Parte 19

3.7K 294 25
                                    

Noelia, una linda jovencita, con varios años menos que Javier, apenas veinticinco, estudiante de medicina,  había conocido a Javier en un bar. Él terminaba un complicado día laboral y ella salía de su trabajo de recepcionista en un gimnasio. Se miraron y se gustaron,  simplemente  eso alcanzó para que él le ofrezca una copa y ella aceptara, se vieron durante tres día consecutivos informalmente y comenzaron a salir después de eso ya como pareja.

Javier la pasaba bien con ella, se divertían juntos, salían a bailar con amigos de ella, iban al cine, a cenar y se veían en el gimnasio adonde ella trabajaba, del que Javier se había asociado. Se podía decir que él había recuperado su risa,  sus ganas de vivir,  ya no estaba encerrado en su estudio o en el departamento y volvía a ser el alma de las reuniones como de costumbre.

Carla y Federico conocieron a Noelia una noche de reunión, realmente no les caía nada bien, les parecía una chica inmadura y muy poco mujer para Javier demasiado frívola, celosa y posesiva, pero mientras él estuviese contento, la aceptarían y si era necesario,  compartirían momentos con ella, solo por verlo bien a él.

Laura servía la cena en su departamento, junto a Daniel, una noche cualquiera después de un largo día de trabajo y varios meses de haber aceptado tener una relación.

-Estuve pensando, – dijo Daniel - que después de estos meses de estar juntos, podríamos dar un paso adelante y podrías conocer a mis hijos, tal vez si te presento en principio como una amiga les sea más fácil aceptarte, ¿que te parece?

A Laura la tomó por sorpresa la pregunta, pero sabía que era cuestión de tiempo y accedió, era consciente que ese día tenía que llegar y  después de todo no le importaba demasiado y Daniel hablaba maravillas de sus hijos, parecían buenos chicos por lo que él le contaba, siempre con la condición de hacerlo como si fuese una amiga, estaría dispuesta a ser presentada porque no era su intensión cambiar de vida por ellos. Después de todo no eran nada suyo y ya tenían una mamá. Se sentía egoísta con sus pensamientos pero era lo que sentía y sería fiel a sí misma, como desde hacía más de un año, ser fiel a sí misma era su meta y nada ni nadie la desviarían por otro camino.

Daniel estaba realmente comprometido con la relación, no del mismo modo que Laura, y aunque ella solo se dejaba llevar muchas veces se sentía agobiada por

El y su monótona presencia, trabajaba demasiado, siempre para mantenerse ocupada,  llegaba tarde al  departamento, cansada y su novio se lo reprochaba de buen modo, sin presionarla, pero lo hacía y le aconsejaba que no trabaje tanto, que con el tiempo se arrepentiría. Le aseguraba que él mismo había visto como dedicarse a trabajar sin descanso podía arruinar su vida, a él le había costado su matrimonio.

-No lo digo ni por mí, ni por nosotros, es por vos, Laura – le aseguraba, tratando de convencerla de que dedique un poco más de tiempo al ocio a divertirse porque no la veía hacerlo. –Tenés una vida para vivirla a pleno, sos joven, podés hacer tantas otras cosas… ¿qué te gustaría hacer?, gimnasia, pintura, viajes, salidas  o, simplemente nada, sentarte y leer por horas. A mí no se me ocurre, seguro que si tuvieras tiempo, a vos si se te ocurriría algo.

 Él notaba que en la vida de Laura nada pasaba, nada era emocionante o movilizante y eso lo frustraba más de lo que podía reconocer y le daba desconfianza, sentía que podía perderla en un segundo, que podía escurrírsele entre los dedos sin notarlo, de un momento a otro,  cuando reconozca que nada la retenía junto a él y eso lo tenía realmente preocupado porque no quería que se aleje, ella ya era demasiado importante en su vida, tanto como para ser el que más amor brindara de los dos y no quejarse.

Volver a Intentar (Completa y en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora