Agobio II

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—¡Hola!

Grita Andy empapado, trayendo a la virgen de la mano. Hay veces que no sé qué es lo que se le pasa por la cabeza. Miro a Katia y ella se concentra en su vaso de cerveza. Juro que si Andy lástima un poco a Katia esta noche no tengo problemas en molerlo a golpes.

Él se sienta en el box soltando la mano de Cora y la mesa llena de conversaciones se apaga y se pone tensa. Él sienta a la chica en sus piernas y ella obediente saluda a todos. Hay algo de ella que me enoja, debe ser la poca voluntad que tiene. O las ganas de ser manejada.

Me meto en mi celular viendo mensajes de gente que quiere pasar por el bar a juntar un poco de nafta súper mientras controlo de reojo las reacciones de Katia y cómo de a poco, empieza a acelerar el ritmo con el que toma cerveza.

Benjamin, el barman de rastas que ya es como un viejo amigo, trae una ronda más para Katia cuando ve que ella ya terminó su vaso.

—¿Qué vas a tomar?

Pregunta Andy a la virgen y ella responde que lo que él tome y eso por alguna razón me enoja más. Él la abraza por la cintura y empieza a susurrarle al oído. Puedo notar la pesadumbre del ambiente, sobre todo con la energía que emite Sabrina.

—¿No están pasando mucho tiempo juntos ustedes? ¿Seguís siendo virgen, no?

Pregunto sin una gota de remordimiento.

Katia me lanza una mirada matadora. Ella, aún así, con Andy importándole una mierda, sigue preocupándose por él. En eso... Somos iguales.

—Dijiste que la ibas a compartir cuando terminaras con ella, pero nunca terminás.

Le tiro a Andy apoyando la cabeza contra la pared esperando su reacción.

—... Andy.

Katia susurra, sé que le va a decir que no tiene que responder pero él lo hace interrumpiéndola.

—No sé qué pretenden que responda.

Dice él amenazando con el tono, lo ignoro y continuo. Respondiendo a esa fuerza impulsiva que me lleva siempre a meterme en problemas.

—¿Por qué...

—Porque tengo ganas.

Dice seco en mitad de mi pregunta. Veo cómo Sabrina sonríe sarcásticamente e Ian levanta las cejas. Por suerte Benjamín llega con dos vodkas, en un segundo deja los vasos llenos de alcohol y se va rápidamente después de unos segundos cuando nos ve a todos a la defensiva y siente esa tensión en el aire que puede ser cortada con cuchillo.

—Tenés que dejar de pervertirla, pobre, ni siquiera sabe cómo sos.

Dice Sabrina acompañándome en el sentimiento y siento que todos están en desacuerdo con que haya traído a la virgen al antro. Por suerte no soy el único dispuesto a hablar.

—Sé cómo es Andy.

Responde la virgen y es como si por primera vez estuviera escuchando su voz. Después de todo, no parece que hable mucho cuando está alrededor nuestro. Me pregunto si hablará siquiera cuando está a solas con Andy.

—No creo que tengas idea.

Agrega Katia como siempre, perdida. La veo incómoda, la veo ansiosa pero es Andy el que no tiene que estar cómodo en esta situación. Ni él, ni Cora.

—Si lo decís porque está con otras chicas, lo sé, no soy estúpida, no pretendo que pase el tiempo conmigo y deje de acostarse con otras mientras yo sigo siendo virgen y tengo novio. Sé que se acuesta con vos y no dudo que con miles de otras. No sé qué tipo de relación creés que tenemos pero no es de tu incumbencia porque solo nosotros la entendemos.

AdictoWhere stories live. Discover now