Armonía

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—Felicitaciones otra vez.

Dice ella.

—¿No me vas a dar una medalla o algo así?

Yo sonrío y camino un poco con ella colgada de mi cuello. Me pregunto qué pasaría si le digo que estoy enamorado de ella, ¿se volverá todo falso? ¿Me dará amor falso?

Me digo a mí mismo que así estamos bien.

Que esto es suficiente.

Para mí es suficiente.

¿Es suficiente para ella?

Katia me toma de la mano y me lleva al lado de la fogata donde ambos nos sentamos con nuestros amigos, todos toman y fuman, algo que aunque yo me acostumbré, sé que a Katia le da problemas. Cada vez que ve a alguien tomar algo termina estrujando mi mano inconscientemente. Si supiera lo mucho que me electriza el simple contacto de nuestras manos entrelazadas, si supiera cuánto me gustaría tener esto, más de esto en mi vida.

Después de un par de minutos de ver la fogata sin decir nada en particular, disfrutando la noche oscura y la compañía del otro en silencio, ella decide pararse frente al fuego. Katia suelta mi mano y sin decir nada se pone a bailar frente mío, ella gira, sonríe y se mueve a la par del sonido de la música que proviene de uno de los autos que está estacionado del otro lado de la fogata. Posa sus manos en mis hombros para que baile con ella. Nunca fui de bailar mucho estando sobrio, creo que estando drogado incluso solo muevo los pies de un lado para el otro sin coordinación.

Le sigo la corriente, solo porque disfruto el contacto, disfruto de su sonrisa radiante, de cómo sus dientes de ratón se asoman por debajo de sus labios.

Katia se acerca a mí y la tomo de la cadera, acá estamos, dos adictos intentando limpiarnos, intentando usar al otro para aplacar nuestros problemas.

Ella mueve la cadera y siento cómo el aire frío golpea un lado de mi cuerpo enfriándolo mientras que mi otro lateral se entibia con el calor de la fogata.

El maquillaje de Katia brilla en medio de la noche, el brillo del glitter parpadea con la luz del fuego y en vez de bailar termino parado viendo cómo ella baila para mí, como si fuera la reina de la destrucción lista para destrozar mi vida en cualquier momento.

—¿Qué vamos a hacer de ahora en más?

Pregunta sonriendo.

—Lo que vos quieras.

Katia me está mirando con fascinación, como si hubiera dicho las palabras justas que ella estaba esperando. Sin avisar, ella me toma del cuello y me empuja hacia su cuerpo y hacia sus labios. Manejándome como quiere.

¿Cómo me puedo resistir? Nunca me puedo resistir.

Abro la boca y dejo que sus besos me invadan, ella se mueve ágilmente entre mis besos, muerde y tira de mi labio inferior.

No me siento como en el cielo, tendría que decir que me siento más como el infierno, dejando que esta chica me torture de la forma más cruel... dándome amor.

Sé lo que significa esto para ella, sé el vacío que quiere llenar, porque es el mismo que el mío.

Por un momento no estoy enteramente en el presente, como si una parte mía desapareciera en este momento.

Katia se aparta de mí.

—Salgamos.

Termina riendo.

—¿Qué?

—Salí conmigo, Teo.

Ella es la parte más triste de mi ser.

AdictoWhere stories live. Discover now