P1: Capítulo 16

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Mis manos temblaron y cada hebra de cabello en mi piel se erizó. Sin embargo, la prioridad fue Madelen, a quién Cassie sostuvo por la espalda y yo tomé las manos. Bastaron segundos para que la niña nos mirara como si no entendiera lo que sucedía.

—¿Por qué están de pie? —cuestionó confundida.

Cassie me observó unos segundos y pude escuchar con claridad su voz en mi cabeza.

—Debe ser una vidente, como tú. Sin embargo, parece que aún no lo sabe. Será mejor que no la cuestionemos.

—Tienes razón, pero sí me asustó un poco —pensé y supe que la había hecho gracia porque fingió toser un poco.

—No seas tonta, es una niña.

Asentí, aun un poco tensa, y abracé a Made explicándole que solo quería sostenerla un poco porque era la niña más bonita que hubiera visto alguna vez. La pequeña elfa rio y su cabello hizo cosquillas en mi nariz.

Por un segundo me sentí junto a Chaina comiendo hamburguesas en una cafetería del distrito universitario, explicándome que su último ligue había salido mal. Sorbí por mi nariz y la sostuve más fuerte, pero no se sintió en verdad doloroso hasta que la niña me sorprendió correspondiendo el gesto con sus pequeños brazos y ofreció para mí una respuesta a la pregunta que no me había atrevido a formular desde mi llegada a Umbrarum:

—Ella está bien —murmuró y tuve que retroceder para encontrarme con sus ojos violetas llenos de conocimiento.

La niña sonrió y yo le di un beso en su mejilla pecosa.

—¿Quién es la niña? —cuestionó la reina, una vez me separé de Made.

—La encontramos ayer, junto a una leona muerta y dos cachorros. Dice llamarse Madelen y creemos que su madre murió, pero no estoy muy segura. Convencí a mi padre de traerla con nosotros —susurré, inclinándome hacia Yunna.

—¿Padre?

—Sí, Haru. Él es mi padre, se hizo cargo de mi crianza desde los tres años, no podría llamarlo de otra manera.

—Ya veo —fue evidente que Yunna no entendió mi posición. Sin embargo, no quise cuestionarle si se debía a la situación o a sus prejuicios por la naturaleza de mi padre, en especial cuando mantuvo su amabilidad en todo momento—. Ahora, ¿qué intención tienen con Madelen y los leones?

Su pregunta me tomó por sorpresa, pues la verdad es que no había pensado qué hacer.

—No estoy segura, aunque no está en mis planes abandonarla a su suerte. Supongo que, si usted nos ayudara a verificar que no tiene parientes, podría hablar con papá para que la llevemos con nuestro grupo.

—Puedo encargarme de ella.

—No creí que fueran tan comprometidos, Yunna —comentó Cassie, sin ocultar la sorpresa que le generaba el gesto.

—Podría tener que ver con su poder, y también porque necesita nuestro entrenamiento —reconoció Yunna—. O porque no tengo hijos y me encantaría adoptarla.

—Usted sí tiene un hijo —afirmó Madelen, tomándonos por sorpresa—. Él puede curar a los enfermos con sus manos y está dentro de usted.

Los ojos de la reina se cristalizaron y sus manos se deslizaron sobre la mesa, hasta tomar las de Madelen. Estaba emocionada y no se molestó en ocultarlo.

—¿Quieres ser mi hija? —cuestionó la reina, apretando las pequeñas manitas de la niña—. Y juntas cuidaremos del rey y el príncipe, ¿estás de acuerdo?

No puedo decir que fuera una oferta insignificante, pero Madelen me miró como esperando que le diera mi aprobación. Fue hermoso y solo pude asentir para la niña, que sonrió y aceptó el pedido de la reina.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora