Taeyong

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Desde la pequeña conversación en la habitación del hotel, Taeyong no quiere despegarse de Ten.

Y no es tanto que necesite estar sobre él todo el tiempo, pero el simple hecho de saber que está a su lado, de sentir su brazo rozar con el suyo, le satisface más de lo que estaría dispuesto a aceptar. Así que logra que su dongsaeng se siente más cerca de él en el auto, mientras dan un paseo y se dirigen a hacer las últimas grabaciones y sesiones de fotos.

-Necesitas acercarte más para poder entrar los dos en la toma. -Se justifica, y está seguro de que Ten piensa lo mismo que él de sí mismo: que no encuentra otra manera para tenerlo lo más cerca posible.

Así que Ten obedece, se recorre hacia el centro y Taeyong se pregunta por qué dejó su chaqueta en el asiento del medio.

-¿Está todo bien, chicos? -Mánager hyung les dirige una mirada fugaz a través del espejo retrovisor. Va sentado en el lugar de copiloto y el guía que los acompaña es quien va conduciendo.

-Mhm… -Masculla Ten a su lado. Y luego sonríe. -Estoy intentando que los dos aparezcamos en la toma. Luego dirige la cámara hacia sí mismo y empieza a hablarle.

Taeyong lo mira un segundo, sonriendo también porque, ¿quién iba a pensar que Ten usaría su propia excusa con el mánager? Definitivamente él no. Pero el chico lo mira a los ojos un segundo a través del reflejo de la ventanilla y sonríe imposiblemente más. Taeyong niega con la cabeza.

Está grabando tranquilamente por la ventana, con la voz de Ten a su lado (quien todavía le está hablando a su cámara, a veces en coreano, a veces en inglés), cuando se da cuenta de todo lo que significa la interacción con mánager hyung.

A pesar de que todos saben, miembros y staff, que Ten y él son amigos, tal vez no estén siendo muy sutiles. No es que a Taeyong le importe. Es decir, sí, lo que hablaron más temprano, cuando todavía estaban en la cama, mirándose a los ojos y con los dedos entrelazados, fue una primera vez en su vida más importante de lo que se le hubiera ocurrido pensar; pero también era algo que no quería compartir con nadie. O al menos, no con el staff, por más confianza que le tuviera a sus hyungs. Estaba convencido de que si había alguien a quien no se atrevería a ocultárselo, esos eran a los que consideraba a sus mejores amigos: Johnny, Yuta, Yoonoh. Y a Taeil, porque era el más grande y ese hyung a veces se ponía medio paranoico cuando sentía que no lo veían como alguien de fiar, responsable y cuidadoso de sus menores.

Además, hay una cosa que está mucho menos dispuesto a compartir: que cuando estaba en esa cama, acostado de lado y con su mano sosteniendo la de Ten mientras su dongsaeng le hacía preguntas tan trascendentes, lo invadió una necesidad muy extraña, que nunca había sentido antes, de acercarse lo más humanamente posible al menor. Así que cuando Ten dio el primer paso y lo abrazó, había trastabillado un poco en sus acciones para después atreverse a rodearle la cintura con los brazos. Y fue ahí cuando la presencia del otro se convirtió en algo fundamental. Y no sólo su presencia, sino que tenerle a su lado, acompañándolo en la vida y disfrutando del viaje juntos. Algo fundamental como respirar por inercia, como beber agua cuando se tiene sed y como dormir cuando se tiene sueño o se está cansado. Algo fundamental como la vida misma, que es y ha sido y será por siempre, que probablemente se transforme pero que estará ahí en cada momento de la existencia, que a veces se dará por hecho pero recaerá siempre la obviedad de que se es no porque sí, sino por un motivo y una razón. Y tendrá sus raíces y hará que la sangre la llame siempre a casa, sin importar dónde ésta se ubique…

Sí, decirle todo eso a los chicos será menos difícil que a los mánagers, pero pensándolo bien, ya no cree que decírselo a sus amigos vaya a ser menos complicado.

Menos aún cuando sintió todo eso mientras tenía las piernas de Ten amarradas a su cintura y él lo sostenía de la cadera. Menos aún cuando, en una respiración profunda en el cuello del menor, creyó que sería capaz de llenar cada uno de los huecos de la vida del otro y que dejaría que Ten hiciera lo mismo por él.

Todavía no sabe qué significa todo eso y no está seguro de querer averiguarlo pronto.

-Estás muy serio, hyung. -La voz de Ten lo saca de dentro de su cabeza.

Y en un vistazo a su alrededor, se da cuenta de que han llegado a la última locación en donde tomarán varias fotografías para el photobook del álbum. Al parecer Ten ya ha terminado con su sesión. Piensa que es demasiado fácil perderse del mundo y esconderse en su mente.

¿Pero cómo no va a ser fácil cuando, si no está pensando en el trabajo o en las coreografías que falta por pulir o en Ten, es mirando al pequeño chico como si de una obra de arte se tratara? Y tal vez lo sea. Hace falta un segundo para notar cómo la luz del sol se refleja en la blanca nieve y Ten empequeñece los ojos para evitar el resplandor, pero el muchacho parece inconsciente de que, en este momento, nada puede brillar más que su sonrisa.

Taeyong casi puede ver un par de alas abriéndose camino desde la espalda del menor y desplegándose en toda su envergadura, porque está seguro de que, en la blanca nieve de Ucrania, Ten es un ángel que juega entre las nubes.

¿Cómo va a ser fácil explicar la estúpida sonrisa en su cara?

SUSURROS (taeten)Where stories live. Discover now