P2: Capítulo 31

20.6K 1.7K 385
                                    

Estupefacta, me quedé observando el suelo por varios minutos sin poder procesar todo lo que acababa de pasar. Los labios de Alhaster, su mordida en mi hombro, el cálido aliento invadiéndome en cada roce, el "Te amo" que había pronunciado de manera tan casual. ¿Cómo podía hacerme sentir el cielo y arrebatármelo a los minutos? Me sentía desamparada y confundida.

—Princesa, vámonos sugirió al acercarse con fuertes pisadas. Estaba en shock, como si parte de mí se hubiese ido con él en la transformación. Así que, Alhaster me sorprendió, mordiendo parte de mi vestido por la espalda para elevarme en el aire. La impresión logró asustarme un poco, pero la costumbre de haber volado por tanto tiempo terminó por provocarme risas.

—¿Por qué esperaste a minutos de tu transformación? —cuestioné, sus palabras y acciones repitiéndose en mi cabeza mientras observaba la manada desde el cielo.

—¡Regresaste a la vida! Debo ser muy buen besador para robarte más que el aliento —alardeó con una risita una vez que sus cuatros patas tocaron el árido suelo que rodeaba la llameante fogata—. Y esperé hasta ese momento, porque necesitaba estar consciente del riesgo que íbamos a correr. Al final tú superaste a mi razón.

—Eres cruel.

—Si hubiese previsto que se sentiría tan bien, créeme, te hubiera besado desde el primer momento de mi transformación... cosa que pretendo hacer en la próxima luna menguante, no te preocupes.

Asentí al no saber qué decir y no sentí la necesidad de inventar algo para continuar la conversación. Sentándome frente a la fogata pude divisar a Brennan junto a Cassie, que le daba la espalda; ambos comiendo un trozo de carne. Haliee junto a Castiel y Piwi debatiendo algún tema importante —lo suponía por las serias miradas en sus rostros— y, para mi sorpresa, un Haru pensativo que acariciaba a Kira, acompañado de mi padrino.

—¡Brennan! —gruñó mi padre, llevando su vista hacía mí.

—Actúa normal —me recordó Alhaster en mi cabeza—. ¡Ilora respira!

La sensación de hacer cosas a escondidas de mi padre me perturbaba por completo, pero si se lo decía era consciente de que no lo tomaría bien.

¿Y cómo se supone que le diría? Hola papá, resulta que me besé con mi dragón, que resultó ser muuuy bueno en la tarea y que, de no ser porque no nos alcanzó el tiempo, no sé qué habría hecho... Ah... ¿Te dije que me hizo un chupetón? No, no, ¡me mordió!

Mierda, ¿en serio me dejé morder? No, no me reconozco.

Brennan avanzó hacia mi padre con las manos dentro de sus pantalones, su rostro denotaba seguridad, a diferencia de Castiel quién me miraba con preocupación. Algo me decía que no estaba siendo buena para ocultar mis nervios.

—¿Qué ocurre, Yamato? — preguntó el lobo, girándose para darme un guiño.

—Alhaster hizo algo extraño en mi ausencia, ¿cierto? —Lo sabía, mi padre había dejado espías. Mi mirada se posó en Alhaster, quién se mostraba desafiante... esta noche conoceríamos el infierno en Umbrarum—. Más te vale responderme con la verdad.

—Ha sido cómo si nunca hubieras estado ausente —mintió, con la más fingida sonrisa arrogante que pudo poner.

Haliee casi se atraganta con lo que sea que tuviera en la boca y Cassie, quién creí que no estaba atenta, negó cómo si estuviera viendo el más soso espectáculo de circo. Sí, éramos unos genios. Brennan continuó.

—Por lo que yo vi, solo estuvo acompañándola en sus tareas.

—¿Por qué será que no te creo? —cuestionó mi padre al caminar en dirección nuestra. Sus pisadas fuertes y sus manos empuñadas me pusieron tensa—. Iliana —llamó en un tono suave. Que usara mi nombre de la Tierra no era buen augurio—. ¿Alhaster te puso una mano encima?

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora