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No pasa nada si se toma unos minutos extras en la ducha, de todas formas, los Dreamies ya saben qué esperar cuando se trata de Ten, así que dejando la mente en blanco y tomando una respiración profunda, se dice a sí mismo que no pasa nada. Ten envuelve su erección con el puño y cierra los ojos. 

Y piensa en Taeyong.

En Taeyong  besándolo suave y luego con fuerza, la lengua de Taeyong probando cada parte de su boca; y luego, porque ya sabe cómo se siente, piensa en los dientes de Taeyong cerrándose suavemente en el punto exacto donde su cuello se une con su hombro, y los escalofríos están ahí otra vez. La piel de Ten se eriza de pies a cabeza y las piernas le flaquean por un momento, y de pronto se siente débil y al borde, a punto de explotar. Ten extiende el brazo izquierdo hasta apoyarlo en la pared de la ducha, sosteniendo el peso de su cuerpo que, de otra manera, caería al piso sin ceremonia ante el recuerdo de estar sobre el regazo de Taeyong y sentir la dureza del contrario presionar contra su trasero, aún a través de las capas de ropa interior. 

El agua de la ducha choca contra su espalda y es el único sonido que impide que el orgasmo de Ten se escuche en todo el dormitorio. Tarda solo unos segundos más en recuperar el aliento y luego decide usar el jabón otra vez: no quiere salir e ir a estudiar mandarín apestando a feromonas. Se sonroja ante la idea de alguien enterándose  de que se masturba pensando en Taeyong.

Está bien. Taeyong es su novio y a pesar de que no han llegado hasta el final, sí han tenido sus pequeñas dosis de intimidad. Ten sonríe y siente el pecho vibrar con anticipación, como si hubiera hecho una travesura y estuviese a punto de ser descubierto. Se pregunta si Taeyong ha actuado igual que él y si piensa en esa misma experiencia, o si encuentra más estimulante revivir en su cabeza a Ten succionándole los dedos con determinación. Sea cual sea la opción que Taeyong prefiera, Ten decide hacer el pensamiento a un lado. Ya no puede tardar más tiempo.

Los chicos nuevos son lindos y talentosos y a pesar de que serán compañeros muy pronto, Ten tiene la tarea -otorgada por su mánager y algunos de los altos mandos- de ayudarles a aclimatarse a los foros, las luces de los reflectores, y de más. Piensa que no es el más apropiado para hacerlo, habiendo pasado gran parte del 2017 tras bambalinas, en hiatus debido a una rehabilitación que terminó más bien pronto, y que sirvió solamente para justificar la falta de promociones y de contacto con sus fans. Suspira. Es normal que cada vez que lo piense se sienta agitado. Debería tratar de olvidarlo. 

Así pues, se da prisa y se viste con lo primero que ve en el closet, que resulta ser unos jeans deslavados y una camiseta de mangas largas color blanca. Para evitar el clima frío de febrero se cubre con un cardigan negro. Remueve la pelusa de la prenda con un rodillo y se cruza al hombro un bolso donde lleva todo lo esencial: billetera, estuche de lentes y airpods, iPad, libros de Mandarín para Extranjeros (aprende desde el Coreano), e incluso una bufanda para el caso de que sienta más frío de lo normal. Con todo listo, se encamina a la puerta y en la sala de estar se encuentra a Kun.

– ¿Tú vives aquí, Kun-ge

– A veces. – Responde Kun girando la cabeza y distrayendo su atención de la película que está viendo. Ten nota que el filme está en coreano. Al parecer cada quién hace lo que puede. – ¿Por qué? ¿Te molesta mucho que venga? – Pregunta Kun, también en tono de broma.

– A veces. – Ten ríe un poco y niega con la cabeza. Es divertido molestar a Kun. – Cuida a los Dreamies por mí, ¿quieres? Necesitan un adulto responsable que los supervise.

– Ellos son adultos. – Kun gira los ojos.

– A veces creo que no. Y si lo son, no les creas cuando te digan que, de hecho, son responsables.

SUSURROS (taeten)Where stories live. Discover now