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Agarré dinero, y fui a buscar a Jeongyeon por el tema de sus zapatos, pero antes me cambié, me puse mis amados pantalones y camisa y fui en su búsqueda.

Recorrí toda la casa hasta que la divisé, estaba en el jardín, haciendo no sé qué, así que me acerqué.

—Jeong, ¿Cuánto calzas?

—37, elije unos zapatos lindos, iría contigo pero tengo trabajo que hacer.

—Claro, no te preocupes.

Con Jeongyeon estábamos entablando una buena amistad, ya había más confianza, y lo agradecía. Quizás sea por el hecho que vivíamos ambas bajo el mismo techo, o sea que era inevitable que no nos viéramos, pero sea cuál sea la razón, la relación no era falsa. Había más personas en mi casa trabajando y no tenía la misma confianza que tenía con ella.

Salí del jardín y volví a entrar a mi casa para salir por la puerta principal, no había nadie de mi familia, por lo que me fui sin ser cuestionada.

El zapatero al que iría estaba en el barrio, quedaba cerca de donde yo vivía, y por ende de lo de Dahyun, espero encontrarla hoy, no quiero decepcionarme.

No tardé mucho en encontrar el pequeño negocio, es pequeño pero muy llamativo, había zapatos por todos lados, lo que se esperaría de una zapatería. Entré y el ruido de una campana se oyó, alertando a las personas que trabajan ahí, que un nuevo cliente había llegado.
Enseguida apareció una mujer, de unos 60 años muy simpática para atenderme.
Me habló pero no pude entenderle, me estaba hablando en coreano.

—Lo siento, no logro entenderle. — espeté.

La señora me miró confundida, y con un poco de fastidio, se dio cuenta que soy japonesa, me hizo una señas con la mano pero aún así no lograba entenderle.

Se formó una tensión impresionante en el ambiente, nos intercambiamos miradas por breves segundos, no sabía que hacer, tenía que comprar los zapatos, y no había otra zapatería cerca que conociera.
Estaba a punto de irme cuando escuché que alguien entró al negocio, con la señora dirigimos nuestra mirada hacia esa dirección y era ella, Dahyun, qué casualidad.

Saludó y yo solo le devolví el saludo. Sin mirarme comenzó a hablar con la señora, parecían conocerse porque la anciana estaba feliz de verla. No sé qué habrán dicho pero no tardaron mucho en cesar la conversación, en un momento me miraron y me sentí descolocada porque siguieron hablando.
Pararon de hablar y la anciana se fue para el almacén del local.

Me quedé sola con Dahyun, iba a hablar pero ella se adelantó.

—La señora Kang me pidió que te dijera que si no puedes venir en otro momento, porque su marido no está y ella no entiende japonés, por lo general él se encarga de las ventas.

—Está bien, gracias por decirme. — asintió y vimos como la señora Kang volvía con una caja entre sus manos, se la entregó a Dahyun, nos saludó y comenzó a caminar hacia la salida.

Mierda, no quería que se vaya. Y como por arte de magia se me ocurrió una brillante idea. —Dahyun. — paró en seco y se volteó a verme. —¿Puedes ser la traductora? Necesito comprar un par de zapatos hoy y no conozco otro lugar.

Lo dudó por unos momentos pero terminó asintiendo y comenzó a hablarle a la señora explicándole la situación, y ella lo entendió al instante.

—La señora Kang pregunta qué clase de zapatos necesitas.

—Unos básicos, negros en lo posible, de talle 37. — se lo tradujo a la anciana y comenzamos a ver los modelos de zapatos que ella me proporcionaba.

Por suerte el segundo par que me mostró me encantó y le pregunté a través de Dahyun si me los podía probar, dijo que sí y me fijé por el espejo como me quedaban, con Jeongyeon teníamos el mismo talle por suerte, una gran referencia. Eran hermosos así que elegí esos.

La anciana me los preparó en una caja y me los entregó, yo le dí el dinero y me despedí de ella. Dahyun aún seguía ahí, así que ambas salimos del lugar.

—Gracias, por hacer de traductora.

—De nada, no es muy común que no hablen japonés. — sin darnos cuenta comenzamos a caminar, Dahyun para su casa y yo para la mía, por suerte quedaban en la misma dirección, por lo que podía ir acompañada de ella por un corto tramo.

—Ya veo, afortunadamente tu entiendes.

—No me queda otra. — qué duras palabras.

—Entiendo, la señora Kang me miró con un poco de desagrado cuando no lograbamos entendernos.

—Mucha gente aquí no quiere a los japoneses, incluyéndome. — no sabía que responder. —Pero tú no me desagradas. — no sé porqué pero lo tomé como un halago.

—Qué suerte.

Hubo silencio.

—¿Para dónde te diriges? — me atreví a preguntar.

—Voy a mi casa, solo salí para buscar los zapatos de mi prometido, que los estaban arreglando. — con que es su prometido.

—¿No sales mucho?

—No, solo para hacer recados y diligencias, a Jinyoung no le gusta que salga más de lo debido.

—Está bien. — mentira no está bien pero no se lo iba a decir, no ahora.

Seguimos caminando sin hablar. Me adentré en mis pensamientos, por qué vive con él, se supone que hasta el casamiento tiene que vivir con sus padres o algún familiar, además parece muy joven.
Sin darme cuenta ya estábamos en la puerta de su casa.

—Adiós... — se quedó mirándome, no entendía por qué.

—¿Cómo es tu nombre?

—Lo siento, soy Sana. — qué tonta, nunca me había presentado.

—Lindo nombre.

—Gracias. — no quería irme, tengo que inventar una excusa. —¿Quieres ir a tomar un té?, llegué hace poco aquí y no tengo muchas amigas. — eran las 5 de la tarde, la hora perfecta.

—Perdón, no puedo, hoy mi novio llega temprano y tengo que preparar la comida, es muy exigente. — no lo conozco, pero por la impresión del otro día y por lo que estoy escuchando ahora ya estoy odiando a este tipo.

—Oh, bueno.

—Puede ser otro día, el viernes, que llega tarde del trabajo.

—Perfecto, el viernes te busco.

—Te esperaré, ahora me tengo que ir, adiós.

—Adiós. — me dedicó una sonrisa y se metió a la casa.

Retomé mi camino y no pude evitar pensar, este no es el semblante que Dahyun me transmitió el otro día, sino todo lo contrario. La semana pasada parecía asustadiza, desconfiada, como si me tuviera terror. Qué le habría pasado.

No tardé mucho en llegar a casa y fui a buscar a Jeongyeon, pero estaba ocupada, así que dejé la caja de zapatos en su pieza, y después me dirigí a la mía, para tirarme en mi cama a recordar lo vivido hoy.

Creo que Dahyun me atrae.

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora