17

1.8K 202 76
                                    

Estoy atrapada, en un mundo donde mi situación es asquerosamente común, que atente a mi libertad es como una violación de mis derechos, no soy mía, no me pertenezco. Algo completamente incorrecto, con lo que yo tengo que callarme la boca y aceptarlo, sin poder ser mi propia dueña y acatar los mandamientos.

No hay forma, no la hay, de superar este infierno, de seguir adelante. En esta vida me enseñaron a ser devota, solo por obligación, discrepo totalmente que lo hayan hecho por que querían, fue su forma de protegerme, me querían tanto que siempre me dijeron que esa era la única forma, de velar por mí misma. Pero tampoco funcionó ni va a funcionar, seguí todo al pie de la letra pero aún así no mejora, ni empeora más aún, sigo siendo esclava de sus maltratos.

Quiero armarme de valor, buscar la solución, una forma de escaparme de esto, me hicieron creer que en serio no lo merezco y me lo dijeron con total honestidad, alguien que de verdad me quiere, más que eso.

No me esperaba su confesión pero encendió algo dentro de mí, ilusión, cuyo significado había olvidado hace mucho, no todo está perdido, ella se propuso a ayudarme, y voy a tomar su palabra.

Enfrentarme a mis miedos, el precio que hay que pagar.

Aún no estoy segura si es amor lo que siento exactamente por esta señorita, pero puedo asegurar que se asemeja. Aún desconfìo, no voy a volver a soportar salir herida, pero dudo que algo sea peor que esto.

Jinyoung había vuelto del bar hacía un rato, me había mandado a hacer la comida, ya pasó una hora de esto, no faltaba mucho para que me mostrara su presencia de vuelta.

Voy a esperar y demostrar lo que aprendí este último tiempo, lo que me demostraron, que soy capaz de hacer y ser con unas simples palabras de aliento, ese es su poder, cambiar para mejor o peor, este último ya lo experimenté, ahora es el turno del bienestar. No sé qué me deparará del futuro, es incierto, pero con la persona correcta todo puede ser absolutamente diferente.

El momento ya casi había llegado, podía escuchar a ese verdugo acercarse, con total impunidad, con la idea errónea.

—¿Y la comida? ¿Acaso no escuchas?

Respiré profundo, el momento había llegado.

—Sí, pero a ti no más.

—¿Qué? ¿Escuché bien?

Se me estaba acercando, no iba a retroceder, de una forma u otra iba a salir de aquí. Su olor a alcohol era repugnante, esto no terminaría bien, apenas podía mantenerse cuerdo.

—No soy tu sirvienta.

Se detuvo, a algunos centímetros.

—Pero claro que lo eres, yo te mantengo, tú me perteneces. — solo había perversidad en su voz, y una media sonrisa siniestra.

—Yo solo me pertenezco a mi misma.

—¿Qué idioteces dices? Ve a hacerme la comida y déjate de hacer el ridículo.

Super seguro de que iba a obedecer intentó volver por donde vino.

—No.

Ya se veía irritado.

—Mira, pasé un buen rato con los muchachos en el bar, olvidándome un poco de la realidad, de la inútil mujer que vive conmigo, pero tú, — comenzó a acercarse, señalándome con el dedo. — zorra, acabas de arruinarlo. Hoy no tenía ganas de hacer esto, ¿pero tu negación sabes lo que significa?

No le iba a contestar, necesito mostrarme fuerte.

—¡¿Sabes lo que significa?!

Podía sentir su aliento nauseabundo sobre mí, se había acercado lo suficiente para hacer de esta una escena peligrosa, la misma monótona de siempre, una vez más. Su dedo estaba presionando contra mi pecho, lo hundía cada vez más.

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora