estrellas fugaces

1.3K 164 18
                                    

En un abrir y cerrar de ojos, Ten se encuentra pensando en el tiempo en que no podía viajar ni practicar ni mucho menos hacer promociones. Ese leve parpadeo es suficiente para darse cuenta de cuán rápido ha pasado todo: desde la participación en Hit the Stage que le llevó a ganar reconocimiento, hasta su inactividad debido a la cirugía que le hizo perder algo más que práctica.

Y es que durante esos meses en los que hizo nada, eran comunes las tardes en las que llorar era lo habitual. Bueno, piensa, llorar y ver desde lejos el triunfo de sus amigos. Porque, por más que quisiera, no podía sentirse parte si no se veía incluído.

Aunque claro, no es como si todas esas decisiones fueran tomadas por los mismos miembros. Además, los chicos estuvieron siempre al pendiete de él, cosa que Ten agradece hasta este momento.

Está demás decir que el tiempo que pasó en casa rehabilitándose también fue un buen aliciente para aclarar los líos en los que se estaba metiendo su cabeza, así como fortalecer su decisión de llegar a lo más alto. Ya había llegado muy lejos como para darse por vencido y renunciar.

Y sí, una de las cosas que más extrañó, precisamente, fue viajar. De noche o de día, por la tarde o en la mañana. Con los miembros, con los mánagers, con el resto del staff. Los aeropuertos... los fans, que aunque muchas de las veces eran abrumadores, siempre se les agradecía con el corazón cargado de emoción. Se sentía bien ser recibidos tan calurosamente. Se sentía bien, después de traspasar los filtros de seguridad, el respirar profundo y liberar toxinas del cuerpo y la mente, cerrar los ojos y abrirlos para encontrarse con aviones cada vez más grandes, brillando mientras cruzan el cielo y pasan de ser estrellas fugaces a máquinas aéreas super poderosas.

Ten suspira y un flash le da en la cara. Demasiado cerca para su gusto, pero no puede hacer ningún gesto que diga lo que piensa. No recuerda que antes los aeropuertos se llenaran tanto de gente. De fans. Luego piensa que en realidad, cuando él podía hacer promociones, no eran tan conocidos como ahora.

Tapándose cada vez más la cara para evitar ser enseguecido por las luces, Ten decide enfocar su mente en lo que le espera al final de ese viaje de muchas varias horas: va a encontrarse en Ucrania con los miembros y estará un día completo con ellos. Luego va a quedarse un poco más de tiempo para poder filmar Baby Don't Stop con Taeyong.

Y el último pensamiento lo tiene un poco mareado. No es que Taeyong fuera un completo desconocido, por supuesto, pero tenía que admitir que era un poco más cercano con algunos otros que con el líder.

Claro que Taeyong no le intimida, pero sabe -porque lo consta- que su hyung es perfeccionista y terriblemente obstinado en muchas cosas. Todavía no sabe qué va a hacer cuando quiera decirle algo y no encuentre las palabras para hacerlo. A Johnny, por ejemplo, puede hablarle y preguntarle en inglés y con Yuta y Doyoung puede bromear y sabe que no necesita nada más para relajar el ambiente, pero Taeyong siempre le ha hecho querer superarse y dar lo mejor de sí, y siente que se decepcionaría si por algún motivo no lo llegase a lograr.

En fin, piensa, ya se verá qué es lo que va a pasar.

Ten se acomoda para dormir en cuanto su cabeza toca el respaldo de su asiento en el avión. Ha viajado en situaciones más cómodas que esta pero sabe que no tendrá muchas ocasiones para descansar una vez que llegue al otro país, así que decide no prestar atención a sus alrededores y en menos de cinco minutos ya está en medio de un sueño agitado donde tiene cinco años de edad y un Taeyong con pies enormes intenta atraparlo pero lo pisa en el proceso.

. . .

Después de hacer una breve escala en Kiev y de haber viajado otro par de horas, Ten se dirige al hotel en el que se hospedan los demás acompañado de mánager hyung y su propia ración de miembros del staff.

Está previsto que comparta habitación con Jungwoo y se siente agradecido por eso porque ha tenido oportunidad de estrechar sus lazos con el delgado muchacho durante todo el tiempo que vivió con él, Lucas, Kun y el resto de los Dreamies.

Cuando llega al cuarto no hay nadie. Claramente Jungwoo ha estado ahí porque así lo revela el equipaje revuelto en la maleta y las sábanas sin hacer de una de las camas. Problemente el chico tuvo que haber salido a todas prisas en la mañana.

-Deberías darte una ducha antes de encontrarte con los demás. -Le aconseja mánager hyung, que ha entrado en la habitación hace un momento. -Iremos todos a cenar.

-De acuerdo. Lo haré. -Sonríe y observa cómo el mayor sale y cierra la puerta con un golpe suave.

. . .

Conforme se ducha siente la sangre correr a su cabeza y se pregunta si es normal.

Cuando se pone algo cómodo para salir (o sea un par de jeans negros, una sudadera y el suéter más grande y caliente que empacó) la sangre ya está en sus orejas. No sabe si es por el frío o es que sus nervios van a matarlo. De hecho, no sabe por qué está tan nervioso.

Pero cuando llega la hora de entrar en la habitación donde los demás están esperándolo y encuentra a Mark jugando con Jaehyun, a Jungwoo y Doyoung viendo entretenidos el celular del último en el love seat y a Lucas hablando chino desenfrenado con Winwin, es que se da cuenta: una vez que todos se vayan primero, no habrá motivo para que no comparta habitación con Taeyong.

Y ahí está el líder, sentado en el suelo y con los auriculares en los oídos. Parece sentir los ojos de Ten sobre él porque enseguida levanta la mirada y los nervios de Ten están aún más a flote.

Taeyong da un golpe en el suelo a su lado, invitándolo a sentarse con él. Ten sonríe levemente y se sienta, quitándole uno de los auriculares a su hyung y poniéndoselo él mismo.

Respira profundo y acomoda la cabeza en el hombro del mayor.

Otra vez está en casa.

SUSURROS (taeten)Where stories live. Discover now