P1: Capítulo 7

26.9K 1.8K 184
                                    

No sé cuántas veces quise despertarme y salir corriendo; el dolor que crecía en mi pecho era tan fuerte que aún —sumergida en lo más profundo del agotamiento físico y mental— podía sentir como miles de agujas me atravesaban el cuerpo. Muchas veces sentí como alguien me acogía contra su cálido cuerpo, y otras como el silencio se encargaba de llevarme consigo a través del viento. Sin embargo, no tenía las fuerzas para abrir los ojos y averiguar de quienes se trataba.

—¿Aún no despierta? —indagó una voz tan masculina que no pude reconocer. Sentía mi cuerpo pedir consuelo y mis pensamientos solo clamar un nombre: Alhaster.

Había sido muy real, en verdad creí que lo había dejado morir, pero solo era un juego. Liatris había probado que era débil, había visto, incluso antes de que yo lo reconociera, lo mucho que necesitaba al dragón y lo usó para hacerme daño. Era una maldita, solo esperaba que mi extraño despliegue de poder le hubiera hecho el daño suficiente.

—Va a anochecer, es mejor que duerma en una cama, Alhaster, entrégamela —intervino la voz de mi padre, ganándose un fuerte gruñido que me hizo estremecer, ¿era mi dragón? —. ¡Soy su padre! Maldita lagartija, tengo más autoridad que tú en todo esto. ¿Crees que eres el único que sufrió al ver todo? Estar de pie mirando a mi hija retorcerse del dolor sin tener idea de lo que le ocurre, no es algo grato.

—Yo la llevaré, Yamato —informó la primera voz, su tono me era familiar, ¿podría ser Castiel? Pero él jamás se había expresado con tanta seriedad—. Ustedes sigan discutiendo sobre la importancia de ser padre y protector —Y en ese momento me retracté, era el elfo sarcástico de siempre.

Quería despertar, deseaba gritar y soltar todo lo que estaba albergando, necesitaba encontrarme con Alhaster y comprobar por mí misma que estaba vivo, que todo era una ilusión. Sin embargo, mis fuerzas estaban ausentes y, a pesar de mis deseos de hablar y moverme, solo podía permanecer inmóvil, escuchando todo a mí alrededor

—Nadie se la llevará —gruñó Alhaster enojado—. ¿Y qué si eres el padre, Yamato? Sabes que protegerla también es mi trabajo, y es a mí a quien llamó cuando despertó.

Los sonidos volvieron a disiparse y fui atrapada en un oscuro abismo.

***

Una fuerte y helada brisa logró estremecer mi cuerpo, haciéndome abrir los ojos. Todo era oscuro, salvo por borrosos puntos blancos que tintineaban, mientras mi dolor de cabeza se acentuaba a medida que mis ojos intentaban abrirse.

—Alhaster —llamé con desesperación sin poder moverme. Mis ojos poco a poco comenzaban a definir las siluetas y pude apreciar el oscuro cielo negro con hermosas estrellas que tintineaban de forma armoniosa, ¿estaba durmiendo al aire libre? —. Alhaster, ¿dónde estás? Tengo que...

—Has despertado —casi pude sentir la felicidad en su tono, era como el viento más pacífico surcando los pinos de una montaña, ¿cómo negar cuánto amaba escuchar su voz? — ¿Cómo te sientes?

—¿Cómo debería sentirme después de eso? — rezongué en un tono bajo. Con esfuerzo logré girar mi cuerpo hacia la izquierda, descubriendo que me encontraba recostada sobre una de las patas de Alhaster, su enorme ala derecha cubría mi cuerpo y su cabeza estaba junto a la mía, observando mis ojos con detenimiento—. Estás vivo, Alhaster —sonreí aliviada, encogiéndome un poco más para estar más cerca de su cuerpo.

—La prueba fue horrenda, Ilora. Tuve que controlarme demasiado para no matar a esa estúpida manipuladora —aunque los dragones no tuvieran tantos movimientos faciales como los humanos, podía sentir su odio y molestia en cada palabra dicha—. Juré por mi vida protegerte... pero no pude hacerlo, otra vez. Perdóname, princesa.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora