|4|: Jenga

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Camino a pasos airados por los largos pasillos de la casa en busca de mis amigos y hermano, mas no logra nada

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Camino a pasos airados por los largos pasillos de la casa en busca de mis amigos y hermano, mas no logra nada.

Me encuentro con jóvenes estudiantes ya muy mal por el exceso de alcohol y una que otra cosa.

Después de una larga caminata logra llegar a la sala de la casa y busco a Madison con la mirada. Luego de la que pasó en la habitación de Hades solo quiero salir de aquí y nunca más volver a verlo.

Una pesada mano cae en mi hombro —Char —grita Chad, acercándome más a su cuerpo. Ya su aliento es solo alcohol.

Ladeo mi cabeza por encima de mi hombro para verlo.

—¿Dónde está Madi? —cuestiono.

Él sonríe —está en la piscina.

Ay Dios.

—No me digas que se está bañando.

Chad le da un largo sorbo al vaso de plástico que tiene en su mano y asiente.

¡AY DIOS MIO!

Me suelto del agarre de Chad y esquivando a la gente que me encuentro en mi camino me apresuro a la parte trasera de la casa, donde se supone se encuentra la piscina.

Tengo que caminar un largo trecho para llegar al lugar donde se encuentran la piscina y un jacuzzi. Me sorprendo por la gran multitud de personas que se encuentran en la enorme piscina, unos ríen a carcajadas, otros juegan a las tumbadas y la mayoría baila dentro del agua.

Esto es un descontrol.

Escaneo el lugar en busca de mi amiga.

—¡Charlotte! —chilla la voz de mi loca amiga.

Alzo mi atención hasta que la encuentro en la gran multitud que baila en la piscina.

Cruzo mi brazos debajo de mi pecho, poniendo de rostro serio. Ella al ver mi expresión entiende que no estoy para nada feliz.

Madi deja caer sus hombros, se aproxima a las escalera de la piscina y sale de ella. Camina hacia mí vestida solo con su ropa interior, sinceramente tiene un cuerpo de impacto así que esta bien que quiera mostrar, pero no de esta manera, no donde los chicos se la comen con las miradas. Su rubio cabello ya está mojado.

—¡Charlo! —se lanza sobre mí, dándome un abrazo.

Siento como moja mi suerte así que me aparto.

—¿Madison, dónde está tu ropa? —le pregunto, bajando mis brazos.

Aprieta el vaso que sostiene en su mano —la...tiene Chad —responde no muy convencida.

Un grito de la multitud nos hace poner nuestra atención en lo que todos miran. El chico que hace un buen rato se presentó como Érebo se encuentra parado en el techo de la casa.

Perfecta Destrucción| Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora