P1: Capítulo 17

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Salimos de la tienda con el sol en su punto más alto. Era medio día y mi estómago reclamaba alimento, por lo que acepté una invitación de Castiel a su casa. Si es que se les podía llamar así, porque los hogares élficos poseían diseños complejos en hermosas estructuras de madera, que pasaban desapercibidos a la distancia, pues se encontraban en los árboles.

Hermosas escaleras en espiral bordeaban los troncos de los árboles, dando la bienvenida a puertas y ventanas de cristales con diseños en patrones dorados.

A pesar de lucir simples por fuera, por dentro eran un mundo diferente; con suelos tan lustrados como espejos, muebles estilizados de cuerpo, paredes de mármol con hermosas flores para aromatizar los espacios e iluminación natural que resaltaba el dorado de la cristalería y el chocolate de la madera barnizada.

Pasamos la tarde hablando de los entrenamientos que me perdí y las muchas actividades en la que una sociedad como la élfica podía destacar. Conocí algunos amigos de Castiel e incluso me llevó a despedir del grupo de arqueros, sus compañeros y los mismos que me habían instruido los últimos días.

El sol se empezaba a ocultar en el horizonte, cuando Castiel decidió regresarme a casa. Para entonces, Alhaster se había cansado de custodiarnos y yo había aprendido que el elfo, a pesar de los lujos, tenía una casa demasiado impersonal y no muchas pertenencias que le dieran a aquel espacio el calificativo de hogar.

—No paso mucho tiempo aquí, por lo que considero una pérdida de tiempo el decorar —explicó cuando le pregunté al respecto.

Íbamos riendo y haciendo bromas acerca de la "inutilidad" de mi piedra, cuando un grupo de guardias, corriendo de un lado a otro, llamó mi atención.

—¿Quiénes son? —pregunté a mi amigo, volviendo mi vista hacía los elfos que parecían cuestionar a algunos mercaderes y otros transeúntes.

—Guardias reales —informó—, están barriendo el reino desde que las primeras horas de la mañana.

—¿Buscan algo?

—Sí, quieren asegurarse de que Madelen no tiene familiares, pues planean integrarla a la familia real hoy mismo.

—No pensé que lo hicieran tan pronto, pero supongo que es lo correcto.

—Sí, el Rey pidió que fueran rápidos. Asumo que por miedo a que la Reina se encariñe demasiado y que luego aparezca una familia —explicó Castiel—. Así que será mejor que retornemos a la posada para que te arregles. Si todo sale bien, en unas horas será el bautizo y mañana partiremos.

—Espera... —lo detuve—. ¿Irás con nosotros?

—No creo que puedan sobrevivir sin mí —dijo con superioridad, adelantándose—. Aunque, si no quieres que vaya...

—Por supuesto que quiero, tonto. Solo me sorprende que hagas algo como eso, ya sabes que no hay lujos en el camino —expliqué, alcanzándole y caminando de espaldas, para mirarlo a los ojos sin detenernos.

—Soy un elfo arquero, Ilora. He vivido cosas peores cuando hago tareas para el Rey. Despreocúpate, puedo sobrevivir. La que me preocupa es otra...

—¿Qué estás insinuando? —le miré con mis ojos hechos rendijas y me volví con rapidez, chocando con el pecho de uno de los soldados—. ¡Auch!

—A eso me refería, ni siquiera puedes ver por donde caminas —bufó Castiel—. ¿Sucede algo, Dominic?

Estuve a punto de preguntarle con quién hablaba, pero el grandote con el que choqué detuvo mis palabras.

—El rey nos ha enviado por la princesa... —informó el nuevo y, solo hasta esta ese momento, fui consciente de los otros cuatro guardias a su lado, quienes me reverenciaron.

CDU 2 - El legado de Faedra [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora