Parte 9

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Federico y Javier almorzaron juntos.

Javier necesitaba contarle a su amigo lo que había pasado, quería una opinión objetiva, aunque se mostraba  feliz con Laura, algunas de las cosas que había escuchado no le habían gustado y otras que pensaba no había querido decirlas.

-Me alegro que se hayan podido sincerar, si se aman todo se puede –dijo Federico.-Es una pena lo que el destino les hizo pero, están juntos para volver a intentarlo.

-No sé si fui muy sincero  Fede, y, tal vez, ella también se halla guardado algo –afirmó Javier. –Intenté decirle lo que yo pensaba, se largó a llorar, reconozco que fui una bestia, no tuve tacto, se lo grité y noté que prefería no escuchar, nos gritamos mucho, nos dijimos cosas feas. – Hizo una pausa y tragó saliva para volver a poner en palabras su horroroso pensamiento -La siento, en parte, responsable de lo que pasó, se expuso sin necesidad, no le costaba nada quedarse en casa, cuidarse, no digo encerrarse pero por lo menos no andar sola por la calle, y menos de noche, eran unos pocos meses. Quién sabe si no forcejeó para cuidar la cartera y por eso le pego ese hijo de su puta, nunca lo sabremos,  lo que si se, es que mi bebe nunca va a nacer y no pasa un solo día en que no llore por eso. –Federico  lo miraba incrédulo, con dolor. - ¡¿Podes creer se animó a decirme que yo hui del problema?! No fue así,  quería que no me viera sufrir para no entristecerla aún más, fui un estúpido por pensar primero en ella,  no lo entendió,  ni me lo agradeció.

-Javier no creo que esta actitud te esté ayudando, ni a vos ni a ella. Laura no fue responsable de nada, fue un tipo que la vio vulnerable y le quiso arrebatar lo que llevaba. Cada uno hace lo que puede ante una situación límite y no puedo ni imaginarme lo que se siente ante semejante pérdida, pero creo que todos tienen el permiso de elaborar  su duelo de la manera que quieran…pero culpar al otro, no me parece, viejo –afirmó Federico en un tono tranquilo, quería que pudiera entender que esa no era la manera, que pensar  así no colaboraba para nada en la reconciliación.

-No necesitaba victimizarse más  de la cuenta, lloraba todo el día, no comía, no se levantaba de la cama, no le importaba si yo estaba o no con ella y ahora lo me lo reclama, ni sabía si estaba o no en la casa, tratar de hacer el duelo juntos  como la pareja que éramos fue imposible. No sé, Fede, realmente me siento mal pensando todo esto porque la amo más que a mi vida, pero no lo puedo evitar, yo también pasé por esta desgracia, es mi hijo también el que ya no va a nacer y no necesité que me vea doblarme de dolor llorándolo  –continuó Javier angustiado y culposo por  sus pensamientos.

Laura, Carla y Marijo estaban  reunidas en el departamento de Carla acomodando regalos y muebles nuevos,  Marijo habló sobre su felicidad y  el buen momento  que vivía con Federico, por su parte Carla  compartía  las inquietudes de su nueva vida con Martín,  y Laura contó sus días en el hotel con Javier.

-Chicas me pongo muy feliz por ustedes, se lo merecen, pero la felicidad parece no ser nunca completa -sentenció Laura.

-Nos dijiste que está todo bien entre ustedes, que aclararon las cosas, que hicieron el amor con la misma piel de siempre. Hasta nos dijiste que disfrutaron del hermoso hotel al que te llevó. ¿Que nos falta saber Lau?–preguntó Carla intrigada.

-No puedo olvidarme de una frase que me dijo, mejor dicho, que me gritó. Prácticamente me culpó a mí de la pérdida del bebe y del ataque de ese tipo.

- No podés creer que Javier piense eso –dijo Marijo.

-Me lo dijo él mismo. Me duele mucho que piense eso y creo que por eso se alejó de mí y no me contuvo todos estos días.  No puedo perdonarle que dude de mí, ni que me crea culpable. El sexo no es todo en la pareja, por más que eso esté intacto no alcanza. Siempre nos tuvimos confianza, pudimos  charlar de todo, peor ahora no, tenemos secretos, y  no quiero tapar los problemas en la cama. De que me sirve estar mal todo el día con mi esposo y solo pasarla bien haciendo el amor. Definitivamente no es eso lo que quiero en mi vida.

-Todo pasó hace muy poco, dense el tiempo necesario para ver las cosas con claridad y decile como te sentís a Javier, no te quedes con bronca, no sirve quedarse  con rencores –dijo Carla. –Fede y Marijo pudieron  revertir  la situación con amor, yo pude cambiar mi vida por amor, ¡no van a poder ustedes que son “el amor”! Lau, tiempo al tiempo.

Los siguientes meses pasaron  entre discusiones y silencios, los sentimientos ocultos dañaron la relación más  de lo esperado, todo se aflojaba con pasión, pero la realidad era otra.

Laura nunca pudo perdonar la ausencia de su marido en el peor momento de su vida, y mucho menos la idea que él tenía sobre su responsabilidad en la pérdida de su bebe. Y Javier no soportaba la angustia de pensar que si Laura hubiese actuado de otra manera durante el embarazo su bebe estaría hoy con ellos.

Con cada discusión se alejaron más  y más.

Javier le propuso a Laura, como último intento de reflotar la pareja, buscar  un nuevo bebe, tal vez sería la oportunidad de cambiar las cosas y volver a ser felices. Laura se negó rotundamente ante la posibilidad.

-¿Cómo podes pedirle eso a la persona responsable de perder un embarazo? –dijo sarcásticamente Laura a su marido. - ¿Cómo sabes que no voy a hacer lo mismo?

-No sigas con ese tema, podemos demostrarnos que nos equivocamos y seguir adelante. Hacer todo diferente, los dos.

Javier intentaba conciliar las cosas, no le gustaban las discusiones, prefería hablar hasta donde se podía y si no se llegaba a nada, tal vez, entonces lo mejor era callar, en ese momento era así, nunca llegaban a ninguna conclusión en ningún tema.

-Definitivamente no, peleamos todos los días por cualquier cosa y a veces  ni nos vemos por tus horarios, que clase de papás podría tener  esa criatura. Estamos más lejos que cerca en este momento – Laura tenía los ojos rojos intentando amedrentar las lágrimas que luchaban por salir.

-Yo ya no sé qué hacer para estar mejor, no estás poniendo ni una poco de voluntad para poder dialogar  como adultos.

-¿Perdón? ¿Qué me querés decir? ¿Que si estamos así de distanciados  es también mi culpa? –preguntó Laura indignada, yo no podía con todo lo que estaban viviendo, intentaba no discutir pero necesitaba gritarle, pelearlo, enojarlo y desahogarse, sabía que no era el camino peor no podía controlarlo.

-Ya no se puede hablar con vos, estoy harto –dijo,  pegó media vuelta y se fue del departamento dando un portazo.

Laura y  Javier ya no eran los mismos, tenían rencor y dolor en su interior, cada conversación que iniciaban con la mejor intención, siempre terminaba  en una horrible y agresiva discusión, ya se había hecho normal  que Javier termine pasando la noche en el cuarto de huéspedes, angustiado por no lograr terminar una charla con su esposa sin discutir, le dolía el alma saberla tan distante, la amaba pero no  estaba dispuesto a vivir en un matrimonio infeliz,  ya no soportaba ese dolor.

Laura, en cada discusión se llenaba más de rencor esperando sentir a Javier arrepentido por pensarla responsable  de la pérdida de su bebe y nunca recibir  ese perdón la mortificaba, la ponía furiosa,  necesitaba de verdad ese arrepentimiento, necesitaba de verdad ese pedido de disculpas.  Lo perdonaría  si  fuese sincero, pero  sabía  que no lo sería si ella le pedía que se disculpe,  él creía que su paternidad truncada era su culpa y eso no era perdonable por el momento

Volver a Intentar (Completa y en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora