36

1K 113 30
                                    

Cuándo algo es tan repentino y causa tanto impacto, es imposible que se olvide de un día para el otro, algo así como que queda en la historia, pero no de los libros sino de la gente, quizás como una anécdota, un aprendizaje, hasta un error, pero ahí queda.

Y eso es lo que sucedió con nosotras, pocos días habían pasado luego de tan gran escándalo, si la mitad de Osaka lo sabía en ese entonces, en este periodo de tiempo se enteró el resto de la población, creciendo así las opiniones y críticas.

Nuestra vida rutinaria cambió, las miradas se intensificaron cada vez más, algunos nos miraban con intriga, otros con repudio, y algunos hasta con pena.
Llegando un pequeño sector a agredirnos verbalmente, eran los menos pero aún así estaban.

Honestamente, ambas estábamos hartas de esto, y siendo totalmente sinceras pensamos que iba a ser mucho peor, pero lo que se esparció fue solo un rumor verídico desmentido, nos movíamos camufladas, fingiendo ser primas, bajo una verdad aún más recóndita.

Nos encontrábamos en la mesa, junto con Hiriko, discutiendo las diferentes posturas.

—La cruel verdad es que no las van a dejar en paz, actualmente tienen una condena, un juicio que nunca se llevará a cabo es lo que están aconteciendo.

—Yo, —habló Dahyun — no creo que debamos irnos, me parece mal tanto desprecio, pero si la única forma de salvarnos es fuera de aquí pues me parece lo más correcto.

—Lamentablemente, esto va a perdurar toda su generación, esta ciudad no es su ciudad.

—Creo que ninguna es nuestra ciudad...

Simplemente queríamos ser libres, poder demostrarnos nuestra verdadera identidad, por lo menos en nuestro mundo de dos.

—Lo siento niñas, pero no, ese fue el precio dispuesto a pagar.

Pensándolo mucho llegamos a una conclusión, Osaka no es ese mundo, no encajamos en la monotonía de los prejuicios, la arrogancia, la necedad.

—Y el cuál estaría dispuesta a pagar infinidades de veces.

Acotó Dahyun, sujetando mi mano entre las suyas, sin dejar de poner sus ojos en mí.

"Te amo" le dije gesticulando con mis labios, recibiendo la misma respuesta de su parte.

—Bien, ustedes ya decidieron, ¿Se irán no cierto?

Ver los ojos de tristeza en la cara de la abuela me destruyeron, intentaba mantenerse fuerte para nosotras, pero hay cosas que simplemente no se pueden esconder.

No me atrevía a mirarla fijamente, sintiendo en mi interior que le estaba fallando, traicionando su afecto y a su persona, no quería dejarla atrás.

—Por favor, chicas lo que más quiero es su felicidad, no piensen en mí, ustedes tienen toda su vida por delante, no se limiten a mí.

Le apreté la pierna a Dahyun, para que por favor solucionara esto, dejándole todo el peso de la decisión a ella. Y la verdad es que a mi novia tampoco le agradaba todo esto.

—Hiriko...

—Yo las ayudaré, siempre, lo adecuado aquí es irse, ¿Se irán?

Otra vez esa pregunta, esas dos palabras capaces de tirar todo por la borda, que Dahyun se apure.

—Sí.

—Será su nuevo comienzo...

La miré, con la vista hacia abajo, simulando ser fuerte, una vil mentira, sus manos posicionadas en su garganta, apretándola tratando de apaciguar ese dolor.

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora