Parte 7

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Vamos a ver como se modificó la vida de ellos despues del accidente?

Les dejo la foto de Martin

-Lau ya pasaron más de dos semanas, necesitas levantarte, comer,  salir, la vida sigue te guste o no –dijo Javier a su esposa ya sin paciencia y algo enojado. –Yo también sufro con todo esto y estoy de pie, voy a trabajar todos los días y eso me ayuda a no pensar. Estoy haciendo mi duelo también, pero sé que te tengo a vos y que juntos podemos lograr avanzar. Vamos a tener que vivir con este horrible recuerdo siempre en nuestra memoria. Te necesito a mi lado, si estamos juntos  vamos a poder, no hay que dejarse vencer. – se acercó para dejarle una caricia en la mejilla - Ayer llamó Hernán y me contó que tiene una nueva cuenta para asignarte, sólo te quiere a vos con ese cliente y te está esperando, sé que te va a hacer bien pensar en otra cosa, ¡por favor amor!, te quiero y quiero verte bien.

Javier besó a su mujer dulcemente y le acarició la cabeza, ella por primera vez, después del asalto, dejó besarse.

Laura sentía un vacío inmenso, no podía dejar de llorar desde hacía quince días, nada la distraía de su tragedia, todo era increíble, irreal. Pensaba en lo que podría haber  vivido con su hijo, el término de su embarazo, el parto que ya no podría tener, el nombre que ya no pondría a su bebe, sabía que hubiera sido un varón, se lo había dicho la enfermera cuando ella se lo preguntó en el sanatorio, necesitaba pensar en él, imaginarlo y  agotarse reviviendo cada día de su embarazo para poder enterrar todos esos pensamientos  feos y quedarse con los lindos, si los podía recordar y llorarlo, llorarlo más, mucho más. Estaba muy triste y quería vivir  esa tristeza sin culpa para poder recuperarse después sin remordimientos, ¿por qué no podían entenderla?, necesitaba llorar hasta  secarse. Tampoco sentía la necesidad de compartir esa angustia con nadie,  quería vivirla en soledad, le era propia y de nadie más, su cuerpo lo llevó por cinco meses y en su cuerpo latió su corazoncito por última vez, nadie podría entenderla jamás. Dolía en lo más profundo, cada  respiración que salía de su boca dolía, hasta vivir era doloroso.

Javier le reclamaba compañía, quería que se levantara y siguiera con su vida, ella no podía y él no lo entendía, eso la enojaba y la entristecía aún más. No tenía ganas de ver gente, a veces ni tenía ganas de estar con su marido, él la abrazaba y ella lo rechazaba, él la besaba y ella se alejaba, una noche Javier insinuó la posibilidad de hacer el amor y ella se negó rotundamente.

Estaba muerta en vida, seca, vacía, nada  la motivaba. Un pedazo de su ser había muerto con su bebe.

-Creo que pasó un tiempo prudencial, si no te levantás hoy, cada vez va a ser más difícil, yo también tengo mi límite y no creo poder soportar, en este momento, un rechazo más  de tu parte. Te amo, pero no soy un trapo de piso, pasamos esto juntos y tenemos que recuperarnos juntos. Me duele mucho la pérdida de nuestro bebe pero lo podré superar si te tengo a vos, dos pérdidas juntas  no, por favor… -insistió Javier acariciando dulcemente a Laura y tratando de convencerla de que seguir adelante era la mejor opción.

-Está bien, me voy a levantar y voy a llamar a Hernán para ver que tiene para proponerme, no te prometo nada, solo que voy a intentarlo –dijo Laura sonriéndole a su marido y acariciándole la mejilla.

-Eso me alcanza –le dijo Javier y la besó nuevamente ayudándola a levantarse de la cama.

Laura estaba débil y muy delgada, toda la ropa le quedaba holgada, estaba demacrada pero nada que no se pueda remediar con maquillaje y unos días de buena alimentación. Aunque parecía ida, sin emoción, lo estaba intentando y Javier comprendía que era duro, pero necesitaba que reaccione. Él mismo a veces caía en pozos de dolor insoportable y se encerraba en el baño para llorar como un niño y verla a ella así no lo ayudaba. Pero a diferencia de Laura, Javier sentía enojo, furia, desesperación, además de desgarrador dolor de la ausencia de su bebe y saber que ya nunca le diría papá.

Poco a poco Laura recuperó su vida y su independencia, el trabajo ocupaba mucho de su tiempo, su jefe le pedía que vaya con calma, pero ella no quería, necesitaba mantenerse ocupada y su mente libre de pensamientos dolorosos.

Seguía compartiendo almuerzos con Carla y algunas  salidas  de amigos  con Federico y su esposa.

Aún estaba tratando de recomponer su relación con Javier, estaban muy alejados, nada parecía unirlos, ni el dolor compartido. Lo amaba  como siempre pero sentía que no había actuado como ella había querido, no la había entendido, ni la había apoyado, solo la había criticado y presionado. Se debían una conversación  larga y sincera, pero no era el momento, todavía estaban  dolidos y débiles emocionalmente, ya habría tiempo.

Mientras tanto quería mantenerse ocupada en otros temas y volver a estar, o al menos intentarlo, un poco contenta. Nada  sería como antes, nunca más, pero quería volver a sentirse viva.

Martín le había propuesto a Carla probar  la convivencia. Ella estaba entre la duda, la ansiedad y el miedo, lo charlaba con Laura para pedirle consejos,  ella era su amiga fiel y la conocía más que nadie. Había días en que se arrepentía de haber aceptado la propuesta de su novio y otros en que la consumía la ansiedad, no sabía si hacía lo correcto, pero si no se arriesgaba nunca lo sabría.

Era una persona segura, pero él la vulneraba como nadie. Por primera vez sentía que necesitaba a ese hombre en su vida, bien cerca para no dejarlo escapar.

Carla siempre había asegurado que podía vivir sin un hombre, no lo necesitaba para ser feliz, sentía que tenía muchos amigos y una linda familia con quien compartir y disfrutar su vida. Hasta el día que conoció a Martín y todos sus ideales cayeron en pedazos,  se enamoró de ese tierno rubio que la miró dulcemente y le dijo muy seguro de sí mismo, sin preguntar nada y sin dudarlo -“a partir de hoy  soy tu novio” -y la besó, conquistando el amor de la fuerte Carla con su atrevida personalidad.

Carla se había enamorado de Martin como no lo había hecho nunca, era un buen hombre, la quería y la consentía, la respetaba dándole sus tiempos y era tan responsable con su trabajo como lo era ella con el suyo, tenían prácticamente los mismos gustos y valores y por sobre todas las cosas se divertían juntos.

Laura estaba feliz por su amiga, deseaba verla bien y que pueda formar una familia, Martin  era ideal para  ella, el complemento justo.

Las dos amigas tenían muchas cosas que organizar.  Carla quería redecorar su departamento ya que se mudarían ahí porque era más grande y era una de las condiciones que ella había puesto para sentirse más segura, era “su” departamento y ahí se sentía cómoda. Organizaría una reunión a modo de festejo de la unión de la pareja y para eso necesitaba la ayuda y buen gusto de Laura

Carla sabía que estaba ayudando a su amiga a distraerse y olvidarse  de sus problemas  y angustias, mientras  ella la ayudaba también en la organización de la reunión. Laura estaba ocupada y eso le hacía bien.

Charlaban  mucho de todo, pero nunca del robo o del embarazo o del bebe, Laura había pedido a su amiga que solo hablen de eso cuando ella saque el tema, no siempre le hacía bien recordar  y a veces la angustiaba demasiado,  Carla la respetaba, sentía que había llorado mucho por esa pérdida y no quería hacerlo más, el tiempo curaría su herida.

Volver a Intentar (Completa y en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora