Treinta y siete

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Kim Seok Jin

Nadie podría creer que una simple frase podía hacer que el corazón de Jin sobresaltara en su pecho, se había aferrado al cuerpo de Rose como si no hubiera un mañana, de hecho hace mucho tiempo había dejado de cree en ese tipo de cosas.

Si quería vivir una vida buena tenía que aprovechar cada momento.

Rose había besado sus labios sabiendo que desde hace mucho tiempo había necesitado eso.

No sentía miedo ni culpa, le había dicho todo lo que debía decirle a Jungkook, ningún rodeo, ni oportunidad para que tratara de convencerla.

No, nada la haría regresar hacia atrás, no cuando ahora podía estar con la persona que más la había amado.

Hacerlo bien. Aquello tomaba más significado cuando se sentía bien, tampoco podían negar que en medio del peligro las hormonas y sensaciones se potenciaban más sin embargo nada era comparado con el agradable sentimiento de que su amor valiera, solo por ellos.

Solo por que se querían y no porque de por medio hubieran deseos egoísta de querer lo que otros podían tener.

El cuerpo de Rose brinco hasta las caderas de Jin mientras sus brazos pasaban por los laterales de su cuello.

-Llévame a tu habitación- había dicho ella en su oído mientras se aferraba a él.

Quizá aquello era demasiado acelerado sin embargo Rose no quería perder el tiempo no después de todo lo que había dejado pasar antes de poder estar ahí.

Al final de todo Jin y Rose no tardaron tanto tiempo en llegar a aquella habitación.

Cuanto había soñado por llevarla ahí, y no precisamente para aquello sino más bien, quería que ella conociera cada de esos lugares los cuales Jin había pensado para que vivieran juntos.

Aquella habitación principal que usarían cada noche después de casarse, aquella gran cama que se volvería pequeña cuando sus hijos nacieran.

Ver a Rose entre sus sábanas con los cabellos alborotados y sus mejillas rosadas.

Con su respiración acelerada.

Siempre se decía lo fuerte que era por soportar y al tenerla así, hacía que la infinita espera valiera la pena, Rose lo valía.

Cada parte de Rose hacía que las cosas que pasaban parecieran nada, el tiempo, el dolor, los secretos.

Todo desaparecía a su lado.

-¿Estás segura?- había cuestionado mientras detenía sus besos.

Parte de la ropa había empezado a caer al suelo.

-Siempre has sido tan dulce conmigo- replicó Rose acariciado la mejilla de Jin -Creo desearte tanto como tú lo haces- concluyó la chica mientras sacaba las prendas que estaban sobre el cuerpo de Jin.

Su camisa y aquellos pantalones que le estorbaban tanto.

Y Rose tenía razón, Jin la deseaba, la amaba.

Había pasado tanto tiempo que parecía la primera vez, el cuerpo de Rose temblaba.

Y Jin temía lastimarla. Quizá tocar donde no le gustase o que después de todo aún hubiera dolor en su corazón y por su culpa aquello empeorara.

Los labios de Jin se habían deslizaban por el cuello de la chica. Cuando había extrañado la suavidad de su piel.

Se había detenido sobre sus pezones mordiendo levemente los mismos, gemidos salieron de los labios de Rose.

Aquello sonaba como una melodiosa canción para los oídos de Jin.

Ni siquiera podía expresar lo que él sentía en ese momento, estaba excitado sin embargo no era lo único que sentía, quería abrazarla y mantenerla en sus brazos.

Había retirado su ropa interior.

-¿Por que incluso después de todo aún me amas?- había cuestionado ella.

Jin se había detenido un segundo.

¿Cómo podía expresar aquello?

-En realidad no lo sé- ojalá pudiera darle una respuesta más concreta o que llenara las expectativas de ella, quizá algo romántico, pero no podía darle eso.

Al menos aquello era verdad una verdad que si podía darle.

-Solo te amo Rose, no espero nada de ti... no quiero que tampoco hagas algo por mi para saber que sientes algo por mi, sólo te amo y no creo que deba existir una razón para aquello... sólo lo siento y para mí eso es suficiente.

Podrían existir muchas razones por las que alguien podría decir que amaba a otro, quizá por que necesitaba algo, porque el otro esperaba que se lo dijera, por complacer, por agradecimiento o hasta por costumbre, podrían haber muchas más razones sin embargo aquella parecía la más bella para Rose.

Jin solo la amaba y eso estaba bien.

¿Acaso su amor era hipócrita si se lo decía después de haberlo hecho padecer tanto?

Estaba prácticamente desnuda ante su presencia sin embargo un abrazo parecía mejor que tener que sexo, el sexo con Jin siempre fue bueno pero nada se comparaba con la tranquilidad que sus brazos transmitían.

-¿Puedo quedarme aquí esta noche?- cuestionó aún dudosa sin saber si es que iba muy rápido.

-Rose todo esto siempre ha sido por ti- replicó Jin dejado un beso en sus labios.

FORBIDEN |+18|KSJ|JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora