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Las inseguridades caen sobre Ten tres segundos después de que la puerta del dormitorio se cierra detrás de la espalda de Taeyong, luego de que terminan de desayunar. Las siente como cuando se siente frío, que te vas dando cuenta de ello gradualmente, y para cuando la realización llega a ti, tus pies están congelados. Así se siente Ten, solo que lo que tiene congelado no son los pies sino la voluntad de volver a salir de su habitación. ¿Y para qué querría ver gente? Y sobre todo, ¿para qué querría ver a Taeyong? Lo único que podría hacer en frente de él sería esconder la cabeza en su hoodie cual tortuga en su caparazón.

De todas formas – y porque mamá no crió a ningún cobarde – decide que tiene que hablarle a Johnny para pedirle su opinión. Le llamaría también a Mark pero no está dispuesto a traumatizar al niño. Aún. 

Así que enciende un incienso de sándalo para ayudar a relajarse, apaga todas las luces de la habitación menos la lámpara de su buró, y cierra la puerta después de gritar una advertencia a todos sus compañeros de piso. Más vale que no se les ocurra interrumpir ahora.

Se sienta contra el respaldo de su cama mientras marca el número de Johnny y espera a que éste conteste la llamada. Cuando lo hace, la respiración de Johnny suena superficial. 

– Lo siento, ¿interrumpí algún ensayo? – Pregunta enseguida preocupado.

No, descuida. De hecho, estás de suerte, porque precisamente apenas va a empezar. – Johnny hace una pausa como para revisar la hora en su muñeca. – Así que puedo concederte unos quince minutos. 

– Uhh… mejor te hablaré después. – Dice pero se arrepiente en el momento. Después de todo, Ten no sabe cuándo va a poder encontrar desocupado a su amigo. Qué ironía que antes el que esperaba a ver la agenda de los demás, no era él. Sacude la cabeza rápido para despejar sus pensamientos y continúa hablando. – ¿O sabes qué? Decidí que siempre sí quiero hablar.

Okeeey… – Johnny dice desconcertado a través del auricular. Ten casi puede ver su cara. – ¿Pasa algo?

– Creo que arruiné todo con Taeyong. – No hay manera de decirlo diferente y cree que mientras más le de vueltas al asunto, menos va a poder poner sus ideas en palabras. Así que se obliga a seguir hablando antes de que pueda cambiar de parecer. – Tal vez ya se veía venir, después de todo somos un par de idols que nunca antes han experimentado una relación de verdad. O quizás todo es porque no puedo dejar de vivir en las nubes, ¿sabes? Pero claro, eso ya todos lo saben. Más de uno me lo ha dicho, tú incluido. Entonces–

Espera, espera. – Johnny lo interrumpe a mitad de la oración. – ¿De qué demonios estás hablando? ¿No se lo pasaron juntos ayer?

– Sí, Johnny, ¡y fue genial! Tal vez demasiado. – Murmura al final, más como para sí mismo. Tal vez en realidad todo fue demasiado bueno para ser cierto. 

No entiendo. – Johnny se excusa con quien sea que le esté acompañando y espera un momento para volver a hablar. Ten sabe que Johnny encontró un lugar más privado para hablarle y se lo agradece mentalmente. – ¿Puedes empezar otra vez?

– Ayer, Taeyong y yo llevamos nuestra relación a un terreno más físico. – Exhala en un suspiro. Es como si hubiese estado esperando toda la mañana para decir esas palabras en voz alta. Su voz tiembla en los bordes pero no está dispuesto a mirar ahí: no conoce la razón pero su pecho duele con un presentimiento. 

Eso es genial, ¿no? – Cuestiona Johnny, confundido.

– Eso pensaba yo hasta hace unas horas pero creo que estaba equivocado.

SUSURROS (taeten)Where stories live. Discover now