Trece

1.5K 146 13
                                    

Bae Joo Hyun

Un trago más un trago menos, no era muy importante en este momento, pues hace tiempo había perdido la cuenta de cuantos tragos había tomado, mi cabeza daba vueltas y estaba consiente de que si me levantaba de la silla en la que estaba acabaría por caer al suelo, sin embargo aún así me arriesgué y a tientas torpemente empecé a caminar hacia la salida.

Supongo qué para mi suerte o en realidad no había logrado conseguir un taxi, y sin darme cuenta ya estaba dándole la dirección de la razón por la cual me había puesto así.

En un solo parpadeo me encontraba frente a la casa que solo había llegado a ver por fuera, admirándola y pensando o como la gente solía decir que en ese lugar era posible conseguir todo tipo de banalidades imaginables para pensamientos tan reducidos como los nuestros.

Muchos patéticos ancianos podían llamar aquella propiedad como la casa de la perdición sin embargo para mí, era como una luz la cual era capaz de sacarme de aquella cueva de negativismo y miedo a lo desconocido.

Y así como una loca obsesionada, empecé a gritar a fuera de su casa, ni siquiera tenía la constancia de saber si él estaba adentro o si era capaz de escucharme, pero ahí está yo pidiendo ser salvada.

Para mí fortuna, tras muchos gritos y golpes en su portón que ni siquiera daba directamente a la casa, la puerta fue abierta y la silueta de un hombre apareció.

-Joo Hyung- expresó analizándome lentamente sin saber por qué yo estaba ahí, pues eso era lo que yo representaba en su vida, nada especial, nada importante, solo alguien a quien conocía y a quien saludaría en la calle si la veía pasar pero nada más

-¿Por que Jin?- protéstense golpeado su pecho -¿Por que tienes que ser tan cruel?a volví a decir

En mis ojos lágrimas ya había empezado a manifestarse, per yo aún así me rehusaba a dejarlas salir, no quería, no quería que me viera así, no quería que pensara que yo estaba tan cansada de toda mi vida así como él había estado para tomar una desiciones y solo dejarse llevar.

Quería ser como él, quería ser como Kim Seok Jin, lo suficientemente fuerte para que no me importara nada ni nadie, pues hace tiempo me había cansado de necesitar de los demás, sabía lo cruel que las personas podían ser cuando no eras lo que querían, y siempre me había idealizado que alguien como él podría entender como me sentía, pero ese era mi problema pues al igual que siempre yo solo me había metido en este embrollo.

-Tranquila- optó por decir cuando pegue mi cara a su pecho dejando así salir lágrimas que desde hace mucho tiempo había estado almacenando dándome cuenta de que estas no eran por él, si no por todas aquellas personas a las que decía odiar, aunque en un pasado intente ser igual -Todo estará bien- continuo

Pero que sabía el sobre las cosas, que sabía realmente él de mí como para decirme que todo estaría bien.

-Ven entremos- dijo después de abrazarme

Haciéndome sentir una tranquilidad absoluta, algo que solía ser muy difícil conseguir para alguien como yo.

Fue ahí cuando logré entender por que era mi obsesión por Seok Jin, por que permanecía tan empeñada en que este volteara a verme, pues no era la primera vez que él hacía algo así por mí.



Tal vez por aquel entonces yo tenía unos once o trece años, fue cuando mi gusto por los niños apenas estaba madurando, aunque en un principio yo no era capaz de saber que ese cosquilleo en mi estómago era por que algo en mi pequeño corazón estaba creciendo, siempre había sido una niña muy curiosa y por ende traviesa.

Recuerdo que algo que si podría agradecerle a mi madre era que me haya obligado a ir los sábados de vacaciones al club campestre pues a pesar de que en aquel tiempo era lo pero para mi, fue donde supongo que llegue a conocer lo que se siente que encuentres a alguien que es parecido a ti.

Aquel verano fue uno de los más calurosos según recuerdo y mientras mi madre permanecía en el comedor cotilleado con las otras mujeres sobre la vida de los demás está me había dicho que debería o mejor me había obligado a ir a la alberca para que nadara un poco mientras socializaba con los otros niños, se que tal vez parezca un poco tonto lo que les digo pero por aquella época no solía hablar con los demás pues siempre que decía unirme a ellos acababa escuchado cosas extremadamente tontas e inmaduras -según yo-.

Pero había decidido optar por darles otra oportunidad a estos, y me había unido a los juegos que según ellos eran divertidos, todo iba a la perfección, hasta que a la queridísima Jeuly se le ocurrió que sería divertido empujarnos al agua sin previo aviso, así fue como por primera vez sin intención -claro está- según yo conocí por primera vez las puertas de la muerte.

Y mientras intentaba, con todas mis fuerzas llegar a la superficie, luchado lo más que podía, pensé que era mejor rendirse, supongo que ese momento marcó mi vida de cierta manera.

Al sentir como la planta de pies rozaba el suelo de la profunda piscina una voz que jamás sería borrada de mi mente fue la que me alentó.

-Quítense- se escuchó en el lugar para que luego el sonido de un chapuzón se hiciera presente

Una mano tomó mi muñeca atrayendo mi cuerpo hacia él mientras llegábamos a la superficie, y mientras volvía abrir mis ojos me cuestione si esa persona que me miraba era un ángel, ¿acaso estaba muerta?

-¿Estas bien?- preguntó acariciado mi rostro

Aquella mirada con la que este me miraba era muy distinta con la que alguna vez alguien me hubiera visto, y esa voz era tan melodiosa que podría ser un canto de ángeles, lo había visto antes, pero nunca había llegado a dirigirle la palabra pues él era mayor y siempre estaba con su grupo de amigos, así que aparte de pensar que era muy guapo no le había dado otra importancia, No hasta ese momento.

Asenté con mi cabeza mientras su cara de preocupación desaparecía siendo remplazada por una sonrisa, supongo que ese fue el momento más feliz de mi vida. Ese era el recuerdo que más había guardado en mi ser, del cual nunca le hablé a nadie.

-Vamos Jin, nos esperan- dijo aquel niño que siempre permanecía a su lado, como una garrapata, con esos ojos de venado y esos grandes dientes de conejo

Sacudió sus cabellos que ahora estaban mojados y luego acarició mi cabeza como si fuera una pequeña mascota -Si te vuelven a molestar, dímelo y los golpeare por ti- expuso antes de irse dejado grabada en mi mente esa sonrisa tan mágica

-Sálvame- rogué mientras Jin colocaba mi cuerpo en aquella cama -Vuélveme a salvarme como la última vez- recálquele sin dejar de llorar -Por favor Jin-

Necesitaba sentirlo cerca de mi, que este se conectara conmigo, y mientras esté me miraba a los ojos, opté por besarlo en los labios, para así volverme a sentir tranquila, y lo conseguí cuando este siguió mi beso y deslizó su mano por mis caderas tomando mi cintura y apegándola más a él.

Se que pueden considerarme una loca, pero para serles sincera esto era lo más cerca al cielo que yo podía llegar a sentirme.

FORBIDEN |+18|KSJ|JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora