Hades Bach.
Érebo Bach.
Seth Bach.
Nix Bach.
Cuatro hermanos que ocultan secretos tan temibles como el mismísimo infierno.
¿Te atreves a conocerlos?
Créditos de la portada a: @Aughostn
Obra registrada en Safe Creative.
Código: 2103017057970
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Este capítulo va dedicado especialmente a: gracias por apoyar esta historia. ♥
Capítulo 51: Final
Madi va al volante.
Yo a su lado.
Mis pensamientos siendo un desastre en mi cabeza.
Y un remolino de desesperación y confusión latente en mi pecho.
Quisiera que todo esto que está ocurriendo sea solo una historia que mi mente está recreando. Quiero que de un momento a otro todo esto termine y solo quedé lo feliz y tranquila que me sentía hace menos de una semana.
«¿Cómo es que todo puede cambiar tan drásticamente en tan solo unos pocos días?» «¿Cómo es que la vida puede sentirse tan pensada ahora mismo?»
—Charlotte.
No logro reaccionar al llamado que me hace Madi, ya que quiero seguir creyendo que esto solo es producto de mi imaginación, pero cuando su mano atrapa mi antebrazo y me sacude provoca que mis parpados se muevan y roto mi cabeza por encima de mi hombro para mirarla. Una vez encuentro sus ojos veo como ellos se encuentran desorbitados.
—¿Qué es lo que pasa, Charlotte? —. Vuelve su vista hacia la carretera para de inmediato volver a alternar su atención a mí —¿Qué mierda es lo que pasa, Charlotte? —repite con un tono más preocupado.
Salimos tan precipitadamente de la casa que no logré contarle nada de lo que está pasando a Madi. Salí de la casa y de prisa le pedí que me acercará a la dirección que me indicó el hermano de Hades. Eso fue todo lo que le dije al subirme a su auto. Mamá no se encontraba en casa, así que la única que pudo ayudarme en ese momento fue Madi.
Inspiro profundamente en un esfuerzo desesperado de reorganizar mis pensamientos, por calmar el palpitar de mi corazón y no dejar salir las lágrimas que siento próximas a saturar mis ojos.
—El hermano de Hades me llamó —hago una pausa —, me dijo que la policía se llevó a Hades.
Observo como sus facciones se contraen aún más por la incredulidad.
—No entiendo nada —niega a la vez que devuelve sus ojos al frente —. ¿Qué fue lo que hizo?
Zarandeo la cabeza.
—No lo sé. Su hermano lo único que me dijo fue que estarían en el principal departamento de policías de la cuidad.
Por lo confundida que está Madi pasa una mano por su cara y en el proceso suspira con pesadez.
—Esto es una locura.
El viaje se me hace eterno, los próximos minutos que para mí se convierten en interminables horas Madi y yo permanecemos en silencio con excepción de las tantas veces que intento llamar a Hades y a su hermano, pero no obtengo respuesta alguna y eso me hace maldecir.
