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Cuarenta y tres

Crawford Kim Rose

¿Cómo se vive sabiendo algo como eso? Se había cuestionado así misma.

Y a pesar de que Yoongi y Jimin habían prometido no decir nada, las llamadas y mensajes de Jin le demostraron que algo totalmente diferente había pasado.

Pero realmente aquello ya no le importaba.

Se había pasado en la que alguna vez fue su habitación por largas semanas escondía bajo sus sábanas.

Se había planteado una y mil historias, en algunas se sentía como la víctima y en otras como la victimaria.

Se había sentido cruel, algo estúpida y cansada de todo aquello.

Habían tantas emociones dentro de sí que incluso se le hacía difícil, entenderlas.

Estaba dolida, ofendida, molesta y hasta se odiaba a sí misma.

Pero aquella noche en medio de la oscuridad, mientras se levantaba de su cama y camina hasta el vidrio de la ventana por el cual había visto por tanto tiempo en su juventud, sin saber cómo continuaría, hasta que conoció a Jin.

Casi como un dejavú se sintió en la misma posición, no tenía una respuesta, pero en medio de la furia y el odio pudo encontrar algo que aún la mantendría con vida. Algo que tenía que hacer antes de concluir.

-Amor- había replicado por el teléfono en cuanto su llamado fue contestado -Hablemos por favor- rogó pero Rose sentía que no había nada de lo que hablar.

Lo sabía todo y se sentía ambivalente en el tema.

Quizá podría salvarla una vez más, sin embargo ahora sentía que aquel ángel más bien, lograría su condenación.

-Estoy en casa de mis padres- había explicado -¿Cuánto crees que tardes en llegar?

Aquella voz, parecía haber cambiado, y él lo sabía.

Rose, no sería la misma luego de saberlo, y él había sido parte de todo aquello.

Y ningún pedido era grande, nunca fue suficiente lo que él le dio.
Podía reconocer aquella casa y la mujer que lo esperaba dentro de ella, la forma en la que aquella bata reposaba sobre su cuerpo y como sus cabellos se resbalaban en hermosas cortinas doradas.

Pero sabía que le había mentido, sabía que ella lo sabía.

La primera vez que la conoció, aquellos ojos lo cautivaron, la impresión que le recordaban a la fina línea entre la vida y la muerde.

El dolor y la desolación, pero más que nada la inocencia, ella era todo lo que Jin había perdido aquella noche.

Y se sintió atraído por aquello, y quizá darle lo que ella parecía no tener. Fuerzas para continuar.

Pero ahora como podía salvarla si las mentiras habían sido reveladas.

Porque en medio de tanto amor, después de todo el dolor.

Incluso cuando lo habían obligado a apartarse, Jin siempre supo que tampoco podría revelarlo, jamás destruiría a su amigo de esa forma, sabiendo que Jungkook le había arrebatado lo que él más amaba, se lo había permitido.

Porque Jin había visto como ese niño de ojos dulces había muerto aquella noche junto al hermano de Rose.

Y falsamente creyó que si él no podía salvarla de aquel dolor. Quizá Jungkook y Rose se salvarían el uno al otro.

Después de todo eran dos almas rotas buscando amor. Por eso había aceptado sin reproches su boda, él la amaba y jamás odio a Jungkook "no había sido su culpa, se había repetido durante todos esos años" y si ella decía amar a alguien más. No le arrebataría eso.

Pero que equivocado se sintió, cuando vio que aquella flor pareció empezar a marchitarse más.

Y fue así como supo que aún le debía más, aún le debía esa lucha que no dio en el pasado.

Pero ¿Porqué el destino era tan cruel que siempre que parecía que estarían juntos los volvía a separar?

Aquel departamento estaba a oscuras, pero el reflejo de la mujer se podía ver, como a pasos leves caminaba hacia él.

Fue ahí cuando Jin sintió que los papeles habían cambiado, la primera vez que habían estado en ese apartamento a solas con ella, Rose temblaba de miedo, pero ahora era él era quien estaba nervioso.

-Ya lo sé- había expresado tomando la mano de Jin -Realmente no quiero hablar contigo... ni siquiera creo poder tolerar ver tu cara... pero supongo que hablar es lo único que nos queda... después de tanto... al menos espero que esta vez si me hables con la verdad.