P2: Capítulo 28

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Varios días pasaron desde mi llegada a la tribu de Lu, el frío comenzaba a intensificarse en el ambiente, junto con la caída de las hojas, recordándome que el otoño había comenzado. Recostada en mi cama, un fuerte dolor recorrió mi vientre como una punzada intentando atravesarme por completo, era tan intenso que no pude evitar encorvarme y abrazarme con fuerza.

—Maldición —me dije al abrir los ojos, el sol estaba por salir y el frío era insoportable. Estaba rodando en la cama con ambas manos sobre mi vientre—. No puede ser. ¿Por qué ahora?

Haciendo un conteo mental sobre los días que estaba en Umbrarum, fue claro que tenía un retraso menstrual, producto de los rigurosos entrenamientos y el estrés que había acumulado. Sin embargo, no extrañaba tener cólicos.

—Me muero —murmuré al rodar para salir de la cama, observando mi pantalón. Por suerte, no había gotas de sangre, al igual que en la sábana.

Faltaba poco para que Lu irrumpiera en mi habitación para despertarme, tiempo que aproveché para ingresar al baño con mi maleta y buscar con desesperación los empaques. ¿Por qué no había metido alguna píldora para estas emergencias? ¿Qué se suponía que haría con estos dolores? Una fuerte punzada logró encorvarme sosteniéndome de la pared. Supe que no sería un lindo día, aunque ninguno lo había sido.

Tomé un baño en la pequeña tina de madera gruesa, y estaba cambiándome a mi habitual vestuario de cuero, cuando escuché como mi puerta se abría, dejándome adivinar que "la bruja" —como le llamaba Cassie— estaba dentro.

—¡Ilora! —gritó Lu desde algún lugar en mi habitación. Con un suspiro abrí la puerta del baño observando como su rostro enojado cambiaba a uno de sorpresa—. Oh, vaya...

—¿Qué ocurre? —cuestioné al dejar mi bolso en el suelo.

Una sonrisa se curvó sus gruesos labios, haciéndome saber que algo tramaba.

—Ilora, ¿te han dicho que tan delicado es el olfato de un lobo? —preguntó sonriente al tiempo que una fuerte punzada me obligó a encorvarme del dolor—. Qué lástima que tengas ese problema el día de hoy.

—¿Puedes oler eso? —pregunté asqueada.

¿Los demás también percibirían mi cambio?.

—Muévete, no por eso te quedarás descansando —ordenó riendo, mientras abandonaba la habitación, dando paso a Cassie.

—¿Te vino la menstruación? —preguntó, observándome oprimir mi vientre con ambas manos.

—¿Cómo es que todos lo saben? —cuestioné avergonzada.

—Es muy normal, Ilora. La mayoría de las lobas aquí también menstrúan; el problema es que aquí las criaturas tienen un sentido del olfato superior al nuestro. Te van a mirar un poco más, pero no significa nada.

—No quiero que me miren, Cassie —me quejé—. Además, hoy tengo que asistir a muchos lobos o, mejor dicho, ser su esclava.

—Concéntrate en tus labores —animó con una sonrisa de lado.

Salir de la cabaña, tal como dijo Cassie, atrajo la mirada de varios licántropos, que no tardaron en voltear y seguir con sus tareas. Era incomodo sentirme observada, pero peor era fingir normalidad, cuando el dolor era tan fuerte.

—Buenos días, princesa —saludó Alhaster al elevar su cuello por encima de las casas. Estaba perdida, sabía que podía sentirlo—. ¿No es buen día, cierto?

—Pues no me hace feliz saber que todos perciben mi olor —expliqué al encaminarme a una de las cabañas más grandes del lugar, cuyas luces permanecían encendidas aún, debido a que la luna se había ocultado hacía poco.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora