Hades Bach.
Érebo Bach.
Seth Bach.
Nix Bach.
Cuatro hermanos que ocultan secretos tan temibles como el mismísimo infierno.
¿Te atreves a conocerlos?
Créditos de la portada a: @Aughostn
Obra registrada en Safe Creative.
Código: 2103017057970
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Este capítulo va dedicado especialmente a: Eglimarrojas
Gracias por apoyar esta historia.
La verdad es que no tengo idea de cuánto tiempo me he tardado en llegar a la dirección que me dio Charlotte, lo único que si tengo claro es que no he frenado ni una sola vez.
Al cruzar la calle que me ha indicado la voz entre cortada de Charlotte, busco con desesperación con mi mirada por todos lados, esperando encontrarla y entonces la veo. La veo con su espalda pegada en una de las paredes de la calle, su cuerpo desplomado en el piso, mientras sus brazos rodean sus rodillas.
Todo a mi alrededor me parece confuso.
Sin si quiera pensarlo detengo el auto y me bajo de él a toda prisa. Me dirijo a ella, en cada paso que doy siento mi corazón chocando contra mis costillas con fuerza.
En el momento que me encuentro a unos cuantos pasos de distancia de ella escucho el llanto escapando forzadamente de sus labios. Basta con ese sonido para que me detenga en seco.
Nunca he ayudado a nadie, no creo que pueda ayudarla a ella.
Por un momento me quedo absorto en mis pensamiento, sintiendo como mi respiración se va agitando.
—Chalotte —logro pronunciar su nombre en un susurro.
Su rostro se eleva, enterrando su mirada en mí, las lágrimas ya nublan su visión.
—Yo- yo intenté apartarlo —se rompe, volviendo a bajar su mirada.
Una pesada carga se instala en mi interior. Poco a poco arrastro mis pies y me arrodillo frente a ella, los sollozos hacen que su cuerpo se estremezca.
—¿Qué fue lo que sucedió? —cuestiono.
Veo como niega con su cabeza al mismo tiempo que se ahoga con un sollozo.
—Él coloco su- sus manos en mi cuerpo —su voz se quiebra sin ser capaz de volver a alzar su mirada.
No podría describir en una palabra como mi pecho se oprime al escuchar esto, es como si alguien estuviese estrujando mi corazón con fuerza. Esto es nuevo para mí, hace mucho no sentía que alguien de verdad me importara.
Lentamente dirijo mis manos hacia su rostro, mis manos sujetan sus mejillas, haciéndola mirarme a los ojos.
