Taeyong

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La primera mañana después de llegar a Seúl, Taeyong se encuentra de camino a la compañía, donde se supone que debe encontrarse con los demás en punto de las 10 am. Antes de eso, le espera una práctica de voz a la que debe llegar dentro de quince minutos. 

Saluda a todo el que se encuentra de camino al aula correspondiente, donde se encuentra con Taeil hyung nada más entrar.

-¡Taeyongie! -Le saluda el mayor con una sonrisa de oreja a oreja. -No escuché cuando llegaste anoche. ¿O fue en la madrugada? -Pregunta curioso.

-Iba a ser la 1:30 am, hyung. Cuando llegué ya estaban todos dormidos. -Contesta y le entrega al otro un té verde que compró para él de camino a la práctica. Su hyung acepta la bebida con una sonrisa y enseguida Taeyong toma asiento junto a Taeil, en espera del profesor de canto para empezar con las vocalizaciones.

Si bien está contento de volver a ver sus amigos de 127 (verlos todos los días, las veinticuatro horas del día, se ha convertido en una rutina bienvenida), debe aceptar que hubiese preferido quedarse en cama, durmiendo otro par de horas. No lo malentiendan, los días en los que puede dormir al menos seis horas son raros así que cuando puede, lo hace. Además, decir que le está ganando la impaciencia por saber qué hacer en su “situación”, es un eufemismo. Las manos incluso le pican por tomar el aparato y contestarle...

Porque no. No le ha contestado a Ten el mensaje que el menor le envió cuando estuvo por fin a salvo en su dormitorio. Cuando al fin se decidiera a hacerlo podría decirle que se quedó dormido, pero ambos sabrían que estaría mintiendo. La verdad es que no se había querido ver como un desesperado. Incluso si se había pasado varios minutos esperando dicho mensaje.

-¿Qué pasa, Tae? Te ves desesperado.

-¿En serio? Me encuentro bien. -Pero no es capaz de devolverle la mirada al otro.

-Tiene que ver con Ten, ¿verdad? -Dice Taeil y a su voz no le cabe una pizca de duda.

-Mmm… -Vacila. ¿Debería decirle? No es como si fuera algo de lo qué avergonzarse, ¿verdad? Es sólo un mensaje. -Sí.

-¿Sí? -Repite el mayor. -Sí… ¿qué?

-Sí es sobre Ten, hyung. -Hace una pausa y observa a su hyung asentir con la cabeza. Le está prestando atención y Taeyong no sabe si debería tener miedo o sentirse agradecido. -Anoche me envió un mensaje.

-¿Qué tipo de mensaje? -Taeil, como intuyendo que su mirada le trae nervios, de pronto enfoca su atención al té que está bebiendo. Taeyong siente que puede volver a respirar con normalidad.

-Uno ¿normal? Me avisó que ya estaba en su habitación, ya sabes, cuando llegamos en la madrugada.

Taeyong levanta los ojos y se encuentra con los de Taeil que, incrédulos, parecen preguntar: “¿es en serio?”.

-¿Ese es el mensaje que tan preocupado te tiene? -Contesta Taeil por fin, con los ojos empequeñecidos, y Taeyong siente la cara hervir de vergüenza.

-¡No me malinterpretes, hyung! -Se apresura a aclarar. -La cosa no es el mensaje en sí, sino que no he podido contestarle y no sé por qué.

Sí, al fin pudo sacarlo y siente cómo la ansiedad se empieza a ir de a poco de su cuerpo. Le sorprende que decir las cosas se sienta como si tomara bocanadas de aire después de haberse estado ahogando durante minutos enteros. Es como si el oxígeno llegara otra vez a su cerebro y le permitiera pensar las cosas con claridad. No es que pensar mucho le ayude, de todas formas, pero al menos ya no se siente tan mareado.

Sale del trance en cuanto la puerta del aula se abre de par en par y deja ver al Profesor Kim. El hombre está en la compañía incluso desde antes de que el mismo Taeyong entrara. Tal vez tiene más tiempo que muchos de los sunbaes, no sabría decirlo, pero está seguro de que si alguien logra hacerle cantar bien, ese es el Profesor Kim. No por nada lo contrataron, piensa.

Taeil le hace una seña antes de empezar con las clases y Taeyong se acerca a su hyung.

-¿Qué pasa? -Pregunta. Ya sabe qué pasa pero prefiere no pensar en ello por el momento.

-Si el mensaje no es lo importante -le dice Taeil en voz baja, -entonces lo es el motivo. Me pregunto si habría sido lo mismo de haber sido yo quien lo enviara.

Y, aunque no tiene que pensarlo siquiera por un segundo, Taeyong se encuentra haciéndolo. Claro que no habría sido lo mismo. Taeil hyung es Taeil hyung, y aunque lo quiere y lo respeta como amigo y colega, el mayor no podría representar nunca para él lo mismo que Ten. Significase lo que el pequeño significase, todavía no le pone nombre y no sabe si está seguro de querer hacerlo.

Taeyong mira a los ojos a su compañero de práctica y niega ligeramente con la cabeza. Aunque el gesto quiere decir “no sería lo mismo”, está consciente de que también tiene otra interpretación:

Ten no sólo es diferente, sino especial.

Y por alguna razón, siente la necesidad de guardar ese sentimiento para sí mismo. Al menos, de momento.














. . .












Esto es un lío.

SUSURROS (taeten)Where stories live. Discover now