Capítulo 14

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Al despertar a la mañana siguiente, una gran resaca lo ataco y junto a eso todos los recuerdos. La vergüenza rápido llego hasta él y pronto se vio en el baño vomitando, expulsando en el inodoro todos sus sentimientos y emociones. Volvió a la cama y se tiro en ella, quedándose con la cara enterrada en la almohada, pensando en todo lo que había hecho y dicho la noche anterior.

Dejo escapar un suspiro y casi vuelve a vomitar cuando recordó el rostro de Jace muy cerca del suyo casi a punto de confesarle que le gustaba. ¿Cómo se le ocurre hacer eso? ¿Cómo se le ocurre irse borracho a casa de Jace? Se golpeó un poco con la almohada, era un completo estúpido. ¿Que estará pensando Jace ahora sobre él? Probablemente este molesto por su comportamiento, llegar así a su casa y actuar de la forma en que actuó fue muy irrespetuoso de su parte. Entendería si Jace no volvía a hablarle después de eso, sinceramente, tiene vergüenza de verlo a la cara.

Con un horrible dolor de cabeza, se levantó de la cama y decidió salir a correr un poco antes de ir a la escuela y despegar la mente, alejar los pensamientos del rubio (y un poco su resaca); pero aun así, Jace estuvo en su cabeza todo el tiempo. Tanto que ni le importo las miradas poco discretas que sus vecinas le lanzaban cuando lo veían pasar correr, desde jóvenes hasta sus madres (todas sexys y atractivas).

Si fuera en otra ocasión se acercaría a ellas y actuaría como el lindo y amable vecino dispuesto a ayudarlas a podar el césped o con algún quehacer en el hogar que ellas no podían hacer, siempre usando la excusa de que sus esposos no se encontraban en casa para hacer tal trabajo, eso poco le importaba, siempre y cuando pudiera pasar el rato coqueteando descaradamente con mujeres sexys y atractivas.

Pero ese no era el caso de hoy, ni siquiera eso le importo, incluso rechazo a una de sus vecinas que le pedía ayuda para reparar una repisa. Eso fue muy extraño de su parte, pero es que esas mujeres atractivas no era lo que él quería; su mente y corazón estaban solo en Jace, Jace era todo lo que quería en su vida.

Eso le molestaba un poco, ¿cómo había pasado de ser un casanova a estar enamorado del chico más nerd que alguna vez haya conocido?. Oh, enamorado, eso sí que iba más allá de todo lo que alguna vez pensó y lo carcomía por dentro.

Llego a casa una hora después, todo sudoroso y cansado, pero un poco más relajado. Algo de ejercicio siempre lo ayudaba a recomponerse. Irónico, pero él no es de esos que se mueren después de una resaca, es bastante fuerte para sobrellevarlas. Tomo una botella de agua y mientras bebía subió hasta su habitación, no tenía muchas ganas de prepararse para la escuela; prefería faltar y quedarse en cama. Eso hizo, se quedó en cama todo el día, envuelto en una cobija.

Estuvo en su habitación hasta que la noche llego, ignorando a todo el mundo a su alrededor. Agradecía tener su propio baño privado, así no tenía que salir de su cuarto. Se hizo su propio nido en la cama, oculto bajo las sabanas. En algún momento sintió a su madre entrar, esta no le dijo nada y Cooper agradeció que le diera la privacidad que necesitaba. Cuando se fue, salió de su escondite, encontrando una bandeja con comida y una pastilla en la mesa de noche, sonrió de lado mirando el plato.

Decidido comer, es lo menos que podía hacer. No tenía hambre, pero no quería desperdiciar la comida de su madre. Sentado y de forma desanimaba, tomo el tenedor y comenzó a picar la comida, lentamente se la llevo a la boca, masticando sin prisa. Miraba a un punto fijo mientras comía, recordando de nuevo todos los acontecimientos. Flashbacks venían a su mente, el rostro de Jace preocupado llegaba hacia él, su toque y suavidad también. Cerró sus ojos cuando recordó que incluso había llorado frente a él. Que patético, pensó.

Al terminar su comida, se tomó la aspirina para el dolor de cabeza y volvió a esconderse bajo las sabanas. Pensando en Jace una y otra vez hasta que se quedó dormido.

El tutor de mi corazón.Where stories live. Discover now