Parte 17

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El departamento en Junín era pequeño, con una sola habitación, un living-comedor también pequeño pero bien equipado. Estaba decorado muy sencillo y con detalles bien femeninos, reflejando a la perfección la personalidad de quien lo habitaba.

Al llegar, Laura abrió el correo, algunas facturas que pagar y algo de publicidad, se dio en largo baño y se dispuso a organizar su semana, faltaba poco para el gran evento de inauguración en el que había puesto toda su energía. Las oficinas estaban terminadas, listas para ser ocupadas, los empleados habían sido seleccionados con el visto bueno de Hernán. Era la semana en la que comenzarían con la actividad laboral a puertas cerradas, lo que la tenía a Laura ansiosa y nerviosa, sabía que estaba todo listo, pero era su primer trabajo con personal a cargo, sentía mucha responsabilidad y el hecho de que Hernán haya puesto toda su confianza en ella la llenaba de orgullo y de agradecimiento, por lo que no podía dejar pasar ningún error y demostrarle que no se había equivocado en brindarle esa confianza. Una vez más Hernán se había comportado como un padre en su vida, dándole apoyo y consejos, además de abrirle la puerta de esa forma dentro de su empresa.

Con la mesa llena de carpetas, presupuestos  y facturas se encontró pensando en Daniel, sin poder concentrarse en sus obligaciones.

-¿Qué me está pasando? ¿Puedo, realmente, estar mirando a Daniel como hombre y no como amigo? –se preguntó en voz alta a sí misma, esperando respuestas que no tenía. Todavía sentía  amor por Javier, aunque sabía que no existía la posibilidad de empezar de nuevo, no al menos por el momento,  lo que la alejaba todavía de él. Y tal vez esto mismo era lo que la acercaba a Daniel, un hombre cordial, educado, buen mozo, que le hacía compañía y la comprendía en su dolor. Era muy consciente de que una equivocación con Daniel no sería tan dolorosa y tal vez podía estar hasta justificada, pero una nueva frustración con Javier sí lo sería, la hundiría en lo más profundo se su tristeza  otra vez y era algo que no se podía permitir, Javier era parte de su ser, de su vida, siempre sería importante para ella y no quería, ni debía debilitar más esa relación,  sea cual fuese, que hoy tenía con él.

Sonó su celular, era Daniel que la liberaba de todos sus pensamientos, una vez más, con su tono tranquilo al hablar.

-¿Cómo está mi hermosa copiloto?

-Hola Dany. Cansada y poniéndome al día –contestó Laura dejando escapar un suspiro de liberación.

-Yo también. Fui a buscar a mis hijos para que duerman en casa, los extrañé muchísimo -dijo Daniel.

-Me imagino, y ellos a vos seguramente  ¿Me vas a acompañar mañana al diario para armar lo de la publicidad? –preguntó Laura.

-Por supuesto, ya te había dicho que sí.

-Gracias por estar siempre conmigo, Dany, y por llevarme a Buenos Aires también.

-De nada, me gusta estar con vos y ayudarte en lo que pueda, vos también me ayudás mucho, más de lo que imaginás – le confesó Daniel.

Laura siguió trabajando hasta tarde, después de cortar la conversación con Daniel. Llamó a Carla para contarle que habían llegado bien y habían tenido un viaje sin contratiempos. Se fue a dormir, mareada de tanto pensar y sobrecargada de dudas.

Volver a Intentar (Completa y en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora