2. Donde todo comenzó.

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-¿Y tenemos que ir?-pregunte a mi padre después de su anunció. Como cada noche, nos encontrábamos cenando los cuatro; mi hermana, mis padres y yo después de un día lleno de actividades por parte de todos.

-Sí, Val. Hace muchos años que no veo a León y su familia, eras muy chiquita la última vez que vinieron a la ciudad, dudo que te acuerdes de ellos.-El señor León, era su mejor amigo de la infancia y por supuesto estaba emocionado de verle, se puso feliz cuando le dijo que vendría a vivir aquí con su familia. A pesar de la distancia y el tiempo su amistad ha sobrevivido. Y aunque estaba feliz por ver a mi padre emocionado, me molestaba tener que cancelar los planes que ya tenía con mis amigos para ir a la comida de bienvenida.

-¿Y tiene que ser el domingo?-insistí. Mi madre suspiro y con una simple palabra, supe que debía callar y ceder.

-Basta, Val-asentí de mala gana y mi padre río.

-No importa cuántos años tengas, ni que ya estés en la universidad eres una caprichosa, hija-dice divertido, pongo los ojos en blanco y todo ríen, incluso yo.

-Ambas lo son, eso tienes por consentirlas tanto, Marcos-agrega mi madre con fingido reproche. Miro a Teffie y reímos, mi madre tiene razón, éramos las nenas consentidas de papá, casi nunca nos decía no a nada.

-¿Qué otra cosa iba a hacer? Si son mis princesas-dice papá como justificación. Amaba a mi familia; tenía unos padres increíbles, que a pesar de su trabajo siempre tenían tiempo para nosotras y estaban cuando más los necesitábamos, Estefanía, mi pequeña hermana de 15 años era mi mejor amiga y la complicidad que había entre ambas era increíble.

-Ni modo, tendrás que quedar con Erick otro día-dice mi hermana con diversión para molestar, haciendo que todos rían de nuevo cuando mi rostro se coloreo de rojo.

-¿Erick? ¿Quién es Erick?-pregunto papá curioso, puse los ojos en blanco de nuevo y reí. Podía tener 18 años pero seguía sobreprotegiéndome en exceso.

-Su “Amigo”-comento Teffie, entrecomillando la palabra.

-Oh, vamos ya te dije que solo somos amigos. Me gusta…-admití y cuando mi padre iba a hablar aclaré-pero…aun lo estoy conociendo, así que solo somos amigos-

-Me alegra que te estés dando la oportunidad de mínimo conocerlo hija, nunca he entendido tu manía de rechazar a cualquier chico que se acerca-comenta mi madre. Desde que ingrese a la preparatoria comenzaron a llegarme invitaciones a salir y demás por parte de mis compañeros pero muy difícilmente acepte algunas, simplemente nunca nadie me gusto lo suficiente para aceptar, consideraba que no era correcto salir con alguien si no te agrada, sería darle falsas esperanzas.

-Aunque no me agrade del todo la idea, supongo que tu madre tiene razón, es bueno que decidas darte la oportunidad de mínimo conocerlo. Espero nos mantengas al tanto de lo que suceda-dice mi padre, sonrió y le doy un beso en la mejía. Obviamente ningún padre quiere que si hija crezca, pero tienen que aceptarlo finalmente. Amaba poder hablar con ellos de lo que fuera, sabía que obtendría un buen consejo o las palabras adecuadas de parte suya.

-Lo haré, pero no se hagan muchas ilusiones ¿ok?-dije divertida.

-ósea, tu que tienes el permiso lo desaprovechas y yo que muero por salir con Charlie, no puedo-se queja Teffie.

-Nada de Charlie, ni salidas. Eres una niña todavía, hasta que tengas 18 años como tu hermana podrás tener citas-dice mi padre enseguida, haciendo refunfuñar  a mi hermana mientras mi madre y yo reímos.

La semana paso con rapidez, eran los últimos días de clases y todos estábamos ansiosos porque el verano comenzara. Era aún mejor si vivías en la playa, los veranos eran épicos.

Comenzando De Nuevo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora