Desconfianza

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Tengo la sensación que esta va a ser una de esas noches. Hablo con una chica alta que no me deja de hacer preguntas e interesarse en mi vida, mientras a lo lejos puedo divisar a Andy en la barra con una chica bastante exuberante, del otro lado de la habitación Katia y Rocío bailan con un par de tipos desconocidos.

Todavía no puedo entender la naturaleza de la relación de Katia y Andy, hay veces que creo que van a empezar a salir y otras en la que los dos terminan con otras personas en camas separadas. Un día se están abrazando en el sillón y al siguiente refregándose con cualquier otra persona en el mismo bar.

—Me dijeron que tenés sedantes.

Dice la castaña alta de ojos gatunos.

—A veces.

Respondo llevándome el trago a la boca. Estoy borracho, hoy estoy de humor para llevarme a alguien a casa y esta chica puede ser mi compañía. Si el alcohol así lo desea. El que consumo yo y el que consume ella.

—¿Tenés ahora?

—No.

Miento, en realidad tengo un bolsillo lleno de pastillas pero tengo la política de nunca darle drogas a las chicas con las que estoy o con las que tengo planeado estar y pasar la noche. No es que me moleste que se droguen, solo no quiero que se terminen olvidando de lo que pasó y levantándose asustadas en mi cama. No quiero que se olviden de mí por completo.

Todavía no soy ese tipo de persona.

De todas formas, como sé que Katia va a llegar a mi casa a la madrugada, últimamente intento estar en el limbo donde consumo lo necesario para dormir y nada más. Alguna botella de alcohol, sin pastillas, sin sedantes de mi abuela. No puedo estár completamente inconsciente, necesito abrir la puerta, necesito quedarme despierto, necesito controlar que no le pase nada.

Sigo charlando con la alta, me cuenta cosas y yo respondo con risas y carcajadas que me salen de todos lados cuando estoy hablando con otra persona. A diferencia de cuando estoy hablando conmigo mismo, cuando no quiero sentir el pleno silencio.

Siento un golpe sobre mi hombro y me giro un poco para ver a Ian y su cara de nada.

—Me voy.

Dice sin emoción. Dice extendiendo las llaves de su auto hacia mí.

—¿Cómo te vas?

—Tengo compañía, me voy con ella.— Miro al lado de Ian, una chica bajita de cara redonda se sostiene contra su brazo. —Rocío va a tener que llevarse a Katia.

Informa sabiendo cómo terminan la mayoría de las noches, veo a la distancia a Rocío y a Katia que siguen bailando en la pista con sus nuevos amigos y creo que no voy a tener que hacer de niñero, está con otra persona, lo más probable es que amanezca con él.

—No creo que haya problema, ella tiene su auto.

Le digo a Ian tomando las llaves.

—Nos vemos.

Ian sale caminando con la chica de cara redonda mientras me vuelvo a concentrar en mi nuevo objetivo de la noche. Parece que hoy todos vamos a tener un final feliz, excepto Sabrina que no deja de escanear la habitación gritándole a cualquier hombre que se le acerque.

De a poco la noche pasa arrullandome el oído, siento cómo la gente empieza a desaparecer lentamente del bar, no me preocupo cuando Sabrina desaparece, ni cuando Andy sale por la puerta con una chica. Pero cuando la conversación con la alta empieza a derivar en nosotros yéndonos del bar, empiezo a escanear quiénes de mis amigos quedan por el lugar. Es cuando no veo a Rocío que me preocupo. No la veo ni a ella ni a Katia. No sé cuándo se fueron. No sé hace cuánto.

AdictoWhere stories live. Discover now