemente.

—Hola, tutor favorito —saludo el castaño, recargándose en los casilleros de al lado.

—Soy el único tutor que has tenido — Comento riéndose de forma leve antes de mirar a Cooper y regalarle una sonrisa.

—Si... oye, tengo entrenamiento justo ahora, pero más tarde estoy libre. ¿Te gustaría hacer algo? —pregunto, dejando descansar su espalda en el casillero para parecer relajado y no nervioso por la propuesta que acaba de hacerle. ¿Desde cuándo se ponía nervioso por algo tan simple?, no lo sabía.

Un sonrojo se dejó ver en las mejillas de Jace mientras lentamente guardaba el libro dentro de su casillero, tomándose unos segundos para calmarse y no gritar de la emoción porque Cooper lo estaba invitando a pasar el rato después de clases. Estaba a punto de decir que sí, pero luego recordó...

—Me gustaría, pero tengo ensayo para el decatlón después de clases —murmuro desanimado, casi enojándose. Por primera vez deseaba no estar en el decatlón ni en sus clases particulares.

—Oh si, por supuesto —Cooper se recompuso pues también se había decepcionado de esa respuesta — ¿puedo acompañarte? —soltó de repente, sin tener tiempo de detener sus palabras. Últimamente no tenía control de sus palabras.

Jace tardo unos segundos en responder, se había quedado bloqueado ante la propuesta. Con sus ojos bien abiertos podía verse su asombroso. ¿Cooper queriendo ir a una de sus clases de ciencias otra vez? Era inevitable no quedarse sorprendido.

—Amm, si —dijo luego de espabilarse y volver a la realidad —me encantaría.

Cooper le regalo una brillante sonrisa antes de despedirse. Jace lo miro irse con una sonrisa, volviendo a sonrojarse un poco.

El tutor de mi corazón.Where stories live. Discover now