Cincuenta y dos

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Crawford Kim Rose

Una sonrisa había aparecido en sus labios. Su cabello había volado con el aire y su sombrero cayó al suelo mientras Jin lo seguía, las bastas de la ropa blanca se habían ensuciado por la humedad del pasto, pero eso no era importante, no cuando ambos habían pasado toda esa mañana como si se tratara de un juego.

Rose había corrido por aquellos jardines y Jin la siguió, había besado su mejilla mientras le daba vueltas.

Aquello era bueno, aquello realmente se sentía bien, sin embargo la lluvia siempre llega, quizá el mejor lugar para correr era la casa pero aún así ambos habían optado por correr hasta el pórtico del jardín.

Fue ahí donde finalmente Jin optó por tomarla de la cintura, había acariciado el rostro de ella mientras Rose acercaba su rostro hasta él para besarlo.

Hace tanto aquellos actos parecían tan prohibidos que cada vez que Rose lo besaba, Jin trataba de guardarlo en su mente.

Afuera de aquel lugar hacía frío, sin embargo cuando estaban juntos no lo sentían, si aquel lugar no fuera expuesto por los vidrios, ni siquiera hubieran notado que la lluvia caía de tal manera, como los vidrios se empañaban.

Jin no quería nada más que eso.

Besar sus labios, sentir como los brazos de ella se aferraban a él.

Como su piel se enrojecía en los lugares donde dejaban sus besos.

-Hazme el amor- había dicho ella mientras empezaba abrir los botones de su vestido.

-¿Aquí?- había cuestionado él de manera nerviosa mientras una sonrisa asomaba en los labios de Rose, como si aquella reacción de Jin le resultará graciosa.

Como durante la primera vez de Rose, esta había llorado y ahora le pedía que tuvieran sexo en un lugar al aire libre.

Incluso Jin podía recordar aquel día como si comparara a una pequeña presa siendo atrapada y dominada por su cazador, sin embargo ahora Rose era fuerte.

Aquella chica que se sonrojaba cada vez que Jin le decía lo hermosa que era, estaba ahí, sin embargo sus ojos estaban llenos de determinación.

Durante muchos años había dejado que otros hicieran lo que querían con ella y por esa misma razón ahora aquella mujer, era una a la que también amaba.

Había dejado de ser un débil pájaro, y se transformaba en un águila.

Quizá por eso había decidido apoyarla, quizá por todos esos años en los que era demasiado cobarde como para hacer lo que era correcto.

Todo podría joderse, la vida de todos podría acabarse, pero ¿acaso todos ellos no habían arruinado la vida de ella ya?

¿Ella era cruel?, o sólo era un ser solitario que se había cansado de ser sometido.

Por esa misma razón Jin supo que no trataría de poner en una jaula otra vez aquel pájaro hermoso.

Jin realmente esperaba que todo se quedara ahí, que nadie saliera herido, que ella lo amara como solía amarlo y huyeran juntos como desde el principio debió ser, pero esos sentimientos lo hacían sentir egoísta.

Rose también había sufrido, había sido engañada, una y otra vez le habían mentido a la cara.

Y no podía juzgarla, cualquiera en esa situación podría haberse vuelto loco, pero ella una y otra vez había disculpado esas ofensas.

Todo el mundo se cansa, cualquiera podría quebrarse y ella había tenido razones suficientes para hacerlo.

-Incluso cuando parezco tener todo, tu eres la única persona que quiero- había replicado Jin mientras deslizaba sus manos ayudando a Rose con sus botones.

-Ojalá hubiera sido suficiente- había replicado ella, mientras lágrimas se derramaban por sus mejillas.

Como es que un momento como ese podía cambiar, miedos llenos de alegría podían tornarse dolorosos.

-No quiero lastimarte- había replicado ella mientras su mirada caía, evitado que Jin la mirara.

Porque tal y como segundos antes Jin pensó, ella, esa chica dulce y tímida aún era parte de ella.

-No quiero arrastrarte a todo esto- expreso mientras suspiraba -Se que podría ser indiferente otra vez, fingir que no lo sé, pero no creo poder continuar si no hago algo al respecto.

-Hazlo- replicó Jin levantado su rostro -Sabes que jamás te diré que hagas, así que si esto es importante para ti te apoyare... incluso si ya no me amas, mereces tener justicia- había replicado mientras lágrimas caían por los ojos de él.

-Pero sabes que yo si te amo- dijo mientras Jin la envolvía en sus brazos.

Cuanto deseaba, pedirle que escaparan, pero aceptaría y la dejaría libre.

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