Vergüenza

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Me despierto en el sillón, tengo el bóxer en su lugar pero mi jean está con el cierre abierto y caído por mis caderas. Ella está totalmente desnuda contra mi pecho. Siento su aliento contra mi cuello y su muslo sobre mis piernas, abrazándome como si fuera que de un segundo al otro pudiera desaparecer. Ella o yo. No estoy seguro.

No me muevo ni bien me despierto, me quedo contemplando la televisión que sigue prendida desde la noche anterior. Katia recuesta su cabeza sobre mi brazo, el cual doblo para acariciar su pelo con mis dedos y con el otro la empujo desde mi espalda baja para llevarla un poco más contra mí y sentir la totalidad de su cuerpo en contacto con el mío. Cuando lo hago, ella mueve su cabeza en mi cuello apoyando su frente en mi clavícula y sigue durmiendo.

Después de mi explosión del día de ayer no sé en qué página estamos. Estoy muy avergonzado como para preguntar, estoy todavía muy perdido como para entenderme a mí mismo. Todo se presentó muy de golpe. La realización de todo. Y puede ser que como soy una persona que hace tiempo no está sobria, ya me olvidé cómo era manejar estas emociones. O las emociones en general. Es difícil saber qué es lo que sentís cuando en la superficie no sentís nada. Cuando lo único que pasa por tu mente constantemente es cómo conseguir el próximo vaso de alcohol que te deja adormecido pero funcional.

O tal vez es porque a nosotros los hombres nos enseñan de chicos a amar de mala manera, en mi caso, todavía puedo recordar el amor de mi madre y tengo presente constantemente el amor dulce y desinteresado de mi abuela. Mi abuelo en cambio, nunca supo querer, mucho menos amar. Y mi padre nunca me quiso, quizás él aprendió de su padre y su padre del suyo, que el amor de hombre es distante, frío, queda en uno mismo y no se demuestra con quien se supone. Tal vez si el amor femenino fuera como el masculino, yo sabría amar mejor, sabría amar fuerte y alto, sabría amar sin dolor, pero estoy atrofiado, el ejemplo de amor masculino que tuve fue decadente y atrofiado.

No sé cómo amar sin hacerme mierda.

¿Cómo yo no voy a querer dejar que me consuman? Quién sabe, por ahí y son nuestros padres el problema de nuestras roturas emocionales y la idea de que un padre no debe amar expresivamente, lo que nos lleva a todos a amar terriblemente mal, desvalanceadamente.

¿Será quizás ese amor el que sigue buscando Katia en Andy? ¿Cómo habría sido su padre?

Cómo amamos y cómo dejamos que nos amen es como nos enseñaron.

Para mí, es tóxico, tóxico en el nivel que nunca me satisface, tóxico en el nivel que quiero rebasar ese vacío que dejó la falta de amor. Tóxico al nivel en el cual me lleva a hacer cosas que me arrepiento. Como ayer.

Usar a Katia para tapar mi vacío me avergüenza, la usé como una droga, la abusé como al alcohol y no me preocupé en nada más. No pensé en ella, ni pensé en mi amigo. Solo pensé en cómo suturar mi herida.

¿Por qué me gusta tanto autoflajelarme con acciones que a la mañana siguiente me dejan este gusto amargo y metálico en la boca?

Esta no es mi primera vez. Pero por lo menos anteriormente nunca lo hice con alguien más, siempre soy yo el que termina lidiando con las consecuencias de mis actos, solo yo.

Esta mañana es distinta. Esta mañana tengo a alguien conmigo.

Lloré en los brazos de Katia hasta quedarme dormido, sin siquiera pensar en ella o en el hecho de que por más de que la quiero, ayer no fue la forma de demostrar amor, sino egoísmo. Ayer no fue sobre ella, no fue sobre cómo me atrae, sino que fue sobre mi dolor, mi vacío y el agujero que tengo en el pecho que no sabe nada más que tragar cosas que desaparecen para siempre.

Katia ahora va a desaparecer.

Cierro los ojos y me relajo en el contacto, ese contacto que estoy mendigando hace meses, ese contacto que tanto esperé y vino a mí de la forma más retorcida. Un contacto que esperaba llegara a mis manos con ganas y terminé robado de la forma más cruel. Ella suspira entre sueños en el collar de mi clavícula y me muevo para enterrar mi boca en su pelo, oler su perfume barato y fantasear de que todo está bien, que ella conmigo hace que todo esté bien, cuando en realidad, es todo lo contrario.

AdictoWhere stories live. Discover now