P2: Capítulo 21

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Por increíble que parezca, la mañana después de que confirmara mis teorías, Brennan y Cassie estuvieron más hostiles que nunca.

—¡Déjame comer! —gritó el lobo, logrando que abriese los ojos de forma abrupta—. ¿Te tengo que recordar que gracias a ti no pude cenar?

—Debemos irnos, maldito vago —contestó Cassie—. Ilora no tardará en despertarse.

—Con sus gritos, seguro ya lo hizo —intervino una tercera voz: Castiel.

—¡Tú no te metas! —gritaron los dos tórtolos al unísono.

Sin poder seguir durmiendo, no me quedó de otra que levantarme.

—Buenos días, princesa, lamento que tengas que ver esto —saludó Alhaster fastidiado—. Han estado irritados desde que salió el sol.

—Puedo imaginarlo —murmuré al posar una mano sobre el hocico de mi dragón, quien resoplaba por lo bajo.

Fueron alrededor de diez minutos escuchándolos gritar. Empezaba a sentir náuseas. Incluso Haliee, con su infinita paciencia, se había ido junto a Piwi.

—¡Se callan todos! —gritó mi padre, logrando que hicieran silencio—. No me importa si Brennan come más, si Cassie considera que es abuso o si Castiel quiere pegarles. Hagan lo que quieran, pero háganlo lejos de mí.

—¿A dónde iremos ahora? —pregunté intentando calmar el ambiente, pues, de dejarlos continuar, la pelea adquiriría un nuevo retador.

—Aún no lo sé. Suponía prudente ir a la Corte del Sol. Solicitarles la entrada —afirmó Haru, haciendo a un lado la pelea.

—¡De ninguna manera! —chilló Cassie, asustándonos.

Mi padre la miro con fiereza y, para mi sorpresa, ella se encogió un poco.

—Lo siento, Yamato, pero hablé con Eu Sung. Sabes que no puedo ir con las hadas, no me hagas esto. Quiero permanecer con ustedes un tiempo... —La débil voz de Cassie me asustó. Ella jamás había sido tan expresiva y sentí lo desesperada que estaba por evitar nuestra partida a su reino.

—Jamás entendí su insistencia en el tema, pero no creo que las hadas tengan problemas en que seas desterrada, ¿es por eso? Solo te mezclarás entre el pueblo —dijo papá, intentando calmarla.

—No puedo ir... —susurró ella, dejándose caer en el suelo.

Sus manos se hicieron puños en la tierra y ese fue mi aviso para ayudarle. Estuve a su lado a la vez que Brennan y Castiel hacían lo mismo sin ocultar su asombro al verla tan asustada.

—Puedo hablar con Silene...

—¡No! —gritó fuera de sí y se levantó con rapidez, emprendiendo vuelo hacia el bosque.

—Yo voy por ella —dijo Brennan y, sin importar su ropa, saltó en el aire tomando forma de lobo. La única manera con la que supuse podría alcanzarla.

—¿Qué fue lo que sucedió aquí? —cuestionó Castiel, que al igual que yo estaba confundido.

—No lo sé, pero supongo que Eu Sung tiene mucho que explicarme.

—¿Pero iremos con las hadas, a pesar de eso? Porque ella está muy convencida de dejarnos si lo hacemos.

—Las manadas de lobos están por todo Umbrarum, es probable que Brennan pueda ubicar una cercana —propuso Alhaster.

—Sí, hablar con un alfa y a su vez con el líder de un sector puede ser conveniente. Así aplazamos la ida con las hadas y le damos tiempo a Cassie de que nos cuente lo que sucede —completó Luigi. Ya hasta había olvidado que él estaba cerca.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora