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—Sana, ¿Tienes algún plan para hoy? —me preguntó Jeongyeon.

En realidad no tenía nada agendado para este día, así que solo viviría lo que me deparara el destino, o sea, interactuar con Mei y el resto.
Aprender a tejer quizás, alguna actividad constructiva, que me sirva para el futuro que según mi papito no tengo. Pero hacer un abrigo para Dahyun es algo de lo que dignarse, lo usará cuando tenga frío.

Igual, hoy no me dedicaré a eso, hablando de Dahyun me dieron ganas de ir a verla, qué mejor forma de disfrutar el presente.

—Al principio no, pero ahora sí, me diste una idea maravillosa.

—¿Cuál?

—Iré a ver a Dahyun.

—Oh, ve tú que puedes.

—Le mandaré tus saludos.

Aún era temprano, así que tenía tiempo para alistarme y desayunar en paz, sin apuro, total mis padres no estaban, se habían ido a otra ciudad, por asuntos del destacado teniente general, así que era la única Minatozaki que quedaba.

Hice todo a su debido tiempo, luego de eso me dirigí a la cocina para buscar una taza de té y algo dulce, pero me detuve cuando escuché a las chicas encargadas de la comida hablar, ya sé que no está bien escuchar conversaciones ajenas pero el tema llamó mi atención.

—Lo que pasó es horrible, ¿Cómo te enteraste?

—Me lo contó la vecina de al lado, el viejo Park le fue con el cuento, un hombre que trabaja en su casa la encontró, moribunda en su vereda, no muy lejos de aquí.

—La llevó al hospital, ¿Verdad?

—Así es, la mayoría del vecindario sabía que eran una pareja rara, pero eso es algo que no te imaginas, llegar a ese punto.

—Pobre niña, porque eso es lo que es, él no tiene buena reputación, es un borracho.

—¿Y sabes lo que le pasó? O si ella está bien.

—No, lo último que se supo es que este señor la llevó al hospital y se quedó ahí.

Mi corazón se detuvo, sentí la preocupación recorrer mi cuerpo, por favor que no sea ella.

Apareció Jeongyeon detrás y se plantó delante mío, mirándome con cara de inquietud.

—Sana por Dios, estás pálida.

Su voz alertó a las otras dos que miraron hacia nuestra dirección, sorprendidas, no sabían que las estaba escuchando.

—¿En qué hospital está? —mi voz temblaba, presa de la ansiedad.

—¿Cómo qué hospital?

—En el Joseon. —contestó una de las chicas mirándome intrigada.

—¿Alguien me puede decir que sucedió?

—Te explico en el camino, acompáñame.

La tomé de la muñeca y la hice venir conmigo, no tenía tiempo que perder. Necesitaba encontrarla ya y asegurarme de que esté bien, lastimosamente yo sabía que era ella, cabía perfectamente con la descripción.

Me contuve lo mejor posible para calmar mis emociones, no debía mostrar debilidad ni enojo, tenía que ser neutral, hasta hablar con Dahyun, pero la verdad es que estaba aterrada, no sabía que había sucedido, cómo se encontraba, sentía pánico del daño que tendría.

Le expliqué todo en el camino a Jeong, se sentía igual que yo, super impotente, pero antes de sacar conclusiones y tomar decisiones impulsivas, nuestra principal prioridad era llegar a ese hospital.

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora