22

1.6K 168 49
                                    


Tres cabezas piensan mejor que dos, por lo que le pedimos ayuda a Jeongyeon para idear algo, las horas pasaban y el tiempo se iba acabando, si no se nos ocurría algo rápido, nuestro próximo estado iba a ser el de la desesperación.

Jeong me dio más detalles, efectivamente había hecho la denuncia, la policía se había puesto manos a la obra, haciendo rastrillajes, porque no descartaron la opción de encontrarla sin vida, quiero saber que les habrá dicho el cara dura, que historia les habrá inventado, maldito sinvergüenza.

También se enteró que están revisando las casas cercanas y del barrio, obviamente deberían tener una orden, mis padres no los dejarían entrar tan fácilmente, el problema es que ahora no se encontraban en casa, y yo no tengo poder más que mi nombre y nacionalidad, el cual dudo respeten.

Estábamos contra reloj, las ideas no surgían, o eran pésimas, tantísima presión tapaba nuestras neuronas.

Eran aproximadamente las 5 de la mañana, todavía no hemos podido pegar un ojo del nerviosismo que nos recorre, apenas nos enteramos, nos sentamos en ronda y no nos movimos aún, rezando por un milagro.

—Qué frustrante, no soy una pertenencia, y menos suya.

Dahyun estaba ahogando un sollozo, con sus manos cubriendo gran parte de su rostro, la falta de sueño y el estrés estaban comenzando a afectar.

Me senté a su lado, intentando lo imposible por reconfortarla, en vano, las chances se estaban agotando, lo más probable es que a primera hora aparezcan en la puerta de entrada.

—¿Y si te escondes? — Jeongyeon preguntó.

—No puede esconderse por siempre. — respondí por ella.

—Solo cuando vengan.

—Tampoco es que pueda esconderse de ellos y burlarlos.

—La única opción que encuentro a lo que dice Jeongyeon es que me fugue.

La miré extrañada ¿Qué se fugue? ¿Dónde quedo yo en esto?

—Olvídalo, es una idea tonta y egoísta. — se auto contestó.

Claro, se fuga, ¿Y a dónde va?
No es que haya muchos lugares a los que pueda ir, además correría más peligro, valerse por sí misma cuando te están buscando, imposible.

—Yo no creo que sea tan mala idea. — Jeongyeon se rascaba la cabeza, a la vez que se encogía de hombros.

Pero por supuesto que lo es, o sea, básicamente está todo patrullando por el ejército y los japoneses.

Los japoneses...

JAPÓN.

Soy una imbécil, ¡¿Cómo no se me ocurrió antes?!

—¡Es una idea brillante!

Voltearon a verme anonadadas, me estaba contradiciendo para ellas.

—Recién estabas en contra.

—Dahyun, eres una genia, la fuga.

—¿Qué dices?

—Nos iremos a Japón.

—¿A J-japón? — dijeron las dos al unísono.

—Sí, recuerdas que te dije que mi abuela vive ahí, estará más que encantada de recibirnos.

—Lo haces sonar tan fácil, pero, ¿Yo cómo paso? Sana, soy coreana, no sé si podré salir de aquí, y más si estoy reportada como desaparecida.

Carajo, es cierto... Aunque...

—Respecto a eso, creo que puedo hacer algo.

—¿Y eso es?

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora