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Sesenta

Crawford Kim Rose

Ya no era cómodo y hasta incluso se sentía doloroso.

Claro que Rose no quería mas problemas, su vida de por si era un montón de enredaderas como para agregarle algo más.

Así que no planeaba traer otro problema a la mesa.

Como es que en vez de regresar a casa de su madre había optado por ir a ver Jin.

Y al igual que siempre, él la había recibido de manera cálida, sin embargo ella aun recordaba lo que había pasado, como es que apoyó a Jungkook, pero al parecer ahora ella también se sentía culpable, como es que besar a Shotaro le había ocasionado una extraña sensación en el pecho.

-Lo siento tanto- le replicó Jin al verla mientras la abrazaba.

Pero Rose no quería hablar sobre eso.

-Se que no lo sientes... se que no sientes aun querer a Jungkook... pero no es por lo que estoy aquí, después de todo no puedo obligarte a que lo odies.

-Rose yo...- quizo decir él sin embargo ella aun no había acabado.

-Por que aun estoy tratando de aferrarme, a lo que pudo ser y duele... no saber quien soy... Jin...- Ella había titubeado -Estaba hablando con el abogado y el me beso- expreso ella bajando la mirada -Ni siquiera se que somos tú y yo, pero debía decírtelo, aun pienso en cuanto nos han dañado los secretos y ahora solo quiero dejar eso... sabes, Jungkook siempre que estaba molesto conmigo sabía llamarme zorra, las pelas eran sobre ti y el me reprochaba eso... dolía, claro que dolía y muchas veces le di la razón, pero jamás lo creí por completo, pero ahora al besar aquel hombre y venir hasta ti, realmente me siento como una zorra, y odio esto, odio tanto lo que me hizo y más que nada porque yo lo permití.

Y a pesar de que podría decir muchas cosas para animarla, ya nada parecía correcto.

Así que la abrazo. Como en el pasado, había secado sus lágrimas, sin hacer promesas falsas, ella era su todo, y le dolía verla sufrir.

Porque incluso a pesar de todo Rose le habla con la verdad, cada detalle, incluso si podía complicar más las cosas aun trataba que no todo se fuera a la mierda.

Y Jin lo sabía, sabía que ese no era un amor especialmente sano. Pero aun así no podía dejar de sentirse así.

Y cada momento parecía más doloroso.

Como es que ella había besado sus labios, como las lágrimas caían por su rostro.

Realmente la quería.

Ya ni siquiera entendía de razones, como es que había llegado a su habitación. Como su cuerpo estuvo sobre las sábanas.

Como aquel pequeño cuerpo esperaba por él, durante sus peores momentos Rose siempre había tenido la mala costumbre de olvidar comer y ahora eso se notaba.

Como los huesos asomaban bajo su piel, casi no había músculos, y era complicado comprender como es que ella seguía en pie.

Sus pechos cada vez se hacían más pequeños, todo aquello realmente la estaba matando.

Y Jin beso tanto como pudo, esperando poder sanarla.
La había abrazado, y mantenido tan cerca como podía.

Se había desecho de lo que le faltaba de ropa, mientras ella quitaba la suya.

Como arrojaban las prendas al suelo como si su vida dependiera de eso.

Como ahora él estaba sobre ella.

-¿aun me amas?- le cuestionó ella como si eso no fuera obvio.

-Jamás dejare de amarte.

Y quizá solo eso faltaba, para que Rose volviera a llorar.

-Podrías besarme- le pidió aferrándose a su espalda.

Y esos besos por momentos parecían reconfortantes.

Como es que al concluir, entro en ella.

Un gemido había salido de sus labios.

Y continuaron mientras el mismo continuaba moviéndose, aferrándose a ese momento.

Ella había empezado a gritar el nombre de Jin.

Cada vez más fuerte, como nunca antes.

Se había dejado llevar, besando sus labios cada vez que podía.

-Realmente te amo- le había dicho Jin en medio de todo el furor del placer.

-También te amo, amor- expreso acariciado su mejilla -Lo sabes ¿verdad?

Porque realmente deseaba que él lo tuviera claro, esperaba que después de todo, mantuviera esas palabras presentes en su memoria, con aquellos momentos, donde todo desaparecía, donde todo parecía estar bien.