Perfecta Destrucción| Completa ✔️

|14|: Invitación

Capítulo dedicado especialme a:
Cadine2110

Gracias por apoyar está historia.

Salir del consultorio del veterinario sin el perrito que encontré a un lado de la calle ha sido algo triste, pero lo más triste de todo es saber que de verdad hay personas con un corazón tan podrido que siente algún tipo de satisfacción al envenenar a pobres animales que viene a este mundo a solo darnos un poco de ese amor tan inmenso que puede ser el más puro de todos los amores. Para mí es un amor incalculable, es como la distancia del mar o los números. Algo sin fin.

Le pedí al veterinario que me diera el cuerpo del pequeño, pero se negó al verme tan afectada por su muerte. El simpático hombre me aseguro que le dará una merecida sepultura al cuerpo del animal, así que al final acepté.

Con el dorso de mi mano limpio una lágrima traviesa que rueda por mi mejilla.

—Sabes, no logro entender el porqué —digo, sacudiendo lentamente la cabeza —no entiendo porqué hay tanta maldad en el mundo.

Hades que escucha mis palabras arregla algunas hebras de su cabello negro hacia atrás.

—No hay que pensarlo mucho —se limita a decir.

Lado mi cabeza por encima de mi hombro para mirarlo —¿qué quieres decir con eso? —pregunto con seriedad.

Me mira por un corto lapso de tiempo y vuelve su mirada hacia la ventanilla de coche por donde ya se admira el crepúsculo.

—La maldad humana ha existido desde los primeros años de la creación de nuestra humanidad, así que es mejor no torturarse pensando en eso.

Arqueo una de mis cejas

—¿Qué estás queriendo decir? ¿Qué debo aceptar que los animales sean envenenados? —el tono de mi voz ahora suena molesto.

Su lengua se pasea por sus labios —es mejor que lo aceptes.

—No, no lo aceptaré nunca —lo corto, mirando su perfil con auténtica desaprobación.

Por un momento se queda mirando el anochecer para luego girar su cabeza y mirarme a los ojos.

—Todos moriremos, algunos lo harán en un terrible accidente, otros por una letal enfermedad, unos cuantos por una maldita depresión que los lleve al suicidio y no podemos olvidar a lo que se le es arrebatada la vida —su cuerpo se tensa. Un destello de rabia surca sus fracciones —. Ese es el proceso de la vida, nacer, crecer y morir. Charlotte, vivimos en un mundo de despedidas, muertes y sufrimiento.

Cada una de sus palabras toca cada fibra de mí. El tono de su voz es frío y sus ojos se ven tan escalofriantes que tengo la temerosa intuición de que él sea una de esas tantas personas que tienen el corazón podrido.