38

1K 118 121
                                    

Podía ver, atentamente, como de a poco iban llegando más y más personas a la próxima ceremonia, ya siendo conocidos de Hiriko o personas muy cercanas, sintiendo pena por mí y por el resto de mi familia una vez que me veían.

Los presentes a medida que llegaban se me acercaban, para darme sus palabras de apoyo, que para mí, no significaban nada, solo educación de parte del contrario, no me iban a hacer sentir mejor, solo agradecía por buenos modales y reconocía sus buenas intenciones.

Pero en mi interior estaba destruida.

Mis tíos ya estaban aquí, y primos que vinieron de Tokio, solo faltaban mis padres que apenas se enteraron dijeron que vendrían en seguida, por supuesto.

No sé si estarán al tanto, si se habrán enterado de alguna forma del engaño en el sistema Koseki, mentimos utilizando su identidad, un parentesco inválido. De todas formas no deberían saberlo, pero hay mucha gente aquí, y Dahyun está a mi lado.

Mi Dahyun, luciendo un vestido negro como el mío, triste al igual que yo, brindando sus respetos, preparándose para el comienzo del fin, intentaba ser fuerte por mí, pero sé cómo se siente, se hizo amar y llegó a quererla mucho.

Lo que verdaderamente agradezco es la presencia de mis amigas, incluida la nueva integrante, es muy triste una despedida así, en un velatorio, qué más simbólico que eso. Aún no les dije lo de nuestra partida pero me estoy mentalizando.

La puerta se abrió, no reconocí al hombre que entró, pero pude ver como se acercaba hacia mi tío y le decía algo, lo cual el hombre asintió, para después localizarme y dirigirse hacia mí.

—Sana.

—¿Sí?

—Tus padres acaban de avisar que no llegarán hoy a tiempo, que tuvieron un inconveniente.

—Pero ya están todos aquí.

—Lo sé, por eso venía a decirte, si estás de acuerdo en comenzar esto ahora, que ellos llegarán mañana para el funeral.

Bueno, lo correcto en esta ocasión me parece que es, que su hijo mayor esté presente, pero tampoco podemos echar al resto cuando ya está todo preparado, sería una falta de respeto.

—Está bien, comencemos.

Estarán aquí para el funeral.

Dicho esto Katashi le fue a avisar al sacerdote para dar comienzo. Originalmente de esto se tendría que haber hecho cargo mi padre, pero al estar en Corea tuvo que organizar él todo.

Una vez ya todos acomodados, el hombre religioso dio comienzo al velatorio, haciendo lo que típicamente hacen, relatando el sutra con la atención de la gente en su persona.

Si agudizaba mi oído podía escuchar los lamentos de algunos, lo que justamente no necesitaba, con los míos era suficiente.

Yo sé que el rito lleva su tiempo, y el hombre lo demostró trayéndome así varios recuerdos.

¿Quería llorar? Quería llorar.

Pero no hoy, en este momento quería recordar a Hiriko con pleno respeto, lo que me dejó fue un recuerdo alegre, y eso era lo que quería representar.

Luego de su tiempo necesario, el sacerdote terminó, llevando a cabo la última acción del día.

De a poco, pude sentir como al rededor se iban levantando para irse, mañana los volveré a ver.

—Vamos hermosa, — me susurró Dahyun al oído — tenemos que irnos, tu tío se quedará a vigilar la habitación.

Hice lo que dijo, me paré y juntas caminamos hasta la salida.

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora