Taeyong

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Dos días después del mayor gay panic de la historia de taeyong, hasta ahora, una vez más se encuentra con Ten en la sala de ensayos. Ahora son solo dos personas y espera por todo lo que es sagrado que a Ten no se le ocurra decir nada fuera de línea o lo llegue a comprender sin decir muchas palabras. El tailandés tiende a decir cosas muy cuestionables para su gusto. Y no es que no las entienda sino que preferiría que no las dijera cuando hay más de una cámara grabándolos, o peor aún, cuando están intentando hacer una transmisión en vivo.

Ten se encuentra sonriendo a la cámara e intentando leer algunos de los comentarios que les dejan los fans y que avanzan a gran velocidad. El coreano de Ten ha mejorado bastante, piensa con una sonrisa propia mientras mira un segundo a Ten y su cabello color aguamarina bebé.

Está haciendo todo lo posible por concentrarse y pasa de probar postres y dulces a estar grabando a Ten mientras el chico baila My, My, My! de Troye Sivan, y de repente todo se siente como un sueño: Ten sonriente mientras mueve su delgado cuerpo al ritmo de la música, Ten hablándole con ese adorable acento que tiene que hace parecer como si usara el aegyo en cada oración, Ten volviendo a su lugar en frente de la cámara y Taeyong siguiéndolo; Ten decidiendose por un reto para los fans, los fans cumpliéndolo y luego ambos bailando We Cool de Marteen a todo volumen. Y luego, al final, la batería de la cámara acabándose y Taeyong cortando el Vlive justo en un high five cómplice de ambos.

Ten, Ten, Ten.

Ten por todas partes. Ya extrañaba trabajar con él como cuando eran trainees.

Está bien. Ten siempre había sido su amigo, pero desde que se dio por vencido y se dio cuenta de que lo que sentía por él era más que amistad, el chico parecía haber ascendido a un nivel cósmico-etéreo-elemental en el que sólo se encontraba él y le daba vida a las sensaciones más extrañas en el cuerpo de Taeyong y le transmitía paz y fuerza al mismo tiempo. Ten probablemente se hubiese convertido en una hadilla de la noche a la mañana y a Taeyong no le sorprendería. 

Ten parecía tener magia a su alrededor…

-¿Hyung? -Taeyong vuelve a la realidad y se encuentra con la mano de Ten ondeando justo en frente de sus ojos. -¿Tierra llamando a Lee Taeyong? -Ten hace una imitación bastante pobre de voz alienígena pero que si dependiera de él, Taeyong le entregaría el Oscar a mejor voz alienígena por un chico hada. Probablemente no tenga mucha credibilidad. No es como si fuera a decir eso en voz alta.

-¿Ya se fue mánager hyung? -Pregunta inquisitivo y recorre con los ojos la sala de ensayos. 

-Sí, hyung, es lo que te estaba diciendo. -Niega Ten con la cabeza y en su voz suena una sonrisa. Taeyong podría distinguir esa voz en cualquier lugar y en medio de la mayor cacofonía existente.

Y en un segundo Taeyong se pregunta desde cuándo empezó a tener pensamientos tan ridículos sobre Ten; ridículos no porque sean tontos sino por lo desconocidos que llegaban a ser para él. ¿Desde cuándo se empezó a dar cuenta del adorable acento de Ten? ¿O de cómo la sonrisa del chico siempre parecía tocar las esquinas de sus ojos y empequeñecerlos a lunas crecientes? ¿Qué hacía que Ten pareciera perfecto? ¿Era todo su ser rebozando de talento, o era el simple hecho de que parecía encajar a la perfección en los brazos de Taeyong? De acuerdo, antes de Ten nunca le había puesto la suficiente atención a sus abrazos con ninguna otra persona, pero si iba a seguir teniendo la oportunidad de envolver sus brazos alrededor de sus dongsaeng, entonces iba a atesorarlas cada vez. Aunque también existía la posibilidad de que todo el torbellino de pensamientos y emociones se debiera a lo que Ten parecía representar para las personas a su alrededor: Ten era un chico agradable, bondadoso, coqueto, disciplinado y amoroso, y las personas lo notaban. Y Taeyong era incapaz de ignorar las miradas de admiración que Ten atraía, las miradas de respeto, las miradas de complicidad de los amigos de ambos; y ojalá fuera solamente eso, pero no, porque Ten también atraía la atención de mujeres y hombres fuera de su querido grupo y quería pensar que él era el único al que Ten le dedicaba atención devota (que definitivamente era correspondida), pero no quería engañarse, no cuando existían allá afuera mil y un personas capaces de hacer feliz a Ten.

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