Capítulo 25

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Llegaron a casa de Jace sin saber lo que hacían, simplemente habían comenzado a besarse y una cosa llevo a la otra. Hace mucho que no tenían un encuentro tan acalorado como el de aquella noche, debían admitir que se extrañaban bastante, por muy tonto que eso sonara, ya que se veían todos los días. Entraron a la casa en medio de besos y caricias, Cooper golpeo su espalda contra la madera de la puerta, en el proceso, empujando a Jace hacia su cuerpo.

Lo sujetaba por la cintura mientras que Jace se aferraba a su cuello. El beso, al principio dulce y gentil, se había vuelto brusco y lleno de saliva. Mordían sus labios queriendo tener la superioridad en el asunto. Al final Cooper ganó esa competencia, no porque Jace no le hubiera dado batalla, sino porque el rubio se dejó sucumbir a los toques y caricias del castaño, bajando su guardia y dejando que Cooper tomara control de la situación. Así lo hizo y pronto, entre una sesión acalorada de besos, comenzaron a caminar hacia las escaleras. No había nadie en casa, Henry siendo el único. El canino intentaba envolverse en las piernas de su dueño para llamar su atención, pero Jace estaba demasiado ocupado siendo comido a besos por su novio.

Cooper bajo una de sus manos hacia la pierna de Jace, con la otra lo envolvió por la cintura. En un movimiento, lo alzó. Jace se asustó por el repentino cambio de posición, por inercia enrolló sus piernas alrededor de las caderas de Cooper, se enganchó en ella y ahí se quedó. Mientras tanto, el beso había terminado, ahora jadeantes se miraban uno al otro. Jace, un poco más nervioso, debió a la nueva posición en que estaban. Cooper estaba tranquilo, con la fuerza suficiente para sostener a su novio sin caerse. Pero supo que Jace estaba algo sorprendido por eso, así que decidió decir algo.

—Si quieres que te baje...

El movimiento de cabeza de Jace le dijo que no quería, sonriendo levemente y dejó un tierno beso en su sonrojada nariz.

—Estoy bien, es solo... esto es nuevo —se rio de forma nerviosa —pero no quiero que me bajes.

Cooper sonrió entre coqueto y feliz antes de que sus labios volvieran a conectarse, Jace ya se había adaptado a estar así, ahora quería continuar con lo interrumpido. Cooper entendió que ya no había nervios y procedió a caminar los últimos pasos que le faltaran para llegar a las escaleras. Entre risas tiernas y movimientos torpes, llegaron al siguiente piso. Henry los seguía y ambos jóvenes agradecieron no haberse tropezado cuando Henry paso por su lado. Con las mejillas sonrojadas y pequeños besos, llegaron a la habitación de Jace. Cooper lo bajo con sutileza, dejándolo en el suelo con todo el cuidado del mundo. Jace se mareó un poco, por el movimiento y la emoción, respiraba con dificultad, trataron de recuperarse del momento. Cooper, por su parte, se dio la vuelta para cerrar la puerta, sacando a Henry en el proceso.

—Lo siento, amigo, no puedes estar aquí —le dijo antes de cerrar la puerta y colocarle seguro. Después se giró y le sonrió a Jace, quien tímidamente, pero con ganas de continuar, lo miraba parado desde el pie de la cama.

Cooper caminó hacia él, lo tomo una vez más por la cintura. Simplemente, lo miraba, detallando cada parte de su rostro. Jace hacia lo mismo hasta que decidió dar un paso hacia adelante y pegar su frente con la de su novio.

—No logre quitarme la camisa —murmuró, de forma sugerente, de una manera que le decía a Cooper que quería que él hiciera ese trabajo. Cooper sonrió, de esas sonrisas coquetas que siempre soltaba. Tomó a Jace del rostro, dejando un suave beso. Sus labios soltaron un leve chasquido al separarse.

—Eso se puede arreglar —susurró sensualmente antes de empujar de forma gentil a Jace en la cama, Jace tragó saliva, ansioso por lo que vendría. Cooper se subió encima de Jace, empujándolo un poco más haca arriba para que su cabeza descansara en la almohada.

El tutor de mi corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora