Parte 24

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Perdón por no poner el capítulo ayer. La semana que viene será el final de esta historia, gracias por leerla, saludos

A una semana del casamiento todo estaba volviendo a la normalidad o lo que se suponía que era la normalidad.

Marijo se sentía más fuerte y estaba hermosa, el embarazo le sentaba muy bien. Federico, la mimaba todo el tiempo. La obligaba a alimentarse bien, la llevaba a almorzar y a cenar a los restaurantes que más le gustaban. Y estaba muy emocionado con la primer ecografía de su bebe que habían hecho por precaución unas semanas después del desmayo.

Carla, totalmente alterada por los nervios, deseaba que llegue el día del casamiento, había convencido a Martín que era de mal augurio convivir con la novia la última semana y le había pedido que se mude al departamento de Javier. Estar separados por unos días le daba más emoción a la noche de bodas y evitaría discusiones de último momento, ya que ella estaba demasiado irritable.

Martín, enamorado como estaba de Carla, hacía lo que ella quería, después de todo, en unos días sería su esposo y la tendría solo para él y para siempre. Le había preparado una sorpresa para el día de su boda y nadie sabía de su secreto, lo había guardado celosamente, quería demostrarle a su novia que todavía podía sorprenderla a pesar de que ella piense lo contrario, como en broma se lo decía solo para enojarlo y así lograr mantenerlo activo en el tema de las sorpresas que a ella le gustaban tanto.

Laura estaba muy atareada en su trabajo, Hernán estaba a punto de retirarse, quería dedicarse a viajar con su esposa. Estaba cansado de los horarios de trabajo y las agendas y delegaba todo en ella, tenía buenos compañeros, además de una responsable secretaria que la ayudaba, pero a veces las horas del día no le alcanzaban.

Sus miedos y angustias  estaban contenidos, volvía a sentirse feliz por lo que le tocaba vivir y estaba aceptando el pasado como tal. Seguía con su terapia, le hacía bien y gracias a ella pudo volver asentirse capaz de formar una pareja, sería una vez más con Javier, ningún otro hombre volvería a ocupar ese lugar en su vida. Pero por el momento seguían siendo algo más que amigos a juzgar por los besos robados y alguna caricia indebida.

Él seguía incondicional a su lado, las visitas se hacían cada vez más seguidas, compartían salidas y cenas a solas, hablando de sus proyectos y solucionando el pasado. Pero Laura no daba el brazo a torcer, aunque Javier sabía cuál era su punto débil y era el mismo que el suyo, lograría doblegarla y ese día no estaba lejos. Se estaba haciendo rogar, él lo sabía y le gustaba.

La fiesta de casamiento estaba organizada en un hotel de Pilar, lejos de las casas de Laura, Federico y Javier por lo que habían decidido reservar varias habitaciones para quedarse a pasar la noche y desayunar juntos antes que Carla y Martin se vayan al aeropuerto a tomar el avión rumbo a su luna de miel. Ellos se hospedarían en una suite nupcial preparada especialmente para la noche de bodas, regalo de Javier.

El día finalmente llegó, Carla estaba muy elegante en su blanco vestido de novia, sencillo come era ella, poco maquillaje y un hermoso peinado recogido.

Cuando Martín la vio, antes de entrar al salón, no tuvo palabras para decirle lo hermosa que estaba. Sólo atinó a besarla dulcemente y sonreírle como tonto. No había boda religiosa y el juez estaba presente en el salón para casarlos y así después festejar hasta el otro día.

El fiesta comenzó después del casamiento propiamente dicho, los invitados llegaron en grupos y en parejas. La música había sido elegida especialmente por Martín, con ayuda de Javier y Federico que le pidieron algunos temas amenazando que de otra forma boicotearían la fiesta.

Laura estaba conversando con sus amigas del colegio cuando lo vio a  Javier entre un grupo de conocidos a pocos metros de ella. Estaba muy elegante en ese traje negro con finas rayas blancas, siempre bien peinado y aunque no llegaba a sentir  su perfume, lo adivinaba, lo tenía grabado en su memoria y sabía que olía de maravillas. Mientras él conversaba animadamente ella no le quitaba los ojos de encima y las chicas lo notaron. Sabían que estaban separados y aunque no sabían por menores,  intuían un acercamiento entre los dos.

Volver a Intentar (Completa y en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora