Parte 23

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Faltaba un mes para la gran boda, todos estaban emocionado, contentos por la pareja y con ganas de que llegue el día para pasarla genial y divertirse como ellos sabían hacerlo.

Carla y Martín estaban de aquí para allá con los últimos detalles. Además de estar trabajando duro para poder irse de luna de miel y no tener problemas, especialmente  Carla que tenía fecha de  entrega de un presupuesto importante para la empresa en la que trabajaba. Martín dejaba todo en manos de un compañero de facultad con el que trabajaba muy bien y era de su confianza.

Federico y Javier se habían comprado trajes especialmente para la ocasión. Laura estaba a pleno con los últimos retoques de su vestido, se lo confeccionaba el mismo diseñador que a Carla el traje de novia y Marijo se había probado un vestido que le quedaba perfecto en una casa del shopping y con ese se había quedado. Juntas habían salido a comprar los zapatos y los accesorios para ayudarse en la elección.

La esposa de Federico era muy formal para vestirse, había elegido una amplia pollera larga negra con una faja que marcaba su cintura y una blusa de gasa blanca con un buen escote a pedido de sus amigas, zapatos negros con tacos  altos, cartera  al tono, como accesorios, un collar de perlas que había sido de su abuela y usaría un hermoso e importante anillo que Federico le había regalado para un aniversario.

Laura, en cambio, era más osada para vestirse y tenía un cuerpo privilegiado para hacerlo. Había elegido el color lavanda, su vestido era sencillo, de seda, largo, con la algo de vuelo en la pollera para que no sea incómodo y le permita bailar, pero tenía como detalle importante, un profundo escote en la espalda que llegaba hasta la cintura y usaría el pelo recogido para lucirlo. Había tenido sus dudas sobre el escote porque la obligaría a no usar corpiño y le parecía demasiado atrevido, aunque Carla la había convencido diciéndole que le quedaba muy bien. Agregaría un sencillo collar de cristales y aros con forma de gota, zapatos plateados y  una pequeña cartera a juego.

Aunque habían presenciado algunas de las pruebas del vestido de novia, los últimos detalles no los conocían. Carla quería que sean sorpresa y ellas se lo respetaban.

Marijo organizó una despedida de soltera para la novia, solo de mujeres, a pesar de las críticas del novio, que se había descubierto celoso ante la sola idea.

Había invitado a algunas compañeras del trabajo de Carla y a algunas de las amigas del colegio con las que se seguía viendo, eran quince  mujeres dispuestas a divertirse.  Se juntaron en su casa, a Federico lo había echado entre mimos y arrumacos, y para que no se enoje  le reservó una mesa en un restaurante para que vaya a cenar con Javier y el futuro esposo para mantenerlo entretenido también.

Puso como premisa que todas tenían que ir disfrazadas de brujas sexys, todos los disfraces eran muy originales. Cenaron en su casa y salieron a bailar. Fue muy divertido, bailaron, rieron y por supuesto, tomaron. Llegaron de vuelta a casa de Marijo a la madrugada, algunas un poco pasadas de copas, como era el caso de Laura. Tenía muchas cosas que festejar y había brindado por cada una sin notar que eran demasiados brindis y le estaban pasando factura en ese momento en su coordinación y cordura.

Carla había arreglado con Martin que la esperaría en casa de Federico, y le  ofreció a Laura llevarla al departamento, ella no estaba en condiciones de manejar. Al llegar, se encontraron en la puerta con Javier que se estaba yendo y le dijo que la llevaría él a lo que Carla no se opuso y Laura, no pudo hacerlo.

Volver a Intentar (Completa y en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora