Taeyong

623 96 28
                                    

-Los celos no son buenos. -La voz en la oreja de Taeyong lo hace saltar en su sitio, donde se encuentra sentado en el piso, preparándose para el ensayo con 127.

Es Johnny; el castaño asoma la cabeza por sobre su hombro sin una pizca de vergüenza por espiar conversaciones ajenas. Taeyong lo despeina con un manotazo.

-¡Ouch! -Se queja el alto y se soba la parte golpeada de la cabeza. -¿Por qué fue eso?

-Por asustarme. -Aclara. -Y por espiar conversaciones ajenas.

-¡Estabas en el celular!

-¿Y? -Pregunta, indignado.

-¡También estaban hablando de mí! ¡Te dije que le preguntaras por qué no me había mandado el video a mí también!

Bueno, sí. Ya que lo piensa, Johnny tiene razón. Pero no es como si fuera a reconocerlo.

-Pero tal vez también estábamos hablando de otra cosa, no sé... -deja la frase sin terminar con la intención de dar por acabado el argumento, pero claro, su amigo no piensa lo mismo.

-¿De qué iban a hablar ustedes? -Lo mira fijamente con los ojos entrecerrados mientras se rasca la barbilla, como considerando un mar de posibilidades. Sólo ese gesto es suficiente para saber que va a decir una tontería y Taeyong no va a poder evitarlo sin importar lo último que haga. Luego, una sonrisa malvada se extiende por toda la cara del mayor. -En serio, ¿de qué iban a hablar? -Le repite la pregunta. -¿De todos los besitos que se dieron cuando se quedaron solos en Ucrania? -Y hace ademán de acercarse para intentar besarlo.

Taeyong se levanta de inmediato del piso con la cara hirviendo de vergüenza. No sabe por qué reacciona de la forma en que lo hace pero en poco tiempo ya tiene la atención de todos sobre él, incluido mánager hyung y algunos otros miembros del staff. Los miembros lo rodean con sonrisas en la cara y ceños confundidos, por lo que decide correr a la espalda de Johnny y refugiarse detrás de él. El alto no tiene derecho a quejarse pues está siendo acosado por su culpa, piensa. Pronto, Taeyong se cuelga del cuello de su amigo, fingiendo que quiere ahorcarlo. O no.

-Baja ahora, Lee Taeyong. -Escucha que dice Taeil, pero cuando lo mira el mayor está sonriendo.

-¡Me va matar! -Grita Johnny con un tono exagerado de estarse ahogando.

-¡No pasó nada! -Se apresura a aclarar, y luego, hablando sólo lo suficientemente alto para que John lo escuche, dice: -Y si hubiese pasado algo, ¿por qué te lo diría?

Y esas palabras hacen que Johnny empiece a girar como un loco, lo que provoca que Taeyong envuelva las piernas en la cintura del mayor y apriete su agarre en el cuello de la víctima.

-¡Youngho! -Termina por gritar el nombre real de su amigo. -¡Detente! ¡Taeil hyung! ¡Haz que se detenga!

Pero es mánager hyung quien llega corriendo y detiene al alto en medio de un giro y ayuda a Taeyong a bajar. Inmediatamente abraza a su rescatista.

-¡Hyung! -Lloriquea falsamente y provoca risas en los demás.

-Los dos, ya basta. -Se ve amenazado por un dedo índice dirigido a su dirección que luego apunta a Johnny. El otro sigue riéndose y Taeyong no sabe si es por las endemoniadas vueltas mareantes o por lo que le dijo antes de que empezara a girar. Pero mánager hyung pronto se encuentra sonriendo y negando con la cabeza. -Dejen de jugar niños. Hay que terminar todo a tiempo. Recuerden que hoy tienen reunión en el dormitorio. Los dieciocho.

Taeyong ve su oportunidad para ponerle un punto final a todo el asunto, pero es interrumpido cuando su espía de conversaciones ajenas se le adelanta.

-¡Hyung! -Le habla a mánager hyung y Taeyong abre los ojos como platos. -Cuéntanos qué tanto hicieron Taeyong y Ten en Ucrania.

-¡Seo Youngho! -Gruñe para evitar que mánager hyung conteste la pregunta.

No le pasa desapercibida la mirada de extrañeza que el hombre a cargo del grupo le da, ni las expresiones de confusión de algunos de los miembros ni de diversión de otros. Después de lo que ha pasado, está menos que seguro de querer confiarle a alguien todo lo que pasó, y sintió, en Ucrania, con las piernas de Ten abrazadas a su cintura y las expectativas nublándole la razón y la realidad. No sabe por qué creyó que todo estaría bien. No sabe por qué se le ocurrió pensar, en un principio, que podía confiar en alguien con algo con la magnitud que tienen sus sentimientos.

Siente escozor en la parte de atrás de los ojos e intenta esconder la rojez que seguramente los está cubriendo con un ceño fruncido y la visera de la gorra cada vez más abajo. No va a llorar. No va a llorar.

No es el lugar ni el momento para llorar.

Carraspea y habla en voz alta, casi gritando, para intentar camuflar el nudo que tiene atorado en la garganta:

-Paremos esto aquí. Mánager hyung tiene razón, no podemos desperdiciar el tiempo con juegos tontos.

Sabe que suena duro y que les está hablando mal, que ninguno en esta habitación se lo merece. Pero él tampoco se merecía tanta atención sobre un tema que ni siquiera tiene claro todavía. O al menos eso es lo que se repite como un mantra para no sentirse culpable.

Aunque cree que nadie en su grupo es homofóbico, sí que tiene la certeza de que todos, incluido él mismo, tendrían que vivir un proceso largo para aceptar que pueda haber entre ellos alguien que guste de su mismo género, después de todo, la sociedad de mierda en la que crecieron les ha hecho creer que está mal.

Y lamentablemente, Taeyong a veces piensa igual.

Pero no, piensa otra vez, este no es momento para llorar.

SUSURROS (taeten)Where stories live. Discover now