Alarma II

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Salgo de lo del gordo caminando solo en dirección del antro, no es que quiera ir, tampoco es que tenga un particular de ganas de ver a Andrés pero Katia me convence.

Me llevo el cigarrillo a la boca y escupo una bocanada de humo al cielo, me quedo contemplando las nubes por unos segundos.

Un auto que no conozco toca la bocina pero no me interrumpe el momento de absorción. Siento cómo el viento pega contra mis mejillas y el sol me da contra un lateral, la sobriedad hace que el mundo se sienta diferente.

El auto se estaciona a mi lado y Andy baja la ventanilla a unos metros míos.

—¿Auto nuevo?

Me acerco al auto que está manejando Andy mientras termino el cigarrillo. Él se ve diferente, tiene el pelo un poco más corto y aunque sé que no crecemos más pero es como si se hubiera estirado aún más. Tal vez solo haya bajado de peso.

—¿Y vos seguís sin uno?

Pregunta con ojeras que resaltan más con su pelo negro.

—Sabés que lo de ahorrar no se me da bien.

Le admito. Últimamente, sigo vendiendo pastillas azules y celestes pero intento vender lo mínimo posible, lo mínimo que satisfaga al gordo con la esperanza de algún día dejar de vender para siempre.

Antes no pensaba en cosas como el futuro, pero Katia me hace ver la vida un poco más en serio.

—Subí. Te llevo ¿Vas al bar, no?

Pregunta Andy y aunque tengo pocas ganas de subirme y tener que hablar con él en privado, termino tirando el cigarrillo al suelo y subiéndome en el asiento del acompañante.

—¿Qué onda con vos?

Digo para romper el silencio incómodo.

—Nada, nuevo depto, nuevo laburo, viejos quilombos.

Andy se acomoda el pelo oscuro y noto que tiene un nuevo tatuaje en el dorso de la mano, la cual apoya sobre el volante con un par de dedos.

—¿Con?

—Lo de siempre... ¿Y vos?

Andy se gira y me examina detenidamente ¿Habré cambiado también tanto como él?

—También, lo de siempre.— Digo y una pizca de angustia me pellizca el pecho. —Estoy con Katia ¿Ian te contó?

Digo para tantear su reacción.

—¿Formal?

Andy dice en voz un poco cargada.

—Estoy tranquilo con ella.— Andy espera unos segundos en silencio y continuo. — Me da un poco de morbo.— Y es verdad, ella y su tranquilidad me dan un poco de morbo. Andy se lleva un cigarro a la boca y lo prendo con el encendedor de stickers que Katia me regaló. —Sabés que ella es re morbo y de alguna forma me encanta que lo sea.

Tengo que confesar que Katia vea a Andy después de tanto tiempo, después de cómo terminaron las cosas me da ansiedad pero lo suprimo tirándome en el asiento del auto y sacando la mano por fuera de la ventana para sentir el viento en mi mano.

—Te entiendo.

Termina diciendo él después de quedarse en su cabeza y abstraerse por unos segundos como suele hacer él.

—¿Y vos? Hoy podés contarnos qué pasó... Después de todo, siempre tuvimos la historia a medias.

Pregunto refiriéndome a Cora, después de todo, nunca supimos más de su historia ni de Cora. Secretamente espero que estén saliendo.

AdictoWhere stories live. Discover now