32

1.2K 117 13
                                    

Por suerte nos reconciliamos, lo hablamos mejor y entendimos los deseos de la otra, civilmente.

Ya aprendí la lección, y pude calmarme un poco más yo también, no estaba pensando bien, todo lo relacionado al innombrable me perturba, y Dahyun no fue ninguna excepción de mi mal genio.

Anoche dormimos más abrazadas que nunca, con miedo de lo que pueda pasar, no nos va a separar, pero si esto llega a pasar a mayores, en cualquier sentido, tenemos que aprovechar el mayor tiempo posible, aunque suene desalentador solo nos podemos aferrar a esto, el presente, y nuestros pulmones respirando segundo a segundo.

Nos causa depresión toda esta corrida, el mundo está tan jodido que le hicieron pensar que tiene un poder inexistente, y tristemente es normal, se cree superior, un Dios a nuestros femeninos ojos, que sin saberlo, lo único que nos produce es repudio, mucho.

Por qué estamos tan lejos de una vida fácil de alcanzar, y a la vez tan difícil por culpa de diversos obstáculos, nada tiene sentido, intento buscarle una respuesta a estas preguntas tan recurrentes, y a la vez tan mal vistas, como si la semejanza entre todos no existiera, haciendo a una parte superior a la otra, y excluyendo a la otra mitad de la historia, sin razón no religiosa aparente. Vaya cuento se inventaron para admirar su propio ego.

De todas formas, sé que no está todo perdido, siempre necesitas un empujoncito, dar un paso para atrás de impulso, el abismo que tenés que soportar para tomar vuelo y no detenerte jamás. Creo que de eso se trata la vida.

No nos consumiremos por la desazón.

Hiriko nos vio mal, y para que nos despejemos, nos pidió que vayamos a entregarle una paga a su modista, que le debía, aceptamos, vamos a ir las dos.

Entendí su punto de vista, la protección es mutua, sin ella no soy yo, y ella sin mí no es ella.

Es día de semana, y de tarde, por lo que la gente va a abundar en la calle, nos da un mínimo de seguridad quizás.

Fingir y actuar ya se volvió cotidiano, pasar de noviazgo a amistad cruzando la puerta, un horrible autoengaño.

—¿Por dónde queda?

Mi novia va mirando para todos lados y en todas direcciones, sin fiarse de la convicción de la multitud, apenas hicimos unos cuantos metros, la gente ya comenzaba a conglomerarse.

—Lejitos, apuremos el paso.

Caminábamos desconfiadas, con miedo de cometer cualquier error, yo iba con mi vista al frente, no prestando mucha atención a los alrededores, quería llegar y volver lo más rápido posible, ni siquiera me había puesto ropa cómoda para venir, así no llamaba la atención, empezaba a sentir las desventajas del kimono.

Con nuestra velocidad constante, ya estábamos a punto de arribar al destino, pasando, el 50% del trayecto desapercibidas.

Toqué la puerta de la casa y me atendió la modista, Seina, la conocía, he acompañado a la abuela aquí.

—Hola Sana, ¿Cómo está tu abuela?

La señora no se había percatado de la presencia de Dahyun, media ciega se puso, así que me corrí un poquito para que la vea y no la ignore.

—Oh, tienes compañía, ¿Cómo te llamas querida? Nunca te había visto.

—Mucho gusto, me llamo Dai, soy prima de Sana.

—¿En serio? O sea que Hiriko es tu abuela, ¿Eres hija de Katashi? —el otro hijo de Hiriko.

Por suerte no, que incestuoso.

—Así es, sí, vine de visita yo sola, el resto se quedó en Tokio, y respondiendo a su primera pregunta, la abuela se encuentra bien.

—Qué bueno, me alegro por ella.

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora