Cuarenta y uno

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Crawford Kim Rose

Había tocado aquella puerta una y otra vez mientras esperaba a que fuera abierta.

Esa noche antes de irse a dormir había dado vueltas en su cama y por primera vez en mucho tiempo, la soledad de una habitación y una cama vacía no le afectó.

No se había preocupado, ni cuestionado, después de mucho tiempo había mantenido la mente centrada en ella, por primera vez en mucho tiempo no había nadie más que Rose en su mente.

"Mañana sería un día nuevo" se había dicho así misma y no permitiría que otros interfirieran en lo que quería, había un deseo que sentía que la complacería y estaba firme en su decisión.

-Rose- había replicado Jimin al verla, era claro que se sorprendía de que ella estuviera ahí pero también suponía la probable o más que obvia razón de que ella estuviera ahí -Todo el mundo te estuvo buscado- y con eso se refería a Jungkook, Jin y Yoongi, los cuales también habían llamado a la madre de la misma sin embargo no recibieron la respuesta que buscaban.

-¿Quien es cariño?- preguntó la voz desde adentro.

-¡Es Rose!- replicó mientras los pasos apresurados se asomaban hasta llegar a la puerta.

-¿Estás bien?- había cuestionado Yoongi mientras la tomaba de la mano y la abrazaba.

Quizá aquel acto en otro momento hubiera sido suficiente, nada se podría haber comparado con un abrazo sincero.

Pero ahora parecía absurdo, Rose siempre había creído que Yoongi era de ese tipo de personas que al hablar decían todo lo que pensaban, era alguien transparente, alguien que jamás te podría mentir sin embargo, ahora no sabía en lo que creer.

-Ven pasa... te prepararé un café- expuso mientras se apartaba.

-Antes necesito que me prometan algo- expreso Rose que había permanecido fija en la entrada.

-Claro lo que sea.

-Prométanme que no le dirán a nadie que estoy aquí o que vine- replicó mientras suspiraba, parecía nerviosa y había evitado la mirada de los chicos todo el tiempo, pero al decirlo no pudo evitar mirar a Jimin.

No consideraba que el fuera a contarle a Jungkook, sin embargo Rose era consiente de su amistad y cómo es que probablemente podría insinuársele aquel dato y por ahora Rose no quería ser encontrada.

-Claro que no le diremos a nadie- replicó Yoongi de inmediato -¿Verdad Jimin?

-No, no se lo diremos a nadie- corroboro bajado la vista.

Pasaron algunos minutos antes de que Rose finalmente se dignara hablar y a pesar de que aquello le había costado una vida debía hacerlo después de todo, se habían sentado sobre la barra de desayunos mientras Yoongi prepara el café.

Jimin durante aquel corto tiempo se había dedicado a analizar meticulosamente a Rose.

Era consiente de cómo durante aquellos últimos años, aquella joven vivaz y hermosa se había ido deteriorado y podría decir con suma sinceridad que sentía lástima por ella.

La primera vez que la vio supo que cualquier chico se podría enamorar de alguien tan hermosa como ella, pero al saber quien era supo que si cualquiera de ellos siete llegaba a enamorarse estarían en problemas, o si incluso se encariñaban, y si que había tenido razón.

Pero no podría atribuirle todos los problemas a Rose ya que después de todo, las cosas se fueron a la mierda mucho antes de conocerla.

Si, efectivamente los secretos te unen, pero también te matan.

-Deje a Jungkook- replicó haciendo que Jimin casi se atragantara con las galletas que estaba comiendo y pudo notar como incluso Yoongi dejo de realizar las acciones anteriores -le pedí el divorcio- ambos chicos habían regresado su mirada entre ellos.

Jimin había visto en el rostro de Rose, rastros de lágrimas y dolor, pero le extrañaba creer que aquello se relacionara.

-Supongo que eso hubiera sido lo que les hubiera contado...hace unos días ese hubiera sido el tema inicial de esta conversación pero ya no- replicó Rose, bebiendo de su taza- Una vez escuche que las mentiras tienen patas cortas... pero que largas fueron las patas de esta- expreso dejado la taza en el mesón y dedicado su mirada a ambos chicos.

-¿A que te refieres con eso Rose?- cuestionó Jimin.

-Siempre que es el aniversario de la muerte de mi hermano es cuando mi madre más bebe- expreso suspirado.

-Es pronto... lo había olvidado- replicó Jimin regresado a ver al suelo compartiendo el dolor de la chica.

-Lo gracioso es que jamás les hable sobre él y aún peor dije que estaba muerto... pero siempre lo supieron... sabía que me tenían lástima- replicó la chica, hace un par de segundos aquel descuido de Jimin había hecho que ambos chicos permanecieran en silencio, casi olvidando lo que se sentía vivir alerta -Pero siempre creí que era porque por alguna extraña razón, quizá por que a quien desidia amar jamás me amaría de la misma manera... o quizá mi madre... pero jamás creí que era culpa, incluso cuando lo tuve delante de mis ojos jamás creería que era por culpa.

-Rose- había replicado Yoongi.

-Pasó tanto que supongo que no debería significar nada... pero duele, duele tanto.

-Rose- había vuelto a replicar, acercándose a ella.

Ambos habían sentido que aquello pasaría algún día, que Rose lo sabría y que los acusaría de aquello, pero después de tantos años habían bajado la guardia y aquello los tomó por sorpresa.

-Me mintieron, después de todo lo qué pasó me mintieron- había dicho entre lágrimas.

-Rose... no es tan simple.

-Entonces explícamelo- expreso -Dime la verdad... al menos eso me deben.

Jimin había regresado la mirada a Yoongi, era claro que incluso en ese momento aún seguían dudado de lo que deberían hacer.

-Tienes razón- había replicado Yoongi sentándose frente a ella -mereces saberlo- Jimin había tomado la mano de su amigo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, no trataba de que aquello no pasara, le estaba dando la valentía y más bien se la daba a sí mismo para lo que iban hacer.

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