Sesenta y tres

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Jeon Jungkook

Rose había escuchado aquella petición sintiendo como si un cuchillo apuñalara su pecho.

Había estado dispuesta hacer lo que sea otra vez por él, sin embargo al escuchar la petición de Jin entendió que después de todo su alma y cuerpo aún estaban atadas a lo que había sido.

Pero incluso a pesar de que no lo entendió en ese momento, aquello realmente parecía sentirse como un final.

Sus ojos y sus manos, mientras esas palabras salían de su boca, le habían hecho una vez más sentirse culpable, incluso cuando no era el caso.

Sin embargo aceptó. Después de todo ya nada podía cambiar lo que deseaba.

Y el camino se había sentido largo, los edificios y la forma en la que sus manos temblaban, como su pecho la ahogaba, quizá aquello había sido una advertencia, pero las señales de color rojo siempre fueron difíciles de ver.

Jin había conducido en silencio, y en medio del camino fue cundo una llamada llegó.

-Señor Osaki- había replicado al contestar -Lamentó no haberlo llamado... no... estoy bien... si... ahora... iré a hablar con Jungkook... no es nada, estaré bien- pero a pesar de decirlo, aquello no se sentía como verdad, Rose realmente había tratado de sonar convincente, pero con cada palabra había sentido como si un arma estuviera apuntado a su cabeza.

Porque estaba aterrada.

Después de todo, había pensado que la única forma de dejar de tener miedo, era enfrentado al miedo.

-Estaré bien- dijo antes de cortar la llamada.

-Espera Rose... yo- había suspirado -Yo no me rendiré- le dijo con toda la valentía que había reunido.

-Yo tampoco Shotaro- le expreso regresado a ver a Jin, y sonriendo por su decisión.

-Habló de ti Rose... se que ahora no sientes nada por mi... pero no me rendiré contigo- y a pesar de que Rose hubiera deseado explicar que de hecho sus sentimientos siempre fueron de alguien más, Shotaro diría eso sin necesitar una respuesta y corto la llamada.

Y quizá había sido la conmoción de aquello y además todo los sentimientos mezclados que hicieron que Rose mandara una mensaje inesperado.

"Es extraño que cuando piense en una amiga, ahora tu rostro llegue a mi mente. Irene, a penas estás empezado a vivir, ojalá pudiera decir que todo estará bien... me preguntaste si alguna vez deja de doler, ojalá pudiera darte la respuesta que deseas, sólo se paciente, el amor duele, lo dije, pero si llegas a encontrar uno que no duela, aférrate a él, espero verte pronto, con amor Rose"

-No creí alguna vez decirlo... pero quiero tener hijos- expreso mientras tomaba la mano de Jin -Un niño y una niña.

-Que tenga tus ojos- completo él, porque a pesar de que Jin a lo largo de muchos años había tenido muchas cosas en su vida, lo único que realmente quizo con todo su corazón fue ella, y claro que había imagina aquello.

Una familia, despertando cada mañana con Rose en sus brazos, desayunar, e ir a dejar a los niños a la escuela, tendrían un gato y un perro, irían de vacaciones a la cabaña en los Alpes, y cuando se fueran a dormir contarles a sus hijos la historia de amor de su madre y él, besar los labios de Rose, y jamás dejarla ir otra vez.

Y a pesar de que no se lo dijo, ella lo sabía, lo había leído en sus ojos. Había visto aquel sueño del que fue parte.

-Te amo- replicó él.

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