P2: Capítulo 33

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—Y, solo para aclarar, no es mi amado. Ni siquiera lo conozco —Castiel asintió con desgano, como si no le importara lo que decía, y me tendió el sobre—. ¿Cómo es que esto llegó a tus manos? —cuestioné palpando el desgastado papel y el relieve de cera roja con el sello de Lordania.

—Me lo dio una chica extraña. Dijo llamarse Reile Nassen, una druida enviada por su majestad real Alyos de Lordania para su prometida, la princesa de Normandia y futura reina de Lordania... Parece que el príncipe se toma en serio su papel —concluyó, mirando un punto perdido en el paisaje frente a nosotros.

—No puedo entender cómo es que una hechicera llegó aquí sin llamar la atención del resto de los licántropos, y peor aún, ¿por qué la dejaste ir sin cuestionar nada más?

Estaba siendo necia, pero tenía que reconocer que me resultaba demasiado extraño el que Alyos tuviera tanto acceso a mí. Eso me decía que no estábamos cuidándonos tan bien como deberíamos. Y, por si fuera poco, me confirmaba que el príncipe estaba vigilándome.

—No tuve tiempo de cuestionar nada, Ilora, la mujer estaba sobre la copa de un árbol y tenía un cuervo en su hombro, el mismo que me dio el sobre que tenía en su pico y que tan pronto tuve en mis manos, me distrajo lo suficiente para que perdiera a la chica de mi vista. Lo único que dijo fue su nombre y luego ya no estaba —La confusión en su voz era mayúscula, pero no superaba su admiración—. Nunca en mi vida he fallado a un blanco y a esta ni siquiera le apunté... —confesó y, cuando quise bromear al respecto, me interrumpió—. Y no, no fallé contigo, porque yo jamás quise darte.

Oh, bueno, pensé en voz baja y volví mi atención al sobre en mis manos, dejando a mi amigo pensar en la escapada de aquella misteriosa mensajera.

Esta era la primera vez que él se ponía en contacto conmigo, por lo que no pude evitar cuestionarme si el príncipe se preocupaba por mí. Me sentía entre la espada y la pared, pues la Ilora racional quería leer el mensaje y dar por zanjado el tema, sin embargo, la Ilora sentimental, la que sentía que recibir correspondencia de su prometido la colocaba en una situación diferente y más seria, intentaba rehuir de lo que sea que hubiera allí.

—Ilora, solo ábrelo que yo también quiero ver que dice —Me instó Castiel notando la lucha interna que estaba teniendo—. No es como que se estén casando, solo es una carta. Piensa que leerla servirá para que conozcas un poco más de él, solo eso, ni siquiera le des vueltas a otra cosa.

—Es la primera vez que sé algo de Alyos... bueno, de forma directa. Cassie me habló de él en algún momento, e incluso me prometió ayudarme a que lo conociera, pero además de eso, hasta el día de hoy todo lo que sé de él es por visiones en las que ni siquiera puedo ver su rostro. Apenas si puedo recordar el patrón de su voz, porque no conservo mucho de él al despertar.

—Míralo desde otro lado, piensa en esto como un amante secreto, es hasta excitante.

—No puedo creer que dijeras eso —refunfuñé y le golpeé en el hombro—. Alhaster no estará feliz con esto... —susurré y volví mi atención al papel en mis manos.

Rompí el sello del sobre y extraje el misterioso y fino papel amarillento. No podía creer que estuviera haciendo esto. Sin embargo, antes de leer, tenía que hacer algo: Inhalar el aroma del papel. Extraño o no, sentía que el olor a tinta y papel almacenado me daría un poco más de información acerca de Alyos.

—¿En serio? —preguntó Castiel con cierta irritación—. ¿Tenías que oler el papel?

—No molestes, soy yo la que recibió el mensaje —repliqué al desdoblar la carta, observando una hermosa y cursiva caligrafía.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora