Capítulo 17

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La cita — Tercera y ultima parte.


Después de ese mágico momento cuando los fuegos artificiales acabaron, decidieron que ya era momento de irse a casa. El viaje en auto fue diferente esta vez, pero eso poco le importaba al par de enamorados que se miraban de reojo cada vez que tenían oportunidad. Estaban algo nerviosos, todavía con las emociones recorriendo sus cuerpos, creando un ambiente agradable dentro del auto.

Había silencio entre ellos, a un volumen bajo la música sonaba en la radio. Todo lo demás era comodidad y amor. Jace miraba por la ventana, cohibido de nervios en su asiento. Iba con una sonrisa tonta mientras en su mente se reproducía el momento que había compartido con el castaño. Cooper por su parte, iba concentrado en la carretera, evitando a toda costa no perderse en el chico que tenía a su lado. Su corazón seguía acelerado por el momento, todavía sentía frio y un centenar de mariposas recorrer su cuerpo, pero estaba feliz, más feliz que nunca.

Pronto llegaron a casa del rubio, pero no tenían prisa por bajar, ninguno de los dos quería despedirse, mucho menos separarse del otro. Se miraron regalándose una sonrisa tímida. Jace volvió a sonrojarse, apartando un poco la mirada. Cooper se mordió el labio para no reírse de su ternura y que este la malinterpretara. Acerco su mano hacia la de Jace y la tomo con cuidado, capto la mirada del rubio de nuevo y antes de que pudiera decir algo, llevo la mano hacia sus labios y dejo un pequeño pero amoroso beso en su dorso.

—La pase muy bien hoy —murmuro lentamente bajando su mano, sin apartar su mirada de los ojos chocolates.

—Yo también —murmuro de vuelta el rubio.

Sonrieron de nuevo y después se quedaron en un cálido silencio, simplemente acariciando su mano, jugando con sus dedos, un lenguaje que inconscientemente habían creado. No necesitaban decir palabras cuando con un simple roce se decían todo.

—Bueno... creo que debería irme ya.

—Si... —a regañadientes Cooper soltó su mano —no te olvides del señor dottie.

—¿Señor dottie? —Jace frunció el ceño, sin embargo sonreía de forma divertida viendo al castaño agarrar al enorme oso de peliche sentado en los asientos de atrás.

—Sí, señor dottie —sonrió —se me ocurrió en el camino, pero puedes cambiarlo si quieres.

Jace negó, riéndose un poco.

—No, me gusta —dijo, agarrando al oso y abrazándolo un poco.

Después bajaron del auto, aun ante las insistencias de Jace de que podía llegar solo a la puerta de su casa. Cooper lo ignoro, entrelazo sus manos y en silencio camino hacia la puerta de su casa. Jace iba sonrojado, pero enamorado. Cuando llegaron a la puerta principal, Cooper soltó su mano para que Jace pudiera buscar sus llaves, luego se miraron, lado a lado, frente a frente.

No sabían que decir, solo se sonreirán de forma enamorada, hablando con sus ojos. Cooper fue el primero en tomar la iniciativa acercándose a Jace. Tomo su mano de forma superficial, acariciando el dorso y la palma de su mano. Sentía que había vuelto al festival, a la playa, de nuevo en ese momento mágico. Estaba ansioso por probar los labios de Jace de nuevo, estaba hambriento por el después de estar separados durante el viaje. Y Jace lo sintió, él lo sabía pues le pasaba lo mismo.

Jace se inclinó hacia Cooper y lo beso, rodeando uno de sus brazos por el cuello mientras que el otro sostenía al oso. Cooper lo tomo de la cintura como si fuera de porcelana y profundizo el beso, mordiendo ligeramente el labio de Jace, el rubio dejo escapar un jadeo que encendió por dentro a Cooper, provocando que fuera un poco más allá y empujara levemente a Jace contra la puerta antes de pegarse un poco más. Jace no se quejó, entonces Cooper supo que estaba bien y se atrevió a mover su mano, metiéndose dentro de la chaqueta de Jace pero sin tocar su piel, la dejo descansar en el plano abdomen sintiéndolo a Jace suspirar ante su toque.

El tutor de mi corazón.Where stories live. Discover now